
Aún
no hemos tomado conciencia nacional de la verdadera situación a que
hemos llegado con el deterioro integral de la economía, dirigida
torpemente y sin control, creyendo que habíamos conseguido el " estado
del bienestar perpetuo". Craso error; el estado del bienestar pleno ni
existe y mucho menos se consolida a perpetuidad. Eso sí, se ha utilizado
de forma generalizada y populista, practicando políticas económicas
interesadas durante más de un quinquenio, a cargo de economistas de
competencia muy discutible y fácilmente manejables. Permitieron una
política desafortunada y perjudicial basada en una economía de
conveniencia, olvidando el único buen camino a seguir: una economía
inteligente para una política y una gestión seria y eficaz. Su liderazgo
no merecedor de este nombre, nos ha conducido a una crisis
insostenible, a un desprestigio exterior, y a una pérdida de confianza
de los mercados financieros.
Una grave coyuntura, como la actual, exige: un análisis exhaustivo de la
misma, un diagnóstico real completo, planificar y programar un plan
nacional de reformas, y proceder a la toma de decisiones urgentes, que
nos vuelvan al equilibrio económico, a la creación de riqueza y a la
reducción inaplazable del paro.
PRACTICAR UN ANÁLISIS.- Hagámoslo de manera escueta por haber sido objeto de estudio a todos los niveles:
-Basar
una economía en la construcción, permitiendo un desarrollo diez veces
superior a la demanda y estimulando y permitiendo especulación
generalizada.
-Olvidar
el cumplimiento estricto de los presupuestos del Estado, Comunidades,
Ayuntamientos y Entes públicos, permitiendo el despilfarro y las obras
faraónicas no rentables y de imposible amortización ( cuestión que sigue
practicándose aunque en menor cuantía).
- Incremento desorbitado de los gastos corrientes.
- Deterioro de los activos bancarios, con un endeudamiento progresivo agravado por el crecimiento de la morosidad.
- Relajamiento de la productividad industrial y abandono de la agricultura y derivados.
- Y, falta de estímulo y ayuda a nuestra riqueza tradicional, muy diversa y rentable.
DIAGNÓSTICO.- Caída del PIB y la demanda. -Déficit de la
balanza comercial. - Ausencia casi total de efectivo para la economía
real y familias. -Importantísima desaparición de empresas. -Crecimiento
del desempleo.-Endeudamiento desproporcionado público y privado.
-Crecimiento de la carga fiscal. -Disminución de la recaudación
impositiva. -Incumplimiento de nuestras obligaciones comunitarias.
-Falta de transparencia y equilibrio presupuestario. -Pasividad e
ineficiencia de los supervisores oficiales, a pesar de la alta e
indiscutible calidad de sus cuerpos de inspección del Banco de España,
Tribunal de Cuentas del Estado, CNMV, interventores del Estado,
Inspectores de hacienda, aduanas, consumo, etc.). Su independencia ha
sido deteriorada y manejada por intereses políticos personales.
Conclusión: crisis sistémica, financiera, recesión y paro.
PLANIFICAR UN PLAN NACIONAL DE REFORMAS URGENTES
Analizada y diagnosticada la crisis, pasemos a la búsqueda de soluciones
y adopción de medidas estructurales de apoyo y lanzamiento de la
economía y la promoción de empresas, única solución para el crecimiento.
Hemos sido lentos e inconscientes dejando pasar cinco años ignorando una
crisis que pedía a gritos controles, sanciones, reformas y estímulos.
Hemos aplicado teorías keynesianas no compatibles con los parámetros
coyunturales actuales:
-Promociones de obras públicas cortoplacistas, que solo han servido para incrementar el endeudamiento
-Subidas de impuestos que han precipitado, aún más, la desaparición de empresas.
- Ha faltado decisión y autoridad para reducir el gasto público y
rechazar inversiones irracionales mastodónticas, y todo ello, acompañado
de una indisciplina presupuestaria a todos los niveles carente de
transparencia. Visto todo lo anterior, propongamos un plan nacional de
reformas urgentes:
a). Sanear los puestos de gestión que han demostrado incompetencia. -
Cese de los innecesarios y de las comisiones asesoras no oficiales.-
Supresión de subvenciones y financiaciones con cargo al erario público,
inmorales en determinados casos, que dañan la economía e incrementan el
endeudamiento. Es imprescindible medir la eficacia de los movimientos
antes de provocarlos.
b). Restablecer y independizar los sistemas de control y supervisión.
Hay que reivindicarlos y dotarlos del poder de regulación que siempre
tuvieron, que infunden tranquilidad y seguridad a todos los españoles.
Hay que cumplir la Ley 28/1988 sobre disciplina e intervención de las
entidades de crédito, y aplicar la Ley 13/1994 que faculta a incoar
expedientes sancionadores y medidas de intervención urgentes.
c ). Sanear las cuentas públicas y equilibrar los presupuestos,
impulsando y respetando el "presupuesto base 0". Necesitamos más
ingenio, mas profesionalidad, más esfuerzo y una renovación impulsora y
promocional.
d). Establecer planes realistas de amortización de los excesos de deuda
pública compatibles con las posibilidades presupuestarias.
e). Previo al presupuesto general del Estado y con la misma base, se
regulará y exigirá a las Comunidades Autónomas un presupuesto
equilibrado en el cual se detallen los planes regionales de impulso al
crecimiento, sin rebasar lo ingresos. Aún siendo las CCAA instituciones
deseables y reguladas en la Constitución, si alguna carece de la
posibilidad de impulsar y nivelar su economía, por su propio bien y por
el de todo el país, debe procederse a su rescate, anulación de
facultades y retorno de transferencias. Es el propio Estado quien debe
responsabilizarse de su administración integral. Si una empresa no es
capaz de sobrevivir, debe disolverse o integrarse en otra de gran
tamaño, ¿Por qué una Comunidad incapaz de ser autosuficiente y con
resultados negativos debe tener privilegios a costa del resto? Nuestra
economía solo saldrá de la crisis, si todas las CCAA reactivan sus
propias fuentes de riqueza, mantienen el gasto productivo y eliminan el
superfluo.
f).
Es urgente y de imperiosa necesidad SANEAR, REGULAR Y CONTROLAR el
sistema financiero, canalizando el efectivo en el mercado nacional,
olvidándose de las inversiones en deuda soberana y en el exterior. El
Estado debe adoptar medidas drásticas que hagan posible el cumplimiento
en España de la obligación de ejercer la banca comercial y no la de
inversiones.
No
debemos olvidar que dentro del saneamiento de la banca, es necesario
sacar los activos inmobiliarios altamente depreciados procedentes de la
hipotecas basura, incorporados por su carácter incobrable, producto de
una gestión nefasta y sin un previo análisis de riesgos, dando curso a
operaciones equivocadas, sin garantía suficiente y con exposición de los
depósitos de los clientes. La salida de estos activos debe ser
sustituida por el equivalente en efectivo a devolver a largo plazo, o a
compensar en su día con el producto obtenido de la venta, también a
largo plazo, de los inmuebles cedidos. El efectivo recibido, garantizado
por la propia entidad, más el valor futuro de las cesiones, será obligatoriamente destinado a financiar la economía real.
La
situación crítica en que nos encontramos, solo encontrará salida si se
rescata el sistema bancario, pilar básico de todo desarrollo económico y
si se lleva a cabo con extrema rapidez. A partir de ahí el tejido
empresarial se responsabilizará del crecimiento de nuestra economía.
Por
último, el recate del sistema financiero ha de venir del exterior, vía
Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo. Los recientes
contactos de Mariano Rajoy con Ángela Merkel, de Luis de Guindos con el
ministro alemán Wolfgang Schauble y de Sáez de Santamaría con Timothy
Geithner, secretario del Tesoro de EEUU., pueden ser la vía adecuada
para la solución de nuestro sistema financiero. Christine Lagarde, que
también se entrevistó en Washington con Sáez de Santamaría, ha abierto
la puerta a la consideración de esta posibilidad. Siendo España un
porcentaje muy significativo en el PIB de la Europa Comunitaria, podría
poner en peligro al Euro y a la propia Unión. Bruselas y en especial
Alemania no lo permitirán, terminadas las medidas de ajuste exigidas.
(*) Economista y empresario