domingo, 29 de septiembre de 2013

La banca española confiscará depósitos para evitar su colapso / Marco Antonio Moreno

Cuando el ministro de Finanzas holandés Jeroen Dijsselbloem dijo a la prensa hace seis meses, que el régimen de confiscación de depósitos de Chipre sería el modelo para los futuros rescates de los bancos europeos, la declaración causó tanto furor que tuvo que retractarse. Sin embargo, Dijsselbloem decía la verdad: la confiscación de depósitos de los ahorrantes se está convirtiendo en la política oficial de la Unión Europea, dado que la banca quiere tu dinero (I want your Money, como dice el Tío Sam). Italia y Polonia han seguido el ejemplo chipriota y el plan continuará en otros países. Los ministros de Finanzas de la UE acordaron este plan para desplazar la responsabilidad de las pérdidas bancarias a los propios inversionistas, acreedores y depositantes de los bancos. Está claro que los fondos públicos ya no son suficientes para rescatar a una banca que está en la quiebra y se requiere la confiscación de parte importante de los ahorros privados.
 
Si el modelo de Chipre se sigue al pie de la letra, los depósitos inferiores a 100 mil euros estarán asegurados por los gobiernos, mientras los montos superiores a esa suma verán recortes que pueden llegar al 40 o 50 por ciento. Esta nueva práctica de rescates a la banca ha comenzado a tener seguidores y se está extendiendo más allá de Europa. Los bancos de Nueva Zelanda y Canadá también quieren el dinero de los ahorrantes. Pronto esta práctica se extenderá a Estados Unidos y los grandes depósitos sufrirán severos castigos. ¿Quien se atreverá a tener dinero en los bancos en el futuro?

La banca sigue en un proceso de fuerte desapalancamiento y por eso necesita dinero real mucho más allá del que ofrecen los bancos centrales. Una de las razones del estancamiento que sufre la economía y de la falta de crédito que asfixia al sector productivo, es que todo el dinero que la banca recibe con los planes de flexibilización cuantitativa (a tasas de 0,25% o 1%) es colocado en bonos soberanos de los gobiernos donde la tasa es del 4% – 5 por ciento, lo que permite recibir ganancias de 6 a 20 veces sólo por mover el dinero del banco central al Tesoro público. Si bien la disminución en la prima de riesgo ha sido significativa, mucho más lo ha sido la ganancia de la banca que con este método logra limpiar sus balance de activos tóxicos.

El laboratorio de las confiscaciones
En un esfuerzo por salvar la economía chipriota de la quiebra, el gobierno aprobó una ley que confiscó 4.300 millones de euros en depósitos pertenecientes a unos 14.000 depositantes del Laiki Bank, dejando a cada depositante, con no más de 100.000 euros, el límite de depósito asegurado bajo las regulaciones de la UE. Tras el cierre del Laiki los activos disminuidos de los depositantes fueron transferidos al Banco de Chipre. Como señalamos en marzo en un esfuerzo por recapitalizar al principal banco de la isla, las autoridades chipriotas impusieron una pérdida de 47,5 por ciento de los depósitos que excedían el límite de 100,000 euros. Con esta medida, los depositantes perdieron un total estimado de 10.600 millones de euros.

El ejemplo de Chipre, tomado como laboratorio de este modelo de confiscación de fondos privados, resultará cada vez más práctico a la banca como mecanismo de obtención de recursos. Este hecho pone en peligro todas las cuentas bancarias privadas y los ahorros de los fondos de pensiones que la banca emplea para especular en los mercados. Polonia logró reducir su deuda pública por la vía de la confiscación de los fondos de pensiones. Los ministros de Finanzas de la UE no solo están patrocinando estas nuevas medidas de la banca, sino que además están aprobando un plan para obligar a los tenedores de bonos y accionistas a financiar las futuras quiebras bancarias con fondos privados, antes de seguir haciéndolo con los fondos públicos que corresponden a los contribuyentes.

Este hecho, que ya se está produciendo en Italia, Polonia, Nueva Zelanda y Canadá, pronto tendrá su estreno en Estados Unidos y será el mecanismo que evitará la quiebra masiva del sistema bancario, esta vez con los depósitos y fondos de pensiones de la gente. Dado que muchos de estos depósitos se encuentra en una alambicada madeja de derivados financieros, a los depositantes no les será tan fácil retirar su dinero para guardarlo bajo el colchón. Y de nada servirán las demandas contra la banca por estas confiscaciones, dado que cuentan con el apoyo pleno de los gobiernos. Una muestra más de la simbiosis hegemónica que envuelve al poder político con el poder económico.

Fuerte represión policial de la primera protesta organizada en España contra la monarquía

MADRID.- El #JaqueAlRey ha sido una de las movilizaciones menos exitosas desde que arrancó el 15-M. En Madrid, apenas un millar de personas se intentaban manifestar en la plaza de Oriente, ante el Palacio Real, para pedir la abolición de la monarquía media hora después de que se iniciara la concentración a las siete de la tarde de ayer. 

Una plaza de Oriente totalmente sellada por la policía hacía sentir un poco de ridículo nacional, porque seguramente había como un agente para cada dos manifestantes. Eran 1.400 agentes. Y no es la primera vez que se produce cierto desequilibrio entre el número de policías y de manifestantes desde que la calle se empezó a movilizar consuetudinariamente en la primavera de 2011, según 'Cuarto Poder'.
La Policía cifró en menos de 1.500 los manifestantes, y la Coordinadora 25-S, convocante de la marcha, asegura que eran 8.000.
En la víspera del #JaqueAlRey, el propio Gobierno español calentaba el ambiente comunicando a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que suspendía la “misión de observación” de este organismo avalado por Naciones Unidas.
Después, pocos minutos antes del inicio de la manifestación, la Delegación del Gobierno ordenaba a Metro de Madrid interrumpir el servicio de la estación de Ópera.
Según declararon varios manifestantes, la policía retuvo a varios grupos organizados antes de que pudieran acceder a las cercanías del Palacio Real. Hubo numerosas identificaciones, aunque quizá con menor intensidad que durante otras manifestaciones precedentes.
La lluvia fue la protagonista de la tarde en Madrid y en la mayoría de las concentraciones españolas. En la víspera, la tardía adhesión de Izquierda Unida podría haber hecho presagiar la creación de un frente un poco más contundente. En su manifiesto de adhesión, emitido en la misma víspera del #JaqueAlRey, IU asegura “entender que ha llegado el momento de que todos los ciudadanos y ciudadanas del Estado se puedan pronunciar sobre la anacrónica institución monárquica y en su caso sobre un modelo de estado republicano, plenamente democrático”.
A media tarde, varios medidos anunciaban que Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid y bestia negra del 15-M desde su nombramiento, se había presentado en la Delegación para controlar el operativo. Todavía está de baja a causa del accidente de moto que sufrió el pasado 20 de agosto. Fue dada de alta del hospital hace apenas cinco días.

El PSD se hunde en las elecciones municipales portuguesas, con fuerte abstención

LISBOA.- El primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, ha asumido que el Partido Social Demócrata (PSD) ha sufrido "una de las peores" derrotas electorales de los últimos 20 años en los comicios municipales celebrados este domingo y lo ha atribuido a una "gobernanza más exigente". 

"El PSD había apostado a la victoria en estas elecciones municipales, pero no ha sido posible. Por el contrario, hemos registrado uno de nuestros peores resultados, al nivel de los de finales de los '80 y principios de los '90, obtenidos también en épocas de gobernanza más exigente", ha dicho en una comparecencia pública.
Passos Coelho ha considerado que "el hecho de que los candidatos del PSD no hayan cedido al populismo y hayan tenido los pies en el suelo ha tenido consecuencias negativas". 
"Es el precio que hay que pagar por cómo estamos haciendo política", ha estimado.
En consecuencia, el jefe de Gobierno ha reconocido que "el Partido Socialista (PS) ha conseguido una victoria significativa". "Y quiero felicitarle", ha indicado, en declaraciones recogidas por la televisión pública RTP.
En este contexto, el 'premier' ha adelantado que "seguirá esforzándose para superar la crisis económica y recuperar la confianza y el crecimiento".
 "Eso exigirá decidir sobre temas importantes", ha adelantado.
Según los resultados oficiales, a falta de un centenar de circunscripciones electorales por escrutar, la coalición gobernante a nivel nacional, PSD y Partido Popular Democrático (PPD), ha conseguido el 16,75% de los votos (799.390), es decir, 81 alcaldías.
El secretario general del Partido Socialista (PS), António José Seguro, ha sostenido que "la innegable lectura a nivel nacional de las elecciones municipales de hoy" es que los portugueses han rechazado las políticas de ajuste económico del Gobierno. "En estas elecciones municipales hay un claro vencedor, el PS, y un claro derrotado, los partidos del Gobierno", ha dicho, en el discurso que ha ofrecido desde la sede del PS, nada más conocer los primeros resultados oficiales.
Seguro ha estimado que estas elecciones municipales "han reflejado la existencia de una enorme voluntad de cambio y de esperanza en la alternativa que lidera el PS".
 "Hay una nueva relación de confianza entre los portugueses y el PS", ha sentenciado. Los socialistas portugueses han ganado las elecciones municipales al adjudicarse el 36,26% de los votos (1.730.857), lo que se traduce en 134 alcaldías.
En tercer lugar se sitúa la alianza formada por el Partido Comunista Portugués (PCP) y el Partido Ecologista (PEV), con el 11,11% de los sufragios (530.310), lo que les permitirá gobernar en un total de 30 municipios. Por detrás, se encuentran el Grupo Cidadaos, con el 6,63% (316.562) y 11 alcaldías; y la fórmula del Centro Democrático Social y el Partido Popular (CDS-PP), con el 3,07% (146.694) y cinco municipios.
La gran protagonista de la jornada electoral, sin embargo, ha sido la abstención, que ha rozado el 47%, mientras que los votos nulos y blancos representan el 2,93 y 3,86% del total, respectivamente.
El varapalo electoral del Gobierno de Passos Coelho se ha manifestado con mayor contundencia en las principales ciudades portuguesas: Lisboa, Oporto y Sintra, que han ido a parar a manos opositoras.
En Lisboa, el candidato del PS, António Costa, ha conseguido su tercer mandado con un 51,3% de los votos, frente al 22,5% del aspirante del PSD-PPD, Fernando Seara, que ya ha reconocido su derrota electoral. "Son los mejores resultados electorales alcanzados por un partido político en unas elecciones municipales en Lisboa", ha destacado Costa. "Por primera vez, hemos conquistado la mayoría absoluta en la Cámara y en la Asamblea", ha argumentado.
Por su parte, Seara ha desvinculado los malos resultados del PSD-PPD en Lisboa del Gobierno de Passos Coelho. "La responsabilidad es exclusivamente mía. Cuando se pierde, se pierde en solitario. Cuando se gana, ganamos todos", ha aclarado.
La victoria de Costa en Lisboa, aunque muy positiva para el PS, podría aumentar la división en el partido político, ya que muchos ven en el alcalde capitalino a un líder natural de la izquierda que podría garantizar su vuelta al Gobierno, relevando a Seguro.
En Oporto, el candidato independiente Rui Moreira ha dado la sorpresa al arrebatar la Alcaldía de la segunda ciudad portuguesa al líder oficialista, Luis Filipe Menenzes, con un 39,3% frente a un 21,1%. "Oporto ha demostrado que es posible otra forma de hacer política, que los partidos tienen que ser diferentes. Si los partidos no han entendido lo que ha pasado hoy aquí, es que no han entendido nada", ha señalado en su discurso de esta noche.
Menenzes, al igual que su colega de Lisboa, ha querido alejar los malos resultados electorales del Ejecutivo nacional. "Esta derrota es solo mía. No es la derrota de un partido político, de un primer ministro, de un Gobierno, ni de sus socios. Es exclusivamente mía", ha subrayado. De la misma forma, en Sintra, hasta ahora gobernada por el PSD-PPD, la Alcaldía ha sido para el PS, con el 26,8% de los votos, aunque con una victoria muy reñida, ya que el candidato independiente ha conseguido el 25,4% de los votos.

El estado de malestar / Josep Fontana *

Los defensores de las políticas de austeridad están de enhorabuena. El País apareció hace pocos días con un titular inquietante: Holanda considera inviable el bienestar. Una aparente llamada a una vida de sufrimiento, que se aclaraba al concretar que lo que su nuevo rey les había dicho a los holandeses era que el Gobierno no podía seguir soportando el coste de los servicios sociales que se integran en lo que se ha dado en llamar Estado del bienestar y que debían prepararse para un porvenir de recortes y privaciones.

Lo podrían haber completado con un estudio del Congressional Budget Office norteamericano que advierte a su Gobierno de que la inutilidad de los recortes del gasto que se están realizando hoy, porque el problema real lo van a tener a partir del 2016, cuando los baby boomers nacidos en la etapa de rápido crecimiento demográfico que se produjo entre 1945 y 1960 requieran los servicios de atención médica y seguridad social que sufraga el presupuesto. Sus cálculos conducen a anticipar que el déficit llegará a ser de un 3,5% del PIB en el 2023 y de un insostenible 6,5% en el 2038.

La previsión de que  los servicios sociales vayan a seguir siendo desmantelados no parece un buen augurio para nuestras sociedades, que se han empobrecido en los últimos años a medida que se reducía la masa salarial que reciben los trabajadores. Lo cual vale para  EEUU, donde los salarios se han mantenido estancados o en descenso entre el 2000 y el 2012 a pesar de que la productividad ha aumentado casi en un 25%; vale para Gran Bretaña, donde un estudio de los sindicatos sostiene que «desde hace 30 años la parte del ingreso nacional pagada como salarios ha disminuido en favor de los beneficios».

Y vale igualmente para España, donde la combinación del paro y del constante descenso de los salarios está engendrando unos niveles de pobreza que no es necesario consultar en las estadísticas, porque resultan cada vez más visibles en la calle.

Lo que hay que hacer para frenar este empobrecimiento, que es la consecuencia de una desigualdad creciente, lo ha explicado Paul Krugman con toda claridad: la única forma de conservar «una sociedad en la que los ciudadanos comunes tengan una esperanza razonable de mantener una vida decente, trabajando duro y ateniéndose a las reglas» es construir una vigorosa red de seguridad social que se ocupe de la sanidad y que garantice un ingreso vital mínimo. 

Y esto, en un contexto en el que la mayor parte de los ingresos van a parar al capital, solo puede hacerse si los costes de esta red social se pagan con los impuestos sobre rentas y beneficios. Esta es una parte fundamental del análisis de la situación que nos ocultan los partidarios de la austeridad: si el coste de los servicios sociales resulta insostenible es porque faltan los ingresos que se deberían pagar y que son los que proceden de la fiscalidad sobre las rentas financieras y los beneficios empresariales.

Para resolverlo no basta con eliminar formas de delincuencia económica como la evasión a paraísos fiscales o el blanqueo de capitales, con ser estos muy importantes. El trabajo de investigación de The International Consortium of Investigative Journalists, que les invito a consultar en su web (icij.org), no solo nos descubre el gigantesco volumen del tráfico de capitales, sino que nos ofrece nombres de financieros y políticos que se benefician de él.

Pero hay una forma mayor y más grave de evasión, totalmente legal, que es aquella de la que se benefician las empresas que consiguen disminuir sus cargas fiscales utilizando su influencia política. Un estudio de David Cay Johnston en The National Memo nos muestra que en un año de buenos negocios como fue el 2010, las grandes empresas norteamericanas -un grupo que concentra el 81% de todos los activos de negocios- no pagaron como impuestos sobre sus beneficios el 35% que fija la ley sino tan solo un 16,7%, pese a haber aumentado sus ganancias un 45,2%.

Esta es una de las bases en las que se asientan nuestros problemas. Emmanuel Saez, el profesor de la Universidad de California que ha mostrado hasta qué extremo ha llegado hoy el aumento de la desigualdad, no ha dudado en concluir que esta es «un producto de la política del Gobierno».

Lo cual debería llevarnos a la conclusión de que el remedio está en nuestras manos: que somos los ciudadanos quienes debemos elegir entre una sociedad del bienestar basada en una distribución más justa de los beneficios, o seguir sufriendo la continuidad de las políticas de austeridad vigentes, resignándonos a este estado de malestar en el que vivimos, que va en camino de convertirse en un auténtico infierno.

(*) Historiador