sábado, 15 de julio de 2023

Transición ecológica injusta / Miguel Ángel Cámara *

Durante los últimos años un buen número de países están adoptando profundos cambios normativos con objeto de acelerar la transformación hacia un futuro con cero emisiones netas. 

La transición ecológica, como indica la Organización Internacional del Trabajo, tiene como objetivo ecologizar la economía de la manera más justa e inclusiva posible para todos los interesados, creando oportunidades de trabajo decente y sin dejar a nadie atrás.

La mayoría de los gobiernos han incorporado los principios de la transición ecológica justa en sus estrategias a corto y largo plazo, que justifican por la emergencia climática. Sin embargo, los cambios acelerados, sin consistencia científico-técnica y sin transparencia, están provocando un creciente malestar en la población y ocasionando un alto coste para los trabajadores.

Los agricultores y ganaderos llevan tiempo señalando la excesiva rapidez del desarrollo de los postulados de la Agenda 2030, a pesar de que informes del Centro Común de Investigación (JRC), órgano asesor de la Comisión Europea, ponen de manifiesto el enorme daño que causan al campo las políticas que se pretenden implantar tan aceleradamente.

En las últimas semanas, asociaciones agrarias denuncian que se han ocultado opiniones muy cualificadas que alertaban sobre las catastróficas consecuencias de la aplicación radical de varios de los objetivos de la Agenda 2030. Se advierte de que las normas agrarias de la UE, que materializan una aplicación extrema de la Agenda 2030, provocan que los agricultores estén abandonando sus explotaciones, ya que cada vez encuentran más dificultades para el desarrollo de su actividad

Las autoridades comunitarias imponen muchas restricciones a la actividad agraria a través de las estrategias de la Granja a la Mesa y por la Biodiversidad 2030 que podría llevar a la agricultura europea a la ruina, mientras son excesivamente permisivas cuando se trata de terceros países que además son competidores directos de los productores europeos.

El Gobierno español es el que con mayor ímpetu acomete estas estrategias a través de una amplia legislación, como las normas para la reducción de fitosanitarios y fertilizantes que provocan una caída de la producción. 

La estrategia de restauración de ríos por la que se destruyen pequeñas presas y azudes, en lugar de construir embalses para asegurar la disponibilidad de agua sin restricciones; o el plan de acción de aguas subterráneas, que persigue disminuir el regadío con el pretexto de que para en 2027 las aguas subterráneas no estén tensionadas.

La obsesión por situar el sector agropecuario en el centro de todos los males climáticos ha llevado a implantar un sistema de información de explotaciones agrícolas y ganaderas para controlar exhaustivamente todas las actividades agrícolas, a costa del agricultor, que no se exige en ninguna otra profesión. 

Incluso, se condicionan los pagos de la PAC a que la administración califique las prácticas agrarias como sostenibles, en lugar de compensar a los agricultores para que puedan tener un rendimiento justo por su trabajo.

Las continuas iniciativas para restringir la actividad agrícola y ganadera están consiguiendo una cada vez mayor dependencia de terceros países y un empobrecimiento generalizado del campo, lo que ocasiona la despoblación de buena parte de España. 

El abandono del campo, la mala gestión del agua y la sustitución del regadío por parques eólicos o solares provocan el avance de la desertificación y un fuerte deterioro de la biodiversidad.

La transición injusta es consecuencia de la excesiva rapidez para conseguir la transformación ecológica, sin tener en cuenta los perjuicios que genera a los agricultores y ganaderos que producen nuestros alimentos. Sin planteamientos extremistas, con ciencia y talento es posible ganar el futuro contando con todos y justamente.

 

 (*) Catedrático de Química Orgánica en la Universidad de Murcia

miércoles, 5 de julio de 2023

El CIS abre la puerta a una mayoría absoluta de PSOE y Sumar el 23JL

 


MADRID.- La macroencuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) para las elecciones generales del 23 de julio esboza un escenario de empate técnico, con el PP dos décimas por delante del PSOE, aunque la suma de la izquierda ganaría en escaños, rondando la mayoría absoluta de socialistas y Sumar.

En concreto, el CIS da al PP una estimación de voto del 31,4%, por lo que podría obtener entre 122 y 140 escaños. Sería la primera vez que el instituto público que dirige José Félix Tezanos da la primera plaza a los populares, frente al 31,2% que lograría el PSOE, que se traduciría en entre 115 y 135 diputados.

 La tercera plaza es para Sumar con un 16,4% (43-50 escaños), que supera el resultado de Unidas Podemos de 2019, mientras que Vox cae a la cuarta plaza con un 10,6% (21-29 asientos en el Congreso).

En todo caso, la suma del PP y de Vox quedaría lejos de la mayoría absoluta en el Congreso, que se sitúa en 176 escaños, mientras que el PSOE con Sumar tendría a tiro el gobierno pues ambas fuerzas, en la horquilla más alta, lograrían mayoría absoluta o tendrían fácil lograrlo con algún otro partido minoritario

Eso sí, las horquillas de esta encuesta del CIS son tan amplias que llegan a ofrecer un margen de casi veinte escaños, de modo que el escenario de pactos a la izquierda estaría muy abierto. 

El estudio ha sido realizado con más de 29.200 entrevistas telefónicas a lo largo de 20 días el pasado mes de junio, tras la victoria del PP en las elecciones municipales del 28-M y cuando se estaban negociando ayuntamientos y parlamentos autonómicos.

Con sus datos, el CIS confirma un refuerzo del bipartidismo, al superar tanto PP como PSOE el umbral del 30% de intención de voto. Al margen de los cuatro partidos nacionales, la mayoría de fuerzas nacionalistas se verían resentidas: ERC bajaría de 13 escaños a entre 5 y 7, con una estimación del 1,6%; Junts obtendría entre 3 y 6 diputados (1,1%) frente a los 8 de 2019; y el PNV sacaría un 1% de estimación, bajando a entre 3 y 5 escaños frente a los 6 actuales.  

EH Bildu sería la única que podría mejorar sus resultados de las anteriores generales, al lograr entre 4 y 7 asientos en el Congreso, superando así a su principal competidor en el País Vasco, el PNV.

En alza también aparece el BNG, con un 1% y 2 o 3 escaños, mientras que Coalición Canaria, Teruel Existe y la CUP tienen en el aire entrar en el Congreso.

A un mes de la cita con las urnas, el PP ya cuenta con el voto decidido del 25,4% de los españoles, mientras que un 24,6% avanza su intención de apoyar a Pedro Sánchez. El tercer partido mencionado en voto directo es Sumar, con un 12,7% de las respuestas espontáneas, y Vox se queda en un 8,8%.

Ante esa pregunta directa, todavía hay un 14,1% de electores que no tiene decidido su voto y otro 2,8% que evita contestar. La abstención está en una franja mínima: sólo un 2,3% anticipa que no acudirá al colegio electoral.

Es más, la celebración de elecciones en vacaciones no parece haber hecho mella en los electores, según el CIS, pues en otra pregunta se ve un 82% que tiene decidido ir a votar en persona, mientras que un 6,6% asegura que ya pedido el voto por correo y otro 6,8% piensa solicitarlo.

En cuanto a la valoración de líderes, la de Sumar y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, repite en cabeza con una nota media de 4,70 puntos, pero es su peor dato en año y medio y ya le pisa los talones el presidente Pedro Sánchez, que sube hasta los 4,68 puntos. La tercera plaza es para Alberto Núñez Feijóo, con 4,30, y muy lejos queda el presidente de Vox, Santiago Abascal, con 2,96 puntos.

Sánchez vuelve a ser el político preferido para presidir el Gobierno, mencionado por el 28,5% de los encuestados, pero el líder del PP ha ido recortando la ventaja del socialista y en esta macroencuesta está a menos de dos puntos (26,7%), cuando en los tres últimos barómetros estaba cinco o seis puntos por debajo.

Por último, hay división de opiniones sobre la gestión del Gobierno de coalición: un 43,3% de los encuestados expresa una valoración positiva frente a un 48,9% que la descalifica como mala o muy mala. Eso sí, la labor de oposición del PP es vista peor: siete de cada diez la descalifican (71,1%) y sólo un 18,5% la juzga 'buena' o 'muy buena'.

 

resultado electoral que prevé el CIS para el 23-J en cada provincia