domingo, 26 de octubre de 2014

China admite que no puede erradicar la corrupción pero seguirá combatiéndola

PEKÍN.- Las autoridades chinas reconocieron hoy que no pueden erradicar completamente la corrupción, aunque insistieron en que seguirán combatiéndola y apartando a los funcionarios "podridos".

Con esas palabras, el responsable de Disciplina en el Comité Central del Partido Comunista, Wang Qishan, subrayó la voluntad del Gobierno y del partido de continuar luchando contra la corrupción durante la cuarta reunión de la Comisión de Disciplina (CCDI) de la formación que dirige China, según informó la agencia estatal Xinhua.
Aún así, Wang admitió que el Partido todavía no es capaz de erradicar completamente las fuentes de métodos de trabajo dañinas (uno de los eufemismos empleados para definir la corrupción), por lo que "puede ser difícil prevenir su resurgir".
Wang reconoció que el Partido Comunista de China (PCCh) afronta una situación complicada debido a la corrupción, pero insistió en que el organismo que dirige combatirá esa práctica como "se trata a los árboles enfermos" o se "arranca a los podridos".
La reunión también nombró hoy a un nuevo "número dos" de la CCDI, Liu Jinguo, actualmente viceministro de Seguridad Pública.
Sin embargo, en la reunión de la Comisión de Disciplina que comenzó hoy no se han anunciado medidas contra el exministro de Seguridad Pública Zhou Yongkang.
Zhou que fue una de las figuras más poderosas en el gobierno del anterior presidente, Hu Jintao, es investigado por presunta corrupción desde julio pasado.
Actualmente, está pendiente de que el partido decida sobre su posible expulsión, que en caso de producirse abriría las puertas al juicio al cargo de más alto nivel procesado por corrupción hasta ahora en la República Popular de China.
A sus 71 años, Zhou Jongkang se ha convertido en la figura de más entidad caída en desgracia por la campaña anticorrupción lanzada por el presidente chino, Xi Jinping, una iniciativa que dentro del eslogan de combatir contra "tigres y moscas" se ha llevado por delante a miles de cargos públicos o miembros del PCCh de alto, medio y bajo rango.

Luena dice que en la lucha contra la corrupción el PSOE "acuerda" pero no "perdona"

MADRID.- El secretario de Organización del PSOE, César Luena, ha advertido este domingo al PP, al que ha acusado de tratar "ocultar sus vergüenzas y su corrupción", con el pacto para la regeneración democrática, que "se acuerda, pero no se perdona".

Así lo ha manifestado en su intervención durante el acto de presentación de los candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid y las alcaldías de los ayuntamientos de la región de más de 20.000 habitantes.
Luena ha afirmado que los españoles "quieren un cambio de verdad, casi una refundación del país", y ha dicho que para eso "lo primero, limpieza democrática y calidad democrática".
 "Estoy avergonzado de algunos compañeros que hicieron cosas que no tenían que hacer, pero estoy orgulloso de un secretario general del PSM que en cuanto se enteró descolgó el teléfono y me dijo: no pueden estar en el PSM ni un minuto más", ha explicado.
Asimismo, tras señalar que "estos días, los de la quinta planta, la derecha, trata de ocultarse y ocultar sus vergüenzas y su corrupción en acuerdos que pueden regenerar la vida pública española, mejorar la lucha contra la corrupción", ha advertido de que "acuerdos con el PSOE, todos, y con más partidos, pero se acuerda no se perdona".
 "Nosotros con el partido de la corrupción ni un minuto y ni un metro nunca", ha concluido.

Cospedal explica la corrupción / Ramón Cotarelo *

La corrupción ocupa un lugar destacado en las preocupaciones de los españoles. Superdestacado en las portadas de los periódicos. Y superdestacadísimo en las tertulias audiovisuales. No es para menos, porque se trata de algo atosigante, generalizado desde Cataluña a Andalucía, y en las principales formaciones políticas, aunque no solo en ellas, PP, PSOE y CiU. Pero la parte del león y de la hiena y del buitre y demás depredadores se la lleva el partido del gobierno, cuyo presidente reconoce implícitamente que así es cuando afirma que no volverá a pasar, pero no hace ni amago de dimitir pues pretende que el asunto no va con él, que él no tiene la menor responsabilidad personal en la corrupción de un partido en el que lo ha sido todo. Un partido que, según Aznar en 2010, era incompatible con la corrupción, es hoy su emblema mismo.

Una corrupción que impregna la vida pública con noticias tan vergonzosas que los habituales hacedores de opinión a favor del gobierno, normalmente bien pagados, incluso con dineros procedentes de esa misma corrupción, no saben qué decir. Andan desconsolados en busca de orientación. Y no la encuentran en el habitual silencio y las pintorescs evasivas del presidente en las ruedas de prensa que se ve obligado a aceptar porque se dan in partibus. Es necesaria doctrina explicativa, habilidad de comunicación, una línea en la que insistir para contrarrestar tanto ludibrio pues, de no ser así, Rajoy acabará teniendo que entrar en los locales públicos no por la puerta de servicio, como hace ahora, sino por la alcantarilla.

El PP reunió ayer a sus alcaldes en Murcia para sentar la doctrina. Esta se bifurca en tres direcciones: a) hablar solo de la recuperación económica y soslayar la corrupción; b) insistir en la lucha sin cuartel que libra el PP contra esta lacra; c) asumir las responsabilidades a que haya lugar. La a) es una vía ciega porque no hay tal recuperación y mucho menos conciencia de tal. Ni quienes la predican creen en ella. Por eso gastan más en comprar material antidisturbios que en I + D. La c), sostenida, además, por el señor Floriano, no solo es ciega sino también sorda. Tiene algo de Gila: alguien, según parece gentes de la era de Aznar, si no Aznar mismo, debe asumir la responsabilidad por algo que ya no se puede ocultar. Lo prometedor, sobre todo para las revistas de humor, es la c), la cuenta de la lucha del PP en contra de la corrupción, plasmado en un pacto de regeneración democrática que, según Arenas, es una necesidad de la sociedad y no del PP. ¿Cómo nadie lo ha visto antes? El PP es corrupto pero solo en la medida en que es parte de la sociedad; es la sociedad la corrupta, caramba. Usted, yo, el vecino, el parado, el señor de los barquillos somos los corruptos. No el partido del que es destacado militante el señor Arenas, presunto receptor de sobresueldos en B.

Ese recurso comunicativo de negar la evidencia afirmando lo contrario tiene sus defensores. Pertenece a una visión autoritaria del mundo, con puntos totalitarios y un aroma de psicopatía. Quien mejor lo domina es la dueña manchega de férreo talante, Cospedal, capaz de hilar explicaciones en público que solo puede descifrar un patafísico avezado. Es Cospedal quien ha tomado sobre sus fornidos hombros la tarea de explicar a los alcaldes lo que ella ve con claridad meridiana, esto es, que el PP trabaja "sin descanso" en contra de la corrupción. Todo el mundo, la gente, los jueces, los medios hasta el presidente de su partido, reconoce que es al revés, que en el PP la corrupción no conoce descanso. El citado presidente añade contrito que no volverá a pasar, lo cual demuestra cómo le gust descansar. Pero eso no es nada: todo el mundo está equivocado; solo Cospedal ve la realidad. El PP lucha "sin descanso" en contra de la corrupción. Es una orden. Por eso no quiere prescindir de elementos tan necesarios en esa lucha como Fabra, Blesa o Rato metiéndolos en la cárcel.

Las explicaciones cospedalianas suelen llevar un estrambote y así añade la razón por la que el PP lucha "sin descanso" en contra de la corrupción: que está tan escandalizado con ella como muchos ciudadanos. Es una verdad cospedaliana o verdadmentira. Los ciudadanos estamos escandalizados, verdad. Los del PP son ciudadanos, luego están escandalizados; mentira. Exactamente ¿de qué se escndalizan si son ellos el origen del escándalo? La propia Cospedal debe de creer que cobrar sobresueldos, cosa que ya ninguno niega, no es corrupción. Y sí, lo es. Pero si añadimos que podría ser imputada por haber recibido 200.000 euros en negro de los que nunca más se supo, ese estar escandalizado del PP, se refiere ¿a quién?
 
Confundiendo su peripecia personal con la de su partido, Cospedal invoca para este el principio de presunción de inocencia. Pero se refiere a ella subconscientemente. En política, la presunción de inocencia se estrecha mucho. Un político acusado de comportamientos ilícitos con tanta contundencia como Cospedal debe irse a su casa. Claro que tampoco se va su jefe. Tan acusado como ella, ahí está, dispuesto a luchar denodadamente para que no se repita la corrupción de la que él es políticamente responsable.
Ayer, sábado, asistí a un interesante seminario en Toledo organizado por una asociación de la sociedad civil, compuesta por gentes del lugar y profesionales de la UNED, llamada La peña pobre. Con ese título ya está dicho todo en el terreno económico. Pero no en el intelectual y espiritual, que es el que cuenta. El tema que se trataba –y sigue tratándose hoy- desde muy distintas perspectivas era el de la muerte. Nada menos. La muerte en Toledo. Y en el marco del Castillo de San Servando, antigua fortificación árabe desde la que se disfrutan unas vistas incomparables de la ciudad del Tajo. La asociación, compuesta por gentes encantadoras y motivadas, capaces de aguantar a silla firme cavilaciones dispares sobre tan acongojante tema en unas horas en las que se jugaba el partido Madrid-Barça, está alentada e impulsada por Paz Rincón, colega mía de la UNED y Paco Carvajal, que sabe más de Toledo que Tirso de Molina y Marañón juntos. A ambos mi agradecimiento por permitirme participar en la reunión.
 
Mi exposición habría de haber sido brevísima puesto que consistió en intentar demostrar que la muerte, cuyo tratamiento es una constante en la historia de la filosofía occidental, fuertemente influida por la obsesión cristiana con el fenómeno, es un indecible, algo incomprensible y sobre lo cual, en relidad, no cabe decir nada que no sean vaguedades, topicazos o puras tonterías. En mi apoyo llamé a Epicuro, señalé cómo su indiferencia ante la muerte es la causa del odio cristiano al epicureísmo que, a pesar de todo, ha subsistido  como venero oculto en la historia del pensamiento, según demuestran casos como el de los libertinos (Gassendi, etc) y llega al día de hoy, bravamente defendido por Michel Onfray. No obstante, esa indiferencia no ha conseguido evitar que la muerte haya seguido siendo motivo central de la reflexión filosofica y por eso corona Heidegger su sistema  considerando que el hombre es un ser para la muerte, una forma profunda y obvia de decir que no hay nada que decir al respecto. Por eso, la fórmula enlaza con el famoso final del Tractatus de Wittgenstein: De lo que no se puede hablar, hay que callarse.
 
Y ahí hubiera terminado mi charla. Un viaje a Toledo para decir que sobre la muerte no hay nada que decir. Afortunadamente y a modo de explicación, se me ocurrió hacer una pequeña presentación en pwp, comentando los puntos más interesantes y a vuelapluma de la iconografía de la muerte en la pintura occidental. Desde la Edad Media al tiempo de hoy. La he convertido en un vídeo y es la que espero se despliegue si se pincha en la ilustración de este post, coronado con una reflexión artística sobre la impenetrabilidad de la muerte.
 
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED