martes, 4 de marzo de 2014

Jorge Volpi explora el engaño como esencia del capitalismo en su nueva novela

MÉXICO.- El escritor mexicano Jorge Volpi ha lanzado una nueva novela, "Memorial del engaño", donde explora cómo el capitalismo sin límites ni controles, que desató la crisis económico-financiera de 2008, se ha convertido en una poderosa ideología casi imbatible.

"Me pareció que el engaño quizás sea el emblema de esta época o, tal vez incluso, del capitalismo mismo", dijo Volpi, quien por primera vez se oculta tras un heterónimo que hace las veces de narrador y conduce la historia.
El personaje que ha creado es "J.Volpi", un bróker prófugo de la justicia estadounidense que robó 15.000 millones de dólares (10.891 millones de euros) y engañó incluso a su propia familia a través de fraudes.
Descubierto, el misterioso personaje desaparece de la faz de la tierra y hace llegar a un agente literario estadounidense un manuscrito con su historia.
La novela, que a diferencia de otras del mismo autor está basada en "la actualidad más inmediata", es "un catálogo de engaños" que indaga en los "de políticos, reguladores, ejecutivos de grandes empresas" y en los de las "instituciones financieras" que propiciaron una crisis profunda de la cual la economía mundial aún no se ha recuperado.
Por el relato desfilan "toda la serie de criminales financieros que hemos ido descubriendo a partir de la caída de Lehman Brothers y de la crisis del 2008", como Bernard Madoff, el propio personaje se dice un heredero del estafador Carlo Ponzi (1882-1949), pero también "todos los engaños que fraguaron la burbuja previa".
Volpi cuenta cómo los poderosos banqueros, agentes y hombres de negocios que controlan la economía mundial "en realidad conspiraron con esta ideología de que los mercados desregulados iban a llevar a todo el mundo a la riqueza, pero que en realidad les llevaba únicamente a ellos".
En la historia se cuelan personajes históricos como el economista Harry Dexter White (1892-1948), quien fue director del Departamento del Tesoro de EE.UU. y figura clave en la conferencia de Bretton Woods de la que salieron los compromisos para crear el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Explica "cómo los creadores del sistema financiero y monetario moderno", Dexter y su círculo cercano, "fueron acusados de ser espías soviéticos".
En ese ambiente, el narrador cuenta "con una enorme sinceridad, que se convierte también en un enorme cinismo, la historia de esta época" de cambios profundos.
El protagonista confiesa que lo único que quiso fue "ganar dinero a cualquier costa" frente a otros que engañan de otra manera al decir que quieren "el bienestar de la gente, que la riqueza se multiplique, que la democracia se afiance y, en realidad, quieren lo mismo que él".
Volpi, quien escribió la novela entre 2012 y 2013, siendo testigo directo en España de los estragos de la crisis en el primero de esos años y, al siguiente, viviendo en Princenton (EE.UU.), considera que si hay un culpable de la crisis de 2008 es precisamente la ideología neoliberal o ultraconservadora dominante.
Afirma que la misma está basada en al menos dos engaños, el primero de ellos es que Ronald Reagan y Margaret Thatcher derrotaron a los comunistas.
"Con esa legitimidad emplean toda la fuerza para que su ideología, que es tan poderosa probablemente como la que se acaba de desmantelar (socialismo real), la de los Estados mínimos, los mercados autorregulados, sea impuesta en todas partes", apunta.
El otro engaño es el que planteó Francis Fukuyama en "El fin de la historia" (1992), al presentar al capitalismo como si no tuviera ideología cuando tras él hay una "tan poderosa como muchas otras".
"Y a esa ideología es a la que le debemos, fundamentalmente, la crisis de 2008", agrega.
Autor de novelas como "La paz de los sepulcros" (1995) y "En busca de Klingsor" (1999), Volpi dirige actualmente el Festival Internacional Cervantino, en el que cada año confluyen una amplia gama de expresiones artísticas.

La oferta española de nacionalidad atrae a los judíos sefardíes

JERUSALÉN.- En menos de un mes, desde que España anunció que quería reparar el "error histórico" de la expulsión de los judíos en 1492 y facilitar la nacionalización de los sefardíes, la abogada israelí Maya Weiss-Tamir ya ha recibido más de un millar de peticiones.

"Esto interesa a los jóvenes, en primer lugar, por razones prácticas. Quieren trabajar en Europa. Quieren vivir allí, tener un trabajo", relata desde su oficina de Haifa, en el norte de Israel, esta abogada de 35 años especializada en la peticiones para obtener la nacionalización de países europeos. "A otros les empujan razones sentimentales", añade Maya Weiss-Tamir, añadiendo que "piensan que la ciudadanía española es la que perdieron y que pueden volver a recuperarla".
La mayor parte de las llamadas y correos que ha recibido proceden de Israel, pero también ha sido contactada por personas que viven en Estados Unidos o en Europa.
España ya aceptaba dar la nacionalidad a los judíos que prueben su origen sefardí, la comunidad descendiente de los judíos expulsados en 1492, cuando los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, decretaron la expulsión de todos aquellos que no se convirtieran al catolicismo, pero los candidatos debían a cambio abandonar su actual nacionalidad.
Este requisito desaparece con el proyecto de ley aprobado el 7 de febrero por el gobierno de Mariano Rajoy. Su adopción por el Parlamento, dominado por la derecha, es en principio una simple formalidad. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, explicó que España deseaba así reparar un "error histórico".
José Caro, un descendiente de Yosef Caro, un influyente erudito judío que huyó de España en 1492 con su familia cuando sólo tenía cuatro años, va a pedir la nacionalidad española, aunque no tenga ninguna intención de trasladarse a vivir en el país. "Nos interesa tener el pasaporte español para decir a nuestros hijos que, así como nuestro antepasados fueron expulsados de España por un error de los reyes de España, de los gobernantes de entonces, hoy yo tengo la posibilidad de volver", afirma José Caro, un asegurador, de 57 años, que vive en Raanana, en el centro de Israel.
A lo largo de los siglos, relata, nuestros antepasados han mantenido lazos con la cultura española, mientras su familia se desplazó de España a Portugal, después a Chipre, a Grecia y a Turquía, antes de instalarse en Chile y luego definitivamente en Israel. Su padre, por ejemplo, posee una colección de más de 150 grabaciones musicales en ladino, el dialecto judeo-español. "Sigue habiendo lazos entre España y los judíos sefardíes a pesar de que han pasado 500 años", subraya.
Según los historiadores, al menos 200.000 judíos vivían en España antes del decreto de los Reyes Católicos. Hoy habría unos 3,5 millones de sefardíes en el mundo.
La Federación de Comunidades Judías de España recibió más de 5.000 peticiones de información tras el anuncio de que se modificaría la legislación española.
"No creo que vaya a haber peticiones masivas de nacionalidad", subrayó, no obstante, el presidente de la comunidad judía de Madrid, David Hatchwell, quien considera que "es sólo una manera formidable de decir que lo que ocurrió en el pasado fue un grave error, y que los judíos españoles forman parte de nuestra identidad profunda".
El jefe de la Conferencia de Rabinos de Europa, Pinchas Goldschmidt, piensa que sólo un pequeño número de judíos sefardíes decidirán instalarse en Europa. "Si esta oferta se hubiera hecho en 1938, por ejemplo", la víspera de la Segunda Guerra Mundial, "creo que numerosos judíos de Europa habrían estado contentos de aceptar la oferta española", escribió en un editorial en el sitio israelí Ynet. Pero, "como se suele decir, los bancos te suelen dar dinero cuando menos lo necesitas", añade.
Josh Nathan-Kazis, un periodista, de 28 años, del diario Jewish Daily Forward, con sede en Nueva York, decidió no pedir la nacionalidad tras pasar diez días en España el pasado año para un reportaje. "Adoro España. Tengo unos recuerdos muy buenos", asegura, pero afirma: "Siento que mis raíces no significan que tendría que ser ciudadano de ese país".

Cataluña pone en marcha un impuesto para gravar pisos vacíos de la banca

BARCELONA.- El Govern catalán ha aprobado la memoria preliminar para el anteproyecto de ley que creará un impuesto en Cataluña contra los pisos vacíos durante más de dos años en propiedad de las entidades financieras.

"Se calcula que el impuesto afectará al menos unos 15.000 pisos en manos de las entidades financieras en unos 70 municipios", dijo el gobierno catalán en una nota de prensa.
El importe medio del tributo por piso oscilará entre 850 y 1.650 euros al año, en función del tamaño de la vivienda. Se espera recaudar unos 13 millones de euros al año con este tributo, que se destinarán a políticas de vivienda consensuadas con las autoridades locales.
"El objetivo del gravamen es dar nuevos estímulos a un parque de viviendas que ahora están injustificadamente desocupadas", dijo el consejero de Vivienda, Sant Vila.
Para fomentar el alquiler, el gobierno ofrecerá bonificaciones de entre el 10 y el 75 por ciento sobre el gravamen original para las entidades que ofrecen sus pisos en el mercado de alquiler.