martes, 15 de enero de 2013

Vale, esto se hunde, ¿y luego qué? / Isaac Rosa

Se acumulan las señales de fin de régimen: la monarquía enfangada y chantajeada, el sistema de partidos podrido por revelaciones diarias, la amnistía total a los defraudadores, el ex presidente de la patronal en la cárcel, las puertas giratorias enloquecidas, el desmantelamiento de lo público para que los amigos se enriquezcan, los bancos nacionalizados o rescatados por Europa, el modelo productivo agotado y sin recambio, el empobrecimiento de cada vez más ciudadanos, el saqueo a los trabajadores, la desintegración institucional y territorial…
Que esto se hunde parece cada día más claro y más irreversible. Y en gran medida se cae solo, no somos nosotros los que empujamos: se descompone por pudrición, como un tronco que bajo la corteza se va descomponiendo hasta que un día el árbol cae por sorpresa. De ahí que nuestras preocupaciones deberían empezar a ser dos: que no se nos caiga encima; y qué vendrá después.
En una semana como esta, en que la actualidad apesta y cada pocos minutos salta un nuevo escándalo, siento que la velocidad de descomposición es muy superior a nuestra capacidad de construcción de una alternativa. Alguna vez lo he dicho sobre la monarquía: cualquier día se muere el rey (por edad, por enfermedad), o abdica (por incapacidad, por sus propios escándalos) y a los republicanos nos pilla en bragas, sin una alternativa, sin respuesta preparada, y cuando nos queramos espabilar ya tenemos a Felipe VI consolidado.
Lo mismo con el sistema político-económico que hoy parece en caída libre: cualquier día se hunde del todo, y ¿qué haremos ese día? ¿Tenemos algo previsto, más allá de salir un rato a la calle o tuitear como locos? ¿Alguna alternativa política sólida, una propuesta capaz de sumar fuerzas para ser mayoritaria y construir algo mejor?
Si no preparamos algo para esa eventualidad, los escenarios post-derrumbe pueden ser dos: o una reconstrucción desde dentro del propio sistema (otra “transición”), donde todo cambie para que todo siga igual; o su sustitución por algo incluso peor. En cuanto a lo primero, el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, al que el gobierno ha encargado un plan de “regeneración democrática”, lo tiene claro: regenerar supone sanear, “pero no hay que echarlo todo abajo”. En cuanto a lo segundo, que cada uno imagine qué puede venir que sea peor.
Estos días pienso a menudo en Italia, en aquella Tangentopoli que a principios de los noventa implicó a ministros, diputados, partidos y empresarios, y que se llevó por delante al Partido Socialista y a la Democracia Cristiana, que acabaron disueltos. Como aquí, también allí la corrupción había alcanzado tal intensidad que el sistema se vino abajo por pudrición. Pero, ¿qué vino después? Berlusconi, que no solo era más de lo mismo: era incluso peor. Y veinte años después, Italia sigue marcada por la corrupción política y la mafia, que a menudo son la misma cosa.
No me gusta decir estas cosas, porque mueven al desánimo y dan oxígeno a quienes quieren que todo siga igual. De hecho, pienso que la pata más sólida que hoy sostiene el tinglado es precisamente la falta de una alternativa que los ciudadanos percibamos como posible. Si el invento no se cae es por ese miedo que todavía paraliza a muchos, que aun prefieren lo malo conocido a lo bueno por conocer.
Nada de desánimo, ni miedo. Puede que estemos ante una oportunidad histórica y no nos estemos dando cuenta. Puede que la magnitud del derrumbe nos abrume, y nos impida pensar en ese día después. Y también puede que el bombardeo que estamos sufriendo, eso que llaman crisis, nos impida dedicar energías a otra cosa que defendernos.
Se han dado pasos importantes, ha crecido la conciencia política, se ha extendido la movilización, han crecido espacios de encuentro y redes, hay cada vez más puntos en común y más voluntad de construir juntos. Pero todavía vamos muy despacio. O será que el derrumbe va más rápido de lo que esperábamos.

Grecia saldrá del euro en 2013... y España en 2014 por la imposibilidad de crear empleo

MADRID.- Grecia saldrá del euro en 2013 y España en 2014, y será el paro y la incapacidad de ambos países de crear empleo el motivo del ‘nuevo Lehman’, que provocará una caída de nueve meses en los mercados antes de experimentar un fuerte rebote, como ocurrió en 2008.
Al menos eso defiende Charles Robertson, de Renaissance Capital, en su último informe macroeconómico en el que argumenta que el proceso será “rápido” e “impredecible” y recuerda cómo, durante la Gran Depresión, países con tasas de desempleo similares a las que sufre actualmente España abandonaron los tipos fijos del patrón oro para superar la crisis. España necesita la devaluación para ser competitiva y volver a crecer, como en los años 80, cuando con un paro del 20% se sirvió de debilitar la peseta para ayudar a crear puestos de trabajo.
Una tesis que dista mucho del momento de complacencia que viven los mercados y especialmente España, alimentado por algún dato positivo, un desplome de los costes de financiación, el rally del Ibex 35 y la pérdida de fuerza de la petición de rescate.
La clave está en el “grado de dolor que puede aguantar la población” y asegura que se va a “poner a prueba la fortaleza y resistencia de los españoles como nunca antes en la historia se ha hecho con una sociedad”.
Robertson parte de la previsión del Fondo Monetario Internacional del pasado mes de octubre, cuando aseguró que el crecimiento máximo que España puede esperar en 2017 es de apenas un 1,7%, muy bajo para que el país pueda crear empleo -teniendo en cuenta que desde 1981 el paro no ha disminuido con crecimientos inferiores al 2,5%- incluso asumiendo que la reforma laboral rebaje ese crecimiento al 1,5%-1,7%. De hecho, con estos números, la firma de inversión avisa de un paro cercano al 30% dentro de cuatro años. 
Incluso si se atiende a las previsiones de la Comisión Europea o de la OCDE, con tasa de desempleo del 26%-27%, lo cierto es que los españoles van a llegar a 2014 sin ningún tipo de esperanza de mejora y, aunque realmente la economía comience una fuerte recuperación para entonces, sus efectos no se sentirán en la población hasta más adelante.
Por ese motivo, asume que los españoles –que ya mostraron su enfado contra el Gobierno anterior con un descalabro histórico del PSOE en las urnas en 2011- constatarán que “Mariano Rajoy les ha fallado” y “la gente tomará las calles para exigir el cambio”. Aun si el Partido Popular aguantara hasta las elecciones de diciembre de 2015, “es difícil que el electorado tenga paciencia” y si bien en estos momentos no hay alternativa política, “tampoco nadie en Grecia había oído hablar de Alexis Tsipras antes de mayo de 2012, y en junio era uno de los candidatos plausibles a primer ministro”.
Los antecedentes del patrón oro
Aunque esta situación parece descabellada, una de las cosas que nos ha enseñado la historia es que el abandono de un régimen de tipo de cambio fijo es algo completamente impredecible, incluso con tres meses de antelación.
Así, por ejemplo, el presidente Franklin D. Roosevelt prometió no sacar a EEUU del patrón oro durante la campaña de las elecciones de 1932 y al poco de llegar a la Casa Blanca la situación económica del país le obligó a ello. Lo mismo ocurrió en el Reino Unido en 1931, después de que el gobierno de coalición se viera abocado a llevar a cabo fuertes recortes, como el de los salarios públicos; o en los Países Bajos, que con un paro del 32,7% hizo lo propio en 1396.
“Actualmente nos encontramos en el momento equivalente a 1934, un año después de que EEUU abandonara el patrón oro (con un desempleo de entre el 21% y el 25%) y tres años después de que el Reino Unido liderara a un número de países europeos en la salida del tipo fijo del oro”, asegura Robertson. “Estos países, desde Suecia a Reino Unido, sufrieron menos la Gran Depresión, mientras los que devaluaron más tarde, Francia, Países Bajos y Polonia, sufrieron más tiempo”.
Todo esto, trasladado al momento actual, nos viene a decir que no debemos preocuparnos en exceso por Irlanda, Portugal o Italia, con tasas de paro de entre un 15,5% y un 10,6%, y sí por España y Grecia.
Grecia comenzará la recuperación antes que España
De hecho, si el experto fija en 2014 la salida de España del euro, Grecia tiene el camino de su salida más avanzado y se producirá tan pronto como este mismo año, con la caída del Gobierno provocada por una población que ya no puede aguantar más el estrangulamiento de los recortes impuestos desde Bruselas y la llegada de Alexis Tsipras al poder.
Así, después del shock inicial, con el normal caos económico posterior a una devaluación y un default -que no será tanto ya que los inversores han venido progresivamente reduciendo su exposición sobre el país- y que se podría traducir en caídas de entre un 10% y un 20% en las bolsas durante un trimestre, “para finales de 2014, la recuperación de exportaciones griegas habrá comenzado y el fuerte crecimiento y la creación de empleo en 2015 será tentador para España, como elboom de Reino Unido y Alemania a mediados de 1930 lo fue para los Países Bajos o Francia en 1936”.
Respecto a la posible oposición de Alemania a una ruptura del euro y las teorías que apuntan a que el motor de Europa necesita una moneda débil y que la revalorización de la divisa destruiría su competitividad, el analista de Renaissance Capital argumenta que “Alemania es un país de ahorro” y esto significa que “esos ahorros proveerán de una fuente barata de financiación al sistema bancario y, en consecuencia, al sector privado, que invertirá en ser más eficiente”. De hecho, con la apreciación del marco en los años 80 frente al dólar, que pasó de los 3,2 a los 1,5 dólares, la base exportadora de Alemania no se destruyó.
Por otro lado, sobre las palabras que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, pronunció en agosto acerca de la irreversibilidad del euro, y que hará todo lo que sea necesario y "será suficiente", que se materializaron en el anuncio de un programa de compra de bonos en septiembre, Robertson asegura que “el apoyo del BCE es más una aspirina, que una cura” y asegura que “lo que realmente necesita España, y lo que necesita cualquier país cuando su economía es débil, son tipos de interés negativos en términos reales”.
El espejismo de los últimos brotes verdes
Así, sobre los últimos brotes verdes que se empiezan a ver en forma deproductividad y balanza comercial, el experto asegura que la mejora de los costes laborales procede en parte de la caída de los salarios, pero también del aumento del desempleo al 25%. “Si el paro subiera al 50%, el dato sería probablemente mejor aún, pero no es políticamente sostenible. España necesita creación de empleo, y urgentemente, y eso no está en el mandato del BCE”. Y es que también la productividad creció durante la Gran Depresión…
En cuanto al aumento de las exportaciones de bienes y servicios, estas representan un 35% del PIB, lo que supone poca variación desde el 34% en 2011 o del 32% en 2001. Y el PIB ha caído un 15% desde 2007. “El aumento de la balanza por cuenta corriente de en torno al 2% del PIB desde un déficit del 10% parece positivo, pero se debe al colapso de la demanda interna, lo que supone que España no saca capital fuera del país, pero tampoco entra”.
Con todo, la cuestión más importante para los inversores de cara a los próximos años es si España abandona la Eurozona. Si finalmente ocurre, como asegura Robertson, veremos una reacción similar en los mercados a la que ocurrió en el último trimestre de 2008 tras la quiebra del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers, en septiembre de ese año, con desplomes del 50% en la renta variable, para después rebotar con fuerza entre los tres a nueve meses siguientes. En este escenario, muchos bancos tendrán que ser nacionalizados y el mundo experimentará otro shock económico global.

Carta a Cayo Lara del padre de un hijo tonto / Andrés Aberasturi

Sr. Cayo Lara: Me resulta complicado empezar esta carta de otra forma porque ni puedo escribir "querido amigo" porque no lo es, ni albergo en mi interior por usted ese sentimiento que podría justificar la utilización del socorrido "estimado", así que vale como está. 
 
   El motivo de esta carta no es polemizar con usted sobre la III República, que tanto desea, ni sobre la expropiación de YPF, que tanto parece gustarle, ni sobre nada demasiado trascendente; es más, esta carta no trata siquiera de polemizar ni de discutir sino, sencillamente de explicarle algo que, por lo visto, usted ignora y todo hace sospechar que desprecia: un hijo tonto. Yo tengo un "hijo tonto" Sr. Cayo Lara y le podría explicar qué hemos hecho y que hacemos su madre, su hermano, su familia, cada hora de cada día en los últimos 32 años.

   Mire usted, se me ocurren mil formas de cuestionar la monarquía bastante mas inteligentes que decir lo que usted ha dicho y que transcribo textualmente para quien no lo sepa: "No entendemos que alguien por el hecho de ser hijo de, tenga que ser jefe de un Estado. ¿Y si sale tonto? ¿Tenemos que cargar con un jefe del Estado tonto?" La primera frase incluso la comparto plenamente, pero en la segunda me temo que no sólo no ha estado usted muy afortunado sino que, más que ofender, ha herido a demasiada gente de forma gratuita. Sabemos que no era su intención, faltaría más, pero cuando algo se dice sin intención, es lícito pensar que de alguna forma funciona el subconsciente y, en su caso, lo de menos es la realidad que ponía como ejemplo; lo que duele es el desprecio que se traduce en ese "y si nos sale tonto", en ese "tenemos que cargar". Ya, ya sé que habla usted de un presunto Jefe de Estado pero eso no le justifica en absoluto. Ustedes -y hacen bien aunque equivocados- se pasan el día con lo de "compañeros y compañeras" para no discriminar a la mujer. ¿Qué le parece que podemos sentir todos los que tenemos un hermano con síndrome de Down o un hijo con parálisis cerebral, eso que usted llama genéricamente "tonto"?

   Sé que algunos van a entender que exagero, que saco las cosas de su contexto, que voy más allá de lo que en realidad no deja de ser una expresión casi coloquial. Y ese es precisamente el problema, que se hayan convertido en algo coloquial adjetivos como subnormal y derivados. Hay tanto desprecio, tanta ignorancia del dolor y el trabajo y la lucha y la alegría de quienes sí tenemos no un adjetivo sino una realidad "subnormal" a la que amamos sobre todas las cosas, que oír lo que usted dijo en RNE -y no he visto que haya pedido disculpas por ello, puede ser, pero yo no lo he leído- nos produce primero incredulidad y luego desprecio. El mismo desprecio que sentimos por el concejal de Izquierda Unida -mire usted, también de IU- en el Ayuntamiento de Badajoz, Manuel Sosa, cuando en una rueda se comentó sobre el accidente de Froilán que lamentaba "que el nieto del Rey se haya pegado un tiro en el pie con la cantidad de sitios que hay en el cuerpo para pegarse un tiro". 

   Señor Cayo Lara, créame: así no vamos a ninguna parte. 

Ni suyo y afectísimo, firma esta carta el padre de un niño tonto.