viernes, 27 de enero de 2012

Los observadores advierten de un peligroso repunte de la violencia en Siria

EL CAIRO.- La misión de observadores árabes en Siria advirtió hoy de que el repunte de la violencia en el país dificulta la búsqueda de una solución pacífica a la crisis, después de la muerte de más de un centenar de personas en dos días.

Esta denuncia de los expertos de la Liga Árabe desplegados en Siria supone un giro en sus informes sobre el país, ya que aunque anteriormente destacaron que persistía la violencia, siempre alegaron que desde su llegada la situación había mejorado.
Tras las últimas masacres de Homs y Hama, en el centro del país, el jefe de los observadores, el general sudanés Mohamed al Dabi, se rindió ante las evidencias y reconoció que los índices de violencia han aumentado significativamente en los últimos cuatro días.
Las situaciones más dramáticas se están viviendo en los bastiones opositores de Homs y Hama, en el centro del país, y en la provincia septentrional de Idleb, según dijo Al Dabi en un comunicado difundido por la Liga Árabe en El Cairo.
Para el jefe de la misión, que ha sido prorrogada por un mes más, la violencia no ayuda a preparar las condiciones para aplicar las últimas decisiones de la Liga Árabe ni da una oportunidad a una salida pacífica a la crisis.
La hoja de ruta propuesta por la Liga Árabe el pasado domingo insta al presidente sirio, Bachar al Asad, a que transfiera sus poderes al vicepresidente y a formar un Gobierno de unidad nacional en el plazo de dos meses para convocar elecciones presidenciales, lo que ha sido rechazado tajantemente por Damasco.
Sin embargo, esta tensión no ha llevado al régimen sirio a prohibir la continuación de la misión de observadores, a la que se unirán unos 30 observadores la próxima semana procedentes de Egipto, Mauritania y Palestina, después de que los países del Golfo anunciaran la retirada de sus expertos de la misma.
La eficacia de la misión árabe ha sido puesta en duda desde su inicio y el grupo opositor Comités de Coordinación Local (CCL) denunció ayer que desde la llegada de los observadores han muerto 1.317 personas.
Además, en los dos últimos días la represión contra los civiles ha siso especialmente cruenta.
Los CCL informaron de que hoy fallecieron 45 personas, entre ellas tres mujeres y tres menores, después de que un total de 65 personas perdieran la vida en la jornada del jueves.
El ataque más sangriento de las fuerzas leales al régimen de Al Asad se centró hoy en Homs, donde perecieron trece civiles, y en la localidad de Nawa, en la provincia meridional de Deraa, donde las tropas dispararon contra los asistentes a un funeral causando once muertos.
Homs fue también escenario ayer de una gran represión con la muerte de 32 personas, una veintena de ellas en el ataque e incendio de dos edificios residenciales.
Este último suceso, en el que murió una decena de niños, algunos de pocos meses de edad, fue uno de los detonantes del ataque hoy de activistas sirios contra la embajada de su país en El Cairo.
Uno de los activistas que irrumpió en la legación diplomática, que pidió el anonimato, dijo en la cairota plaza Tahrir que el asalto es "un mensaje al régimen de Al Asad", como acto de protesta contra "la masacre de Homs".
Según explicó otro de ellos, que se identificó como Abu Ahmed Tartusi, en el interior de la embajada rompieron las fotos de Al Asad y robaron documentos de los servicios secretos sirios, que contienen nombres de supuestos agentes infiltrados entre los activistas.
Después de media hora dentro del edificio, los servicios de seguridad egipcios dispararon al aire para obligarles a abandonar la embajada y dispersar a los cientos de personas que se congregaron en los alrededores.
Tras más de diez meses de revuelta, la violencia persiste en Siria, donde en este tiempo han muerto más de 5.000 personas, según las últimas cifras de la ONU, aunque los opositores indican que las víctimas mortales superan los 6.000.

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