MANAMA.- El Gobierno de Bahréin ha tildado a los
manifestantes pro democráticos del país de "chiíes subversivos
respaldados por Irán" y ha destacado que el principal partido opositor,
el Wefaq, "no quiere dialogar".
"Es un hecho bien conocido que están respaldados por Irán. El
movimiento de oposición es sectario", ha dicho la ministra de Cultura
bahreiní, Shaija Mai bint Mohammed al Jalifa, durante una mesa redonda
celebrada en Estambul y organizada por el diario 'Turkish Policy
Quarterly'.
Preguntada sobre los contactos que mantiene Manama con el Wefaq,
Al Jalifa --miembro de la familia real del país, como la práctica
totalidad de los altos cargos del Gobierno y el Ejército--, ha dicho que
la formación política "no quiere dialogar ni cooperar con el
Ejecutivo", aunque ha asegurado que Manama "lo seguirá intentando".
En este sentido, ha subrayado que el Gobierno permanece abierto a
algunas reformas, pero que está molesto ante un cambio en el poder a
favor de la comunidad chií. "En el caso de otros países árabes, hay
demandas de cambio económico, pero en Bahréin (los manifestantes)
presionan para un cambio político", ha valorado.
"Quieren un cambio en el sistema político, quieren que la
autoridad religiosa sea suprema. Están cambiando la identidad nacional
de Bahréin haciéndolo religioso", ha dicho. Al comienzo de las protestas
pro democráticas, sectores de la comunidad suní aperturistas se unieron
a las mismas, aunque el Ejecutivo ha mantenido su postura de etiquetar
las protestas de "sectarias".
Entre las reclamaciones, respaldadas y apoyadas por ONG como Human
Rights Watch y Amnistía Internacionales, están un mayor respeto a los
Derechos Humanos, una ampliación de las garantías civiles y una
disminución del poder de la familia Al Jalifa, que ejerce un control
totalitario de los resortes de gobierno.
Por su parte, Irán ha desmentido en reiteradas ocasiones las
acusaciones de Manama y ha dicho no estar participando de manera alguna
en las protestas, aunque sí ha denunciado la represión de las
manifestaciones por parte de las fuerzas de seguridad, que ha provocado
la muerte de alrededor de 80 activistas.
Respecto a la situación de las mujeres en el país, Al Jalifa ha
dicho que hay igualdad de género en cuanto a los términos de juego, que
la mayoría de las becas son concedidas a mujeres y que hay mujeres en
altos cargos. Sin embargo, ha matizado que las leyes civiles y las que
rigen la vida familiar favorecen a las mujeres suníes sobre las chiíes.
Este es otro de los puntos de las críticas de los manifestantes chiíes,
que se sienten discriminados por la fe que profesan.
"Los líderes religiosos se niegan a permitir la protección de la
mujer chií", ha dicho Al Jalifa para justificar esta diferencia
legislativa, según ha informado el diario turco 'Today's Zaman'.
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