sábado, 6 de octubre de 2012

Pedraz, el juez amigo íntimo de Garzón

MADRID.- No es la primera vez que el magistrado Santiago Pedraz está en el centro de la polémica. Sus decisiones no dejan indiferente al sector político, que en muchas ocasiones ve con hastío sus resoluciones. Fuentes próximas al magistrado le califican de “políticamente incorrecto”. 

Su testarudez le ha hecho investigar el asesinato del periodista José Couso en la guerra de Irak aunque supusiera un conflicto diplomático con Estados Unidos por la imputación de tres militares norteamericanos. Hasta en tres ocasiones, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional le ordenó archivar el asunto hasta que el Tribunal Supremo le permitió seguir investigando.
No sólo se opuso a las reclamaciones políticas y diplomáticas de que aparcara el asunto sino que organizó un viaje, con periodistas incluidos, a Bagdad para analizar el hotel donde fue asesinado el operador de cámara español. La prensa también le acompañó a un viaje a Guatemala para interrogar a víctimas de los crímenes cometidos en el país latinoamericano entre 1978 y 1986, y denunciados en España por la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú.
En su auto por la manifestación ante el Congreso de los diputados del pasado 25 de septiembre, el titular del Juzgado Central de Instrucción número 1 hace una férrea defensa a la libertad de expresión, lo mismo que ha hecho en numerosas ocasiones con manifestaciones proetarras celebradas en el País Vasco al entender que de prohibirlas se estaría vulnerando el derecho de reunión y manifestación y atacaría al derecho fundamental de la libertad de expresión.
Marido e hijo de periodistas, Santiago Pedraz ya suscitó mucha polémica como miembro del tribunal que consideró que las asociaciones juveniles Jarrai, Haika y Segi no eran parte del entramado etarra. Como ponente de la sentencia, Pedraz consideró que únicamente se trataban de asociaciones ilegales, tirando por tierra la tesis, implantada por Baltasar Garzón, de que ETA no la componen sólo los que disparan y ponen bombas, sino todos los satélites que tiene alrededor, como el económico, político o internacional. Estas organizaciones agrupaban a los cachorros de la banda que comenzaban con actos de 'kale borroka' para después ser captados para los comandos o formaciones políticas. El Supremo le dio un fuerte varapalo y confirmó que efectivamente sí se tratan de miembros de la banda.
Muy criticada fue también su decisión de archivar la última causa al terrorista José Ignacio de Juana Chaos, cuando éste estaba a punto de ser excarcelado en 2005 tras 18 años en prisión. Entendió que el histórico etarra, condenado a más de 3.000 años de cárcel, no había cometido otro delito de pertenencia a la banda ni de amenazas terroristas por la publicación de dos artículos en los que señalaba, entre otros, a la directora de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo. Sus superiores jerárquicos tampoco estuvieron de acuerdo con él en esa ocasión y le obligaron a procesar al etarra y llevarle a juicio, donde fue condenado a doce años de cárcel, pena que posteriormente fue rebajada por el Tribunal Supremo a tres.
Hombre tímido y afable, Pedraz fue íntimo compañero y amigo de Garzón mientras compartían la segunda planta de la Audiencia Nacional de la calle Génova. Era diaria la imagen de ellos dos, junto a otro juez, Fernando Andreu, saliendo a tomar el aperitivo hasta que Garzón fue, primero, suspendido cautelarmente y después inhabilitado tras ser condenado por prevaricación por las escuchas ilegales en el 'caso Gürtel'. 
Pedraz fue uno de los compañeros que salió a las puertas de la Audiencia Nacional a aplaudir al exjuez su último día en el órgano judicial y uno de los que le acompañaron el primer día de juicio en el Tribunal Supremo.

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