martes, 4 de marzo de 2014

La oferta española de nacionalidad atrae a los judíos sefardíes

JERUSALÉN.- En menos de un mes, desde que España anunció que quería reparar el "error histórico" de la expulsión de los judíos en 1492 y facilitar la nacionalización de los sefardíes, la abogada israelí Maya Weiss-Tamir ya ha recibido más de un millar de peticiones.

"Esto interesa a los jóvenes, en primer lugar, por razones prácticas. Quieren trabajar en Europa. Quieren vivir allí, tener un trabajo", relata desde su oficina de Haifa, en el norte de Israel, esta abogada de 35 años especializada en la peticiones para obtener la nacionalización de países europeos. "A otros les empujan razones sentimentales", añade Maya Weiss-Tamir, añadiendo que "piensan que la ciudadanía española es la que perdieron y que pueden volver a recuperarla".
La mayor parte de las llamadas y correos que ha recibido proceden de Israel, pero también ha sido contactada por personas que viven en Estados Unidos o en Europa.
España ya aceptaba dar la nacionalidad a los judíos que prueben su origen sefardí, la comunidad descendiente de los judíos expulsados en 1492, cuando los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, decretaron la expulsión de todos aquellos que no se convirtieran al catolicismo, pero los candidatos debían a cambio abandonar su actual nacionalidad.
Este requisito desaparece con el proyecto de ley aprobado el 7 de febrero por el gobierno de Mariano Rajoy. Su adopción por el Parlamento, dominado por la derecha, es en principio una simple formalidad. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, explicó que España deseaba así reparar un "error histórico".
José Caro, un descendiente de Yosef Caro, un influyente erudito judío que huyó de España en 1492 con su familia cuando sólo tenía cuatro años, va a pedir la nacionalidad española, aunque no tenga ninguna intención de trasladarse a vivir en el país. "Nos interesa tener el pasaporte español para decir a nuestros hijos que, así como nuestro antepasados fueron expulsados de España por un error de los reyes de España, de los gobernantes de entonces, hoy yo tengo la posibilidad de volver", afirma José Caro, un asegurador, de 57 años, que vive en Raanana, en el centro de Israel.
A lo largo de los siglos, relata, nuestros antepasados han mantenido lazos con la cultura española, mientras su familia se desplazó de España a Portugal, después a Chipre, a Grecia y a Turquía, antes de instalarse en Chile y luego definitivamente en Israel. Su padre, por ejemplo, posee una colección de más de 150 grabaciones musicales en ladino, el dialecto judeo-español. "Sigue habiendo lazos entre España y los judíos sefardíes a pesar de que han pasado 500 años", subraya.
Según los historiadores, al menos 200.000 judíos vivían en España antes del decreto de los Reyes Católicos. Hoy habría unos 3,5 millones de sefardíes en el mundo.
La Federación de Comunidades Judías de España recibió más de 5.000 peticiones de información tras el anuncio de que se modificaría la legislación española.
"No creo que vaya a haber peticiones masivas de nacionalidad", subrayó, no obstante, el presidente de la comunidad judía de Madrid, David Hatchwell, quien considera que "es sólo una manera formidable de decir que lo que ocurrió en el pasado fue un grave error, y que los judíos españoles forman parte de nuestra identidad profunda".
El jefe de la Conferencia de Rabinos de Europa, Pinchas Goldschmidt, piensa que sólo un pequeño número de judíos sefardíes decidirán instalarse en Europa. "Si esta oferta se hubiera hecho en 1938, por ejemplo", la víspera de la Segunda Guerra Mundial, "creo que numerosos judíos de Europa habrían estado contentos de aceptar la oferta española", escribió en un editorial en el sitio israelí Ynet. Pero, "como se suele decir, los bancos te suelen dar dinero cuando menos lo necesitas", añade.
Josh Nathan-Kazis, un periodista, de 28 años, del diario Jewish Daily Forward, con sede en Nueva York, decidió no pedir la nacionalidad tras pasar diez días en España el pasado año para un reportaje. "Adoro España. Tengo unos recuerdos muy buenos", asegura, pero afirma: "Siento que mis raíces no significan que tendría que ser ciudadano de ese país".

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