Era lo que faltaba. Que también las Islas Canarias se
consideraran territorio independiente de España. Y todo porque quieren
seguir lavando platos, haciendo camas y limpiando las habitaciones de
los millones de turistas que, por ahora, son la principal fuente de
riqueza del archipiélago, aunque claro, no da para tanto y por eso un
tercio de los canarios está condenado a continuar en el paro con la
política de avestruz del presidente de Coalición Canaria, Paulino
Rivero.
Y es que
parece que en España estamos sembrados de independentistas que todo lo
arreglarían saliéndose de la madre patria, que por ahora sufraga su
fracaso a la hora de convertir las islas en un centro industrial, que no
sólo haga ricos a los caciques que de toda la vida han sido los dueños
de las tierras, el agua y las empresas del archipiélago.
A
lo mejor la jugada de Paulino Rivero es más astuta de lo que parece.
Con el cuento de que el gobierno de Madrid les pone en peligro
autorizando a Repsol las prospecciones petrolíferas en sus aguas, se
tira al monte y logra, como sea, el milagro de que se independice. Una
vez territorio soberano, como en Noruega, explota los yacimientos y se
vuelven los más ricos del mundo. Con enseñanza gratis y becas para todos
los estudiantes, medicina gratis total, infraestructuras de primera, y
energía gratis para los canarios.
O
la otra posibilidad, esta más lógica dada la catadura moral de los
políticos canarios, que se venden sin escrúpulos, es que el vecino país,
Marruecos, les haya sobornado, con muchos millones, para que se opongan
y consigan que España abandone el proyecto y sean ellos quienes
exploten el petróleo de esa parte del Atlántico. Como todo el mundo
conoce, Marruecos paga muy bien a los traidores. Incluso al entonces
presidente del Gobierno, Felipe González, Hassán II le regaló una
mansión que ahora venderá a un jeque árabe. Lo que no sabemos es a
cambio de qué el rey moro regaló la villa de Tánger, en Jbila, primera
línea de playa, valorada en varios millones de euros. Y fue a cambio de
algo.
Porque no se
creerán que con el sueldo de expresidente y dietas de Gas Natural Felipe
González pueda llevar el nivel de vida que se conoce, viajar en jet
privado por medio mundo, mantener varias mansiones de lujo... Algo no
concuerda. Pero ya se sabe, los signos externos de los políticos sólo
dan la voz de alarma cuando dejan de ser útiles al sistema. Como ha
pasado con Jordi Pujol.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario