MADRID.Diputado europeo
atípico, de larga melena recogida en una cola de caballo, Pablo
Iglesias, de 36 años, el líder de Podemos, ha conseguido dar un partido a
los 'indignados' y provocar un electrochoque en la clase política
tradicional.
"Hay que acabar con todos los privilegios de los políticos. Es
obsceno que los que nos recortan vivan a todo tren", repite sin cesar
este carismático orador, que este sábado fue confirmado al frente de
Podemos con el 88,67% de los votos de más de 100.000 militantes.
"La sonrisa esta empezando a cambiar de bando", dijo entusiasta ante
centenares de miembros reunidos en un teatro este sábado. "Cuando os
insulten, cuando mientan, cuando griten, cuando difamen, sonreíd porque
vamos a ganar", prometió el carismático profesor universitario.
En un contexto de fuerte crisis económica y continuos escándalos de
corrupción, su partido parece ser el único que ha conseguido canalizar
el malestar ciudadano mostrado por el movimiento de los 'indignados' en
2011, que acamparon durante semanas en la céntrica Puerta del Sol de
Madrid.
Nacido el 17 de octubre de 1978 en Vallecas, un barrio popular de
Madrid, Pablo Iglesias se llama así por el fundador del Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879, también Pablo Iglesias,
venerado por sus padres, socialistas.
Abiertamente antiliberal y admirador de los líderes de izquierdas
latinoamericanos, como el ecuatoriano Rafael Correa o el brasileño Lula
da Silva, Iglesias comparte sus convicciones con su pareja, Tania
Sánchez, diputada de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid.
Este profesor de Facultad, salido de las juventudes comunistas y los
movimientos antiglobalización, demuestra un gran dominio de la
comunicación fraguado en las clases de ciencias políticas que imparte en
la prestigiosa Universidad Complutense de Madrid.
Podemos, inspirado en el "Yes we can" del presidente estadounidense, Barack Obama,
experimentó una progresión fulgurante tras su nacimiento, en enero,
hasta situarse en un reciente sondeo por delante de los dos grandes
partidos, el Partido Popular y el PSOE.
Por primera vez desde inicios de 1980, una formación pone en cuestión
el bipartidismo imperante en el país. El primer aviso llegó en las
elecciones europeas de mayo, donde consiguió cinco diputados. Desde
entonces, esa cámara se ha convertido en su plataforma para denunciar
"el sometimiento a las élites financieras que amenaza el futuro de
Europa".
¿Su secreto? "Tiene capacidad mediática. Lo que le interesa son las
redes sociales y la televisión porque es donde se mueve su electorado",
analiza su colega Fernando Vallespín, profesor de ciencias políticas en
la Complutense.
Habitual de las "tertulias", los debates políticos que acaparan la
parrilla televisiva en España, Iglesias se dio fama a sí mismo
impulsando uno de estos programas, la 'Tuerka', difundido primero a
través de internet y después en la TDT.
A consecuencia de ello, "tiene mucho autocontrol. En caso de pelea,
sigue impasible", pero defiende sus "firmes convicciones", señala
Vallespín.
Fue en ese programa donde desarrolló su argumentario, basado
especialmente en la denuncia de "la casta" de las élites políticas y
económicas, que ha hecho furor en una España sumida en una crisis
económica e institucional con continuos escándalos de corrupción.
Pero "nunca fue una persona ambiciosa que quiere utilizar la política
con fines narcisistas como tantos otros. Piensa que puede ayudar",
afirma Vallespín.
Sus detractores le acusan de utilizar un discurso impactante y
demagógico y denuncian su afinidad con Cuba o Venezuela, e incluso de
estar financiado por este último país. "Cuando habla Pablo Iglesias,
escucho a Fidel Castro", dijo Leopoldo Fernández-Pujals, fundador de dos
exitosas empresas, resumiendo la opinión de numerosos empresarios,
temerosos del programa de nacionalizaciones y reestructuración de deuda
propuesto por Podemos. Para él, si Pablo Iglesias llega al poder, "hunde
el país".
El periódico ABC denuncia el discurso a veces confuso de este orador y
lamenta el desconocimiento de una parte de los electores de su programa
"izquierdista" e "irrealizable", que incluye un referéndum para
abandonar la OTAN o la oposición a cualquier intervención militar en
conflictos internacionales.
"Tiene esa capacidad para ir escurriendo el bulto" en asuntos sensibles, señala Vallespín.
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