Si yo no supiera nada de Ciudadanos, les votaría en las
próximas elecciones. Votaría, y con ganas. Pero cuando digo “si yo no
supiera nada”, me refiero a si yo solo hubiese visto las brillantes
intervenciones televisivas de Albert Rivera, y algún vídeo de retórica
ilusionante como éste.
“Si yo no supiera nada” quiere decir que yo no llevase
diez años viendo y oyendo a Rivera (que de nuevo tiene poco), su
discurso construido a partir del antinacionalismo como monotema (anti
“malos” nacionalistas, claro, que el nacionalismo español mola). Que no
hubiese leído su ideario
y sus propuestas, que bajo una fachada regeneracionista e igualitaria
apuestan por importar valores estadounidenses (individualismo, cultura
del esfuerzo, menos Estado) que en las condiciones de partida de esta
España solo aumentarían la desigualdad.
Votaría a
Ciudadanos si no hubiese rascado en su cáscara de ambigüedad calculada,
para descubrir que por debajo de su indefinición y de su “ni de
izquierdas ni de derechas” hay posiciones nítidamente de derechas, y en ocasiones incluso de extrema derecha. En fin, votaría a Ciudadanos sin dudarlo si no conociese a su economista de cabecera y
sus propuestas de neoliberalismo con sonrisa, pero que no dejan de ser
neoliberalismo (contrato único, despido libre con “mochila austríaca”,
flexiseguridad…).
En fin, que yo no votaría a
Ciudadanos, porque los conozco. Pero muchos lo harán, cada vez más según
avance la evidente “operación Ciudadanos” que los grandes medios han
puesto en marcha. Mientras Podemos se desgasta (qué largo se le va a
hacer este año) y recibe ataques por tierra, mar y aire, los focos se
vuelven hacia el siempre bien planchado Albert Rivera.
Contra lo que creen algunos, Ciudadanos no es una amenaza para el PP. O
no solo para el PP. Lo es también para Podemos. Por lo que comparten y
por lo que tienen de diferentes. Mientras Ciudadanos tiene todo aquello
que la gente compra de Podemos (nueva política, contra la casta y la
corrupción, discurso ciudadanista frente a elites, rescatar a los ciudadanos y
no a los bancos); al mismo tiempo carece de todo aquello que puede
lastrar las expectativas de Podemos a medio plazo (izquierdismo, pasado
de sus dirigentes, líos internos organizativos).
Dicho en pocas palabras: nos van a vender a Albert Rivera como un Pablo
Iglesias sin todo aquello que no gusta de Pablo Iglesias. Sin
agresividad. Sin riesgos. Sin aire mesiánico. Sin pasado venezolano. Sin
vídeos de youtube, vaya. Con esa pinta de yerno ideal, siempre con
americana frente al descamisado con coleta. Rivera es el más valorado en
las encuestas, mientras Iglesias provoca por igual adhesión y rechazo
en el electorado.
Hasta ahora, Podemos salía ganando
por contraste con los cadavéricos PP y PSOE. De pronto, le ponen al lado
el envoltorio reluciente de Ciudadanos, y habrá electores que duden.
Esos electores que no hace dos días votaban masivamente al PP en las
generales y en muchos ayuntamientos y comunidades. Esos ciudadanos que
en los años de la burbuja asumieron muchos de esos valores liberales que
ahora ofrece Ciudadanos, y que tal vez no han abandonado del todo con
la crisis. Y entre ellos, ex votantes del PSOE, a los que también lanza
la caña Rivera.
Ya sé que esto es sociología de andar
por casa, pero veo en mi entorno cómo ya no se habla solo de Podemos.
También de Ciudadanos. Habrá que ver si funciona la "operación
Ciudadanos". Habrá que ver a quién se parece más el español medio: a Rivera o a Iglesias.
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