viernes, 14 de octubre de 2011

La Policía tunecina emplea gases lacrimógenos para dispersar una protesta islamista

TÚNEZ.- La Policía tunecina ha empleado gases lacrimógenos este viernes para intentar disolver una protesta de varios miles de islamistas, algunos de los cuales intentaron abrirse camino hasta la oficina del primer ministro en el centro de la capital, según informa un reportero de Reuters sobre el lugar de los hechos.

   La protesta había comenzado de forma pacífica, con más de 10.000 personas que coreaban "Allahu Akbar" (Dios es el más grande) y reclamaban la imposición de la 'sharia' en Túnez, en la mayor manifestación por parte de los islamistas hasta la fecha en la capital.
Cuando la multitud se acercó a la Casbah, donde el primer ministro Beji Caid Sebsi tiene su oficina, algunos grupos intentaron romper el cordón policial. Los agentes antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos y avanzaron con sus porras para intentar dispersar a los manifestantes, que respondieron lanzando piedras a los policías.
Tras media hora, la mayoría de la multitud se había dispersado y solo quedaban unos cientos de jóvenes que seguían lanzando proyectiles a la Policía.
Testigos han indicado hoy que hubo protestas separadas por islamistas en otros tres puntos en la capital, en los que se congregaron varios miles de personas.
Uno de los grupos se congregó en el boulevard Mohamed V, al norte del centro de la ciudad, e intentó llegar a las oficinas de una cadena de televisión que provocó las iras de los religiosos conservadores por emitir la película 'Persépolis' en la que se representa a Alá. Como consecuencia de esta emisión se produjeron el domingo enfrentamientos entre islamistas y policías.
Túnez celebrará el próximo 23 de octubre elecciones para la Asamblea Constituyente que redactará la nueva Carta Magna tras la revolución que derrocó al presidente Zine el Abidine Ben Alí el pasado 14 de enero.
Pero estos comicios han ayudado a aumentar la tensión entre los islamistas, que son libres por primera vez de expresar su fe, y los laicos, que creen que sus valores laicos y liberales están amenazados.

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