martes, 24 de enero de 2012

La Liga Árabe acude a la ONU ante la situación en Siria

BEIRUT.- Varios estados del golfo Pérsico retiraron a sus observadores de Siria el martes, después de que el país rechazase un plan de la Liga Árabe para que el presidente, Bashar el Asad, entregue el poder, haciendo que el líder del organismo pidiera ayuda de la ONU para acabar con los sangrientos enfrentamientos en Siria.

El ministro sirio de Exteriores, Walid al Mualem, acusó a la Liga de urdir una intervención extranjera. Miles de civiles y miembros de las fuerzas de seguridad han muerto en los 10 meses de protestas contra Asad.
Pese al descontento sirio, Mualem accedió a extender en un mes la misión de los observadores que quedan de la Liga Árabe, y que supervisan la aplicación de un plan para acabar con el derramamiento de sangre. Pero rechazó con desdén la última propuesta de la Liga.
"Definitivamente la solución en Siria no es la solución sugerida por la Liga Árabe, que hemos rechazado. Han abandonado su papel como Liga Árabe y ya no queremos soluciones árabes a la crisis", dijo Mualem en rueda de prensa.
"Dirigirse al Consejo de Seguridad será la tercera etapa de su plan y lo único que falta es el último paso de la internacionalización", agregó.
"Pueden ir a Nueva York o a la Luna. Mientras nosotros no paguemos sus pasajes, no es nuestro problema", ironizó.
Las revueltas en Siria están inspiradas por otras que han derrocado a tres líderes árabes. El derramamiento de sangre ha afectado a la posición internacional de Asad, y le quedan pocos aliados, entre ellos Irán.
El martes, la cifra de muertos ascendió a 26 por la noche, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. De ellos, 15 murieron en enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y rebeldes armados en la volátil provincia de Homs.
Las autoridades de la Liga Árabe anunciaron la retirada de 55 observadores de estados del golfo Pérsico, mientras que otros 110 miembros del equipo seguirán trabajando en Siria.
La agencia de noticias estatal SANA indicó que Mualem había dicho al jefe de la Liga Árabe, Nabil Elaraby, que Damasco había accedido a extender hasta el 23 de febrero la misión de observadores.
El Consejo de Cooperación del Golfo indicó en un comunicado que está "seguro de que el derramamiento de sangre y el asesinato de inocentes continuará, y que el régimen sirio no cumplirá con las resoluciones de la Liga Árabe",.
Por su parte, el jefe de la Liga Árabe, Nabil Elaraby, y el primer ministro de Qatar, Hamad bin Jasim al Thani, líder del comité sobre Siria de la Liga, enviaron una carta al secretario general de la ONU, Ban Ki moon, dando detalles sobre su plan para hallar una solución política al conflicto.
La carta pide una "reunión conjunta entre ellos en la sede de la ONU para informar al Consejo de Seguridad sobre los desarrollos y obtener apoyo para su plan", dijo la Liga en un comunicado.
El embajador saudí en Reino Unido, príncipe Mohammad Bin Nawaf, sostuvo que la idea de recurrir al Consejo era convocar al mundo detrás de la iniciativa de paz de la Liga Árabe.
"Retiramos (a los observadores) porque no vimos ninguna respuesta positiva del Gobierno sirio. Pero es un proceso. Hay que llevarlo al Consejo de Seguridad de la ONU para obtener el respaldo a esa iniciativa", dijo a periodistas en Londres.
Mualem expresó su desprecio por la petición de la Liga de que Asad entregue el poder a un Gobierno de unidad para detener la violencia.
El ministro afirmó que mientras "medio universo está contra nosotros", su antigua aliada y proveedora de armas Rusia, que tiene derecho de veto en el Consejo de Seguridad, nunca permitirá la intervención extranjera. "Eso es una línea roja para ellos".
En cualquier caso, la petición de la Liga de un cambio de gobierno, acompañada de la reducción de su misión de observadores, elevará la presión sobre el Consejo de Seguridad para que supere sus divisiones y actúe para detener las muertes en Siria.
Más de 5.000 personas han muerto desde que comenzó la revuelta en marzo, según Naciones Unidas. Damasco afirma que 2.000 soldados y agentes de seguridad han muerto a manos de "terroristas".
Lo que comenzó como una oleada de protestas civiles escaló a una insurgencia armada en algunas regiones de Siria, mientras Asad intenta aplastar las revueltas con tropas y tanques.
La presencia de los observadores no detuvo la violencia, tal como establecía el plan de paz aprobado por Damasco.
Un grupo opositor sirio condenó al líder de la misión, el general sudanés Mohamed al Dabi, por un informe en el que hace hincapié en la violencia de los adversarios de Asad así como en la de las fuerzas de seguridad del presidente.
Los Comités de Coordinación Local, con sede en Siria, criticaron a Dabi por igualar al "asesino con la víctima".
El ministro francés de Exteriores, Alain Juppe, dijo que el silencio del Consejo de Seguridad sobre Siria es escandaloso , pero que la petición árabe de que Asad abandone el puesto es "un destello de luz".
La petición de la Liga Árabe de que el Consejo apoye su plan podría "cambiar el juego", según dijo el enviado alemán en la ONU Petter Witting, y podría obligar al organismo mundial a adoptar una postura sobre la crisis siria.

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