viernes, 9 de marzo de 2012

Al menos 25.000 refugiados han huido de Siria en el último año

GINEBRA.- Al menos 25.000 refugiados han abandonado Siria para huir de la violencia desde marzo del año pasado, cuando comenzaron las protestas antigubernamentales, que el régimen del presidente Bashar al Assad ha estado reprimiendo mediante el uso de la fuerza, según ha informado este viernes el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

   Adrian Edwards, portavoz de ACNUR, ha declarado que también hay una gran cantidad de sirios que han tenido que desplazarse dentro del país a causa de la violencia, pero no ha dado una cifra concreta.
   En Turquía hay unos 12.000 sirios registrados en varios campamentos de la provincia de Hatay. Unos 800 de ellos cruzaron la frontera durante la semana pasada, según el Ministerio de Asuntos Exteriores turco.
   Entre las 234 personas que han llegado este viernes al distrito de Reyhanli (en Hatay) figuran dos generales, un coronel y un sargento sirios, según ha dicho un responsable del Ministerio. Esta fuente ha añadido que cada día está llegando una cantidad similar de refugiados.
   En el valle de la Becá, en Líbano, hay entre 4.000 y 5.000 refugiados sirios, mientras que hace solo unas semanas eran unos 3.000. El pasado 5 de marzo, habitantes de la localidad de Arsal, situada en ese valle, contaron que hasta 150 familias habían llegado a la zona desde Siria el día anterior. Esas familias consiguieron llegar hasta allí tras caminar por las montañas nevadas, pero a muchas otras las detuvieron las fuerzas sirias, según un refugiado.
   En el norte de ese país, ACNUR y la Alta Comisión de Ayuda de Líbano han registrado a 7.000 refugiados, de los cuales varios miles están en la ciudad de Trípoli. Se cree que hay unos 1.000 refugiados sirios en otras zonas de Líbano.
   Por último, en Jordania se han registrado en el último año cerca de 4.500 sirios, 500 de los cuales llegaron recientemente.

Hoy 54 muertos más

Las fuerzas del Gobierno sirio reprimieron el viernes nuevas protestas contra el presidente, Bashar el Asad, dejando al menos 54 muertos, dijeron activistas de oposición, antes de la llegada de una misión del enviado de Naciones Unidas y la Liga Árabe, Kofi Annan.
Tanques y disparos de morteros abrieron fuego sobre distritos opositores de la ciudad rebelde de Homs, donde murieron 17 personas, y los activistas informaron de otros 24 fallecidos en la provincia norteña de Idlib y más víctimas en el resto del país.
"Treinta tanques entraron a mi barrio a las 7 esta mañana y están usando sus cañones para disparar contra las casas", dijo Karam Abu Rabea, un habitante del distrito Karm al Zeitun en Homs.
Un foco de las protestas fue la conmemoración del aniversario de los disturbios ocurridos en 2004 en el noreste kurdo de Siria, que fueron reprimidos por las fuerzas de seguridad y dejaron un saldo de unos 30 muertos.
Varios miles de kurdos se manifestaron en ciudades del noreste, según imágenes divulgadas a través de YouTube, algunos llevando carteles con frases como "Salvad al pueblo sirio".
En otros vídeos se veían cientos de personas en el distrito Assali de Damasco quemando fotos del padre de Asad, Hafez el Asad, y gritando "Dios maldiga tu alma, Hafez".
La agencia de noticias estatal SANA indicó que "grandes multitudes" se habían reunido en Damasco y en la ciudad nororiental de Hasaka para respaldar las reformas de Asad y oponerse a la "interferencia extranjera".
La jefa humanitaria de la ONU, Valerie Amos, que visitó Homs esta semana, dijo que el Gobierno de Asad había aceptado sumarse a las agencias del organismo en una "evaluación limitada" de las necesidades de los civiles en Siria, pero no había cumplido con su petición de acceso ilimitado para los grupos humanitarios.
Las autoridades sirias han pedido más tiempo, según indicó Amos en una rueda de prensa en Ankara después de visitar a los refugiados que escaparon de Siria y se instalaron en campamentos fronterizos en Turquía.
Amos dijo estar "devastada" por las escenas de destrucción que vio en Homs y señaló que quiere conocer el destino de los civiles que vivían en el distrito de Bab Amro, abandonado por los rebeldes el 1 de marzo tras un asedio de 26 días.
Activistas en la ciudad dijeron que la visita de Amos no había cambiado nada. "Queremos detener las matanzas y comer", declaró Waleed Fares desde el distrito de Jalidiya en Homs.
Naciones Unidas estimó que al menos 25.000 personas huyeron de Siria el año pasado, señaló Adrian Edwards, portavoz de ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados.
Las cifras de la ONU se basan principalmente en los refugiados que registrados en ACNUR. Muchos otros han escapado a otros países y no se han inscrito en ningún sitio.
Edwards añadió que un número significativo de sirios se ha desplazados dentro del propio país.
Annan ha hecho una llamada al diálogo para llegar a una solución política que ponga fin a un año de conflicto que podría derivar en una guerra civil. Pero figuras de la oposición le han criticado por una propuesta que creen que sólo daría más tiempo a las fuerzas de Asad para aplastar a los disidentes.
Fuentes de la oposición al presidente dijeron estar planeando una demostración de fuerza en las calles tras las oraciones musulmanas del viernes, pero el fuego de los tanques obligó a muchos en Homs a quedarse en sus casas.
Las divisiones entre las grandes potencias han bloqueado cualquier acción en la ONU para resolver la crisis, con China y Rusia en contra de una medida que pueda desencadenar una intervención militar al estilo de la que hubo en Libia.
China, que mandó a un enviado a Siria esta semana, indicó el viernes que despachará a un asistente de la cancillería a Oriente Próximo y a Francia para discutir la crisis. Pekín ha instado a otras potencias a no usar la ayuda humanitaria para "interferir" en Damasco.
Las potencias extranjeras han rechazado la alternativa militar. "La opción de una intervención militar no está en la mesa", dijo el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, de visita en Marruecos el viernes.
La cancillería francesa también señaló que París no aceptaría ninguna resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que asigne la misma responsabilidad por la violencia al Gobierno y a la oposición.
"No hay equivalencia entre la represión salvaje que el clan de Bashar el Assad ha perpetuado durante meses y el deseo legítimo del pueblo sirio de que se respeten sus derechos", expresó el portavoz Bernard Valero.
Rusia, un viejo aliado de Asad y su principal proveedor de armas, ha defendido al presidente contra las críticas por su sangrienta represión, vetando en dos oportunidades resoluciones en la ONU contra Siria, junto con China.
Moscú podría jugar un papel vital en cualquier esfuerzo diplomático por sacar a Asad del poder y detener la violencia en Siria.
"Si (Annan) puede convencer a Rusia de apoyar un plan de transición, el régimen deberá elegir entre aceptar negociar de buena fe o afrontar un aislamiento casi total mediante la pérdida de un aliado clave", dijo el Grupo Internacional de Crisis, un instituto de análisis con sede en Bruselas, en un documento esta semana.
De acuerdo con una estimación de la ONU, las fuerzas de seguridad ya han matado a más de 7.500 personas en la revuelta que comenzó hace un año contra Asad. El Gobierno dijo en diciembre que 2.000 soldados y policías murieron en manos de "terroristas armados".

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