Dicen las anarquistas que nuestro problema no es la crisis, ni el
paro, ni la hipoteca... Es la obediencia. Es una cosa curiosa, la
obediencia. ¿Qué es lo que nos hace actuar contra nuestra voluntad, sólo
porque alguien nos lo ordena? ¿Por qué aceptamos tan a menudo que
coarten nuestra libertad individual? ¿Es una conducta innata o
aprendida? ¿Es racional?
En el mundo animal, la obediencia proviene de la sumisión y la
aceptación de la jerarquía, y tiene un único combustible: el miedo.
En el mundo humano, complejo, superpoblado, y enormemente social,
hemos aprendido a poner la cultura por encima de los instintos, la razón
por encima del impulso. Sin embargo, el instinto del miedo sigue casi
intacto, y es el motor de la mayoría (sí, la mayoría) de las acciones
que realizamos. Miedo al despido, a la soledad, a la pobreza, al dolor,
al desorden...
Una de las expresiones más conspicuas y palpables del miedo se
observa en los ataques de la UIP, un peligroso grupo de violentos
armados, organizados y anónimos, al que algunas llaman 'antidisturbios'
(¿?). En los vídeos vemos cómo una gigantesca masa de personas adultas
corre despavorida, huyendo de... ¡una porra! ¿De verdad? ¿Así
pretendemos cambiar algo?
Cualquier manual de activismo te lo dirá claramente: si los violentos
sacan las porras, lo último que debes hacer es correr. Lo que sea,
menos correr. Correr es legitimar la violencia como método disuasivo. Si
corres, les das la razón. En sus pequeñas mentes lineales solo cabe un
pensamiento: "Si huye de la Policía, algo malo habrá hecho". Si, en vez
de eso, nos sentamos en el suelo tranquilamente y nos abrazamos, en unos
segundos dejarán de pegarnos (ojo: esto sólo vale para masas de cientos
o miles de personas; no lo intentes si sois menos), y buscarán otros
métodos. Es así como se pasa al siguiente nivel (pregúntale a Gandhi).
Si no, quedaremos estancadas en este hasta la desesperación y la
depresión. Y todo seguirá igual.
Si de verdad quieres cambiar las cosas, tienes que vencer al miedo.
Es más fácil de lo que parece, solo tienes que tener claro que se puede
vivir sin él. Sí, se puede. Y saber también que el miedo es hijo de otro
gran monstruo: el ego.
Una medicina muy buena para el miedo es la información (otra mejor
aún es el hambre, pero esta la recomiendo menos). Por ejemplo, ¿sabías
que...
...los porrazos duelen bastante poco? Lo peor que te puede pasar es
estar unos días con moratones y un leve dolor, parecido a las agujetas.
Me parece un precio minúsculo a cambio de todo lo que podemos conseguir.
...aunque no siempre lo cumplen, los UIP tienen orden de no pegar por encima de la cintura?
...si no tienes dinero en el banco eres inmune a las multas? Además,
estamos ganando casi todos los recursos que ponemos. Es difícil que una
multa de estas se llegue a cobrar.
...pase lo que pase, no vas a ir a la cárcel? Por encima de todo, no
quieren que haya prisioneros. No van a encerrar a nadie, porque se
volvería en su contra. Eso sí, si te detienen pasarás uno o dos días
horribles, posiblemente los peores de tu vida. Según Amnistía Internacional, la ONU o la propia Justicia española, en España se tortura de manera demasiado habitual, así que no te dejes detener. Por cierto, mira lo que opinan futuros policías sobre la tortura.
...los manuales de autodefensa civil, como éste, te pueden ayudar mucho?
Sin miedo, ya no hay motivo para la obediencia. Sin miedo serás más
libre, más feliz, y podrás por fin desplegar tu superpoder, que de no
usarlo, se te está olvidando que lo tienes. Eres mucho más fuerte que tu
enemigo. No olvides que una sola persona puede cambiar el mundo. Eso
sí, siempre que no corra.
Pero ¡atención! El miedo no es sólo un lastre que nos impide avanzar.
También es un gran peligro. Porque, como ya sabes, lleva al odio, el
odio a la ira, y la ira lleva al lado oscuro.
Vamos a derrocar este régimen explotador y parásito. Lo vamos a hacer. La fuerza nos acompaña.
(*) Biólogo y activista, Movimiento 15-M
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