domingo, 2 de junio de 2013

Alfonso Guerra no seguirá como diputado en 2015 e incluso no descarta irse antes

MADRID.- El exvicepresidente del Gobierno y diputado socialista Alfonso Guerra está convencido de que ante las desigualdades sociales y salariales que ha traído consigo la crisis económica, "antes o después" la gente "va a reaccionar" y avisa de que esa reacción no va a ser "tan pacífica" como sería deseable.

   El diputado más veterano del Congreso, donde tiene escaño desde la legislatura constituyente de 1977, lanza esta advertencia con motivo de la publicación del tercer tomo de sus memorias 'Alfonso Guerra. Un socialista sin fisuras', editado por Planeta.
   Guerra sostiene que el mundo está "en el peor momento" como consecuencia del paso del capitalismo productivo al capitalismo financiero. En su opinión, se ha optado por despreciar "la industria y lo productivo" porque el intercambio de acciones "permite ganar mucho más dinero" y de ahí vienen todos los males actuales. "Ya no quieren tener que luchar con sindicatos, sólo quieren financieros y eso va a arruinar al mundo".
   Antes, explica, la diferencia salarial entre "el director y el peón" era de "uno a 25, a veces de 1 a 50, pero es que ahora está 1 a mil".
 "Hoy hay muchos dirigentes de empresa que en un día ganan lo que su empleado en todo un año. No podemos estar así, no es posible, la gente, antes o después, va a reaccionar. Arriba la élite está teniendo unas fortunas obscenas. Esto no se puede sostener, en algún momento va a terminar, probablemente no tan pacíficamente como quisiéramos".
   En este contexto, es partidario de que los partidos, incluido el suyo, se sometan a una "reconversión" para dar cumplimiento al artículo 6 de la Constitución, que les "exige funcionar democráticamente internamente".
 "Hay muchas mejoras posibles a ese respecto en todos los partidos", destaca, pero no quiere ni oír hablar de primarias o listas abiertas porque para él "eso es menos democrático".
   Preguntado entonces sobre qué habría que hacer, apuesta por "vivificar los centros de reunión" y recuerda cómo Pablo Iglesias usó las Casas del Pueblo para crear bibliotecas que sirvieron para "educar a millones de personas". 
"Hoy los centros de reunión (agrupaciones socialistas) tienen que tener otra razón de ser, pero tienen que ser elementos vivos, porque que no son muy vivos", avisa.
   Cuando se le insiste en que el problema fundamental es que los ciudadanos ya no se fían de los partidos, reparte culpas entre la "actuaciones" de las formaciones políticas" y la "campaña permanente" contra ellas que, según denuncia, hacen los medios de comunicación.
   Al ser interrogado sobre la posición que mantienen los socialistas catalanes ante el proceso soberanista abierto en Cataluña, Guerra reconoce que el PSC actual y aquel con el que él tuvo que lidiar desde la cúpula del PSOE "se parecen en poco". "El PSC entonces era la oferta socialista en Cataluña y ahora está dentro de lo que yo llamo el nacionalismo orgánico. Ahora está dentro del nacionalismo y por tanto, los catalanes se quedan sin una oferta socialista".
   Esta tercera entrega de las memorias de Guerra arrancan en 1991 cuando, acosado por el caso de corrupción en el que se vio inmerso su hermano Juan, decide dejar el Gobierno. Ahora que las tramas corruptas vuelven a estar de actualidad, Guerra se lamenta de que en España "no dimite nadie" cuando, para él, "dimitir es noble y no un fracaso".
   Dice desconocer por qué "la gente se agarra" a sus puestos, sobre todo porque "la vida política es bastante dura e ingrata". 
"Hay gente que siempre busca la gratitud de los demás y, si ese es tu objetivo nunca vas a estar contento", advierte. Él, por contra, garantiza que no es amigo de "distinciones".
   Preguntado sobre si ve al secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, sometiéndose a una nueva reválida en las urnas, indica que esa decisión dependerá primero de lo que él quiera hacer y luego tendrá que contar con la "rúbrica" del partido. "No sé si está con ánimo de repetir. Aquí los presidentes que ha habido -"Felipe González, Aznar y este hombre (Mariano Rajoy) han gobernado siempre a tercera. No sé si tendrá, intención, interés y fuerza, porque en la política hay que tenerla", puntualiza antes de recurrir a un símil aeronáutico.
   "Para levantar el vuelo un avión necesita todos los motores encendidos, cuando está en vuelo puede apagar un motor, y no se cae, y dos, y no se cae, incluso todos, y puede planear. Pero cuando está en el suelo para levantar hay que poner todos los motores", explica. Y luego se pone de ejemplo a si mismo: "Cuando me hacen ofertas de algo yo digo 'no me veo con todos los motores encendidos, no lo voy a hacer, no puedo hacerlo'. Creo que eso es lo que (Rubalcaba) debe tomar en cuenta a la hora de decidir qué hacer".
   Cuando se le interroga por su futuro, recuerda que en la última convocatoria electoral aceptó presentarse de nuevo al Congreso pero reservándose el derecho de no agotar la legislatura. "Esa puerta la tengo abierta", añade. Sin aclarar, porque dice que no lo sabe, si volverá a ir en las listas en 2015, deja claro que aún se siente con fuerzas.
   "Yo voy a estar trabajando siempre, a mí me gusta trabajar y me gusta pagar impuestos. Sé que soy un raro", afirma, para sentenciar que sólo estará "jubilado en la tumba" porque, si bien puede jubilarse "de la política" nunca dejará "de hacer cosas". 
"Estaré haciendo cosas siempre, hasta que me muera. No sé cuándo será, pero todavía queda".
   En su libro dedica un capítulo completo al expresidente Adolfo Suárez, en el que se lamenta no haber creído cuando en abril de 2002 le anunció que estaba "perdiendo la memoria".
 "Le pregunté, Adolfo, ¿cuándo sacas tus memorias? Y me dijo: "No las saco, porque estoy perdiendo la memoria". "Yo creí que era una coquetería, y al poco tiempo le llegó el alzheimer y me molesta no haberle creído, tengo esa rabia", rememora.
   En el capítulo que titula 'Diario del dolor', relata su convalecencia tras romperse el calcáneo por un "accidente casero" y cómo decide bajarse la dosis de medicamentos porque defiende que hay que "conocer el dolor y bajar al infierno". "Las memorias son políticas, aunque también hay un poco de biografía", comenta, antes de subrayar que ha recogido, asimismo, su "experiencia con la muerte" y de revelar que tiene "un cáncer".
   Guerra admite que si se tiene en cuenta lo que se publicaba en la prensa es posible que se pueda interpretar que de toda aquella época Felipe González se llevó las glorias y a él le tocaron los demonios, pero dice que no lo siente así y que se siente muy querido, también dentro del PSOE. "Todavía hay gente que me empuja y yo les digo, tranquilos".
   El exdirigente socialista cree que "es muy difícil arrepentirse de lo que se ha hecho", pero no de lo que se ha dejado de hacer. Y siente no haber creado "una atmósfera moral que hiciera ver a la gente que el ser es más importante que el tener".
 "No se logró, en parte, porque algunos adoraban al dinero y todo el mundo tenía a Mario Conde como el gran líder, los periódicos, los partidos. Hasta los niños decían que de mayor querían ser Mario Conde. Alguna responsabilidad tendremos", reconoce.
   Guerra confiesa que hace casi 30 años recibió una oferta del sector privado. Se trataba de una "multinacional muy importante", de la que no quiere decir el nombre, que le tentó cuando se instaló en España. "Les dije no, ese no es mi papel y no me costó nada porque a mí el dinero no me interesa. Está sólo para gastarlo y yo no tengo necesidades", agrega.

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