La
escandalizada petición al PSOE de que requiera las actas a Griñán y
Chaves es de una evidente y bovina mala fe. Los estatutos exigen la
imputación y ninguno lo está. Han sido llamados a declarar en condición
de imputados, pero que lo estén o no dependerá de la declaración y
mediante auto motivado del juez. O sea, tiene razón Chaves cuando dice
que nada ha cambiado con la citación a declarar.
Eso es evidente y la escandalera demuestra que el debate político tiene
las variaciones del Bolero de Ravel.
Lo llamativo es que el portavoz
del PSOE, Hernando, fuera incapaz de explicar algo tan elemental y se
aturullara en el trago probablemente más amargo de su vida hasta ahora.
Como siga así, le quedan muchos. ¿Las declaraciones en hemeroteca de
Sánchez y Díaz sobre imputados y actas? En principio, siguen teniendo el
mismo valor: tráigame usted los imputados y yo les pido las actas. Pero
tráigamelos; no se los invente. Vamos, que no es difícil.
Estas
consideraciones no convierten a Palinuro en ciego seguidor de las
consignas del PSOE. En un país en el que las gentes del PP no dimiten ni
cuando se los llevan los alguaciles, pedir la dimisión o renuncia a dos
políticos llamados a declarar porque ellos habían pedido declarar voluntariamente
es pasarse varios pueblos puritanos. Y, además, para nada, porque es
asunto que va a resolverse en un sentido u otro en breves días.
Mucho más grave para el PSOE es esa declaración de no idoneidad de Tomás Gómez como candidato a la presidencia de la Comunidad.
Es para dejar boquiabierto a más de uno. ¡Declaración de no idoneidad!
Suena a excomunión, a extrañamiento, quizá a la proscripción de los
antiguos romanos. Gómez, enemigo público número uno del PSOE. "No
idóneo", ¿quiere decir que queda inhabilitado para aspirar a una
nominación? Y eso, ¿puede hacerse así, por decreto? Palinuro no quiere
fastidiar, pero suena un poco a un golpe de Estado de cuarto de estar, a
golpe de mano dentro del partido. El aparato del partido reduce el
terreno de juego de Gómez, le cambia las cerraduras, lo proscribe,
mientras el afectado recorre los platós tratando de hilar un discurso
coherente.
La
cuestión parece ser ahora cómo resolver una pugna entre tres posibles
candidatos de momento: Valcarce, Zerolo y Gabilondo. La primera es la
opción gomecista, según parece; el segundo tiene más aspecto de
espontáneo; y el tercero se declara disponible si se le solicita y,
además, se consulta a las bases. Y de cómo se resuelva esta cuestión se
encarga una comisión gestora presidida por Rafael Simancas quien habla
con la autoridad que da que te hayan quitado la poltrona justo cuando
ibas a sentarte en ella.
En
la escudería vecina, de IU, un medio daba cuenta ayer de una segunda
escisión en IU, al tiempo que informaba de que el grupo capitaneado por
Tania Sánchez constituía un ente de cuya composición exacta aún no me he
enterado aunque supongo que será abierta, llamado Convocatoria por Madrid .
En cuanto al número ordinal de la escisión, si es la segunda o la
enésima, depende de cuándo arranque el cómputo. En los últimos días, es
posible. Y llamarlo convocatoria por Madrid solo demuestra poca imaginación. Lo de calificarla como de unidad popular
revela la voluntad de confluencia en un vigoroso río de esa unidad. En
todo caso, es un golpe de partido en defensa, claro es, de aquello que
se rompe. Podía haberse llamado Convocatoria por la Unidad Popular, pero
eso hubiera dado CUP, con la consiguiente confusión con las CUP
catalanas.
En
el PP no ha habido golpe de partido ni parece vaya a haberlo. El mando
se impone. Solo se conoce un motín sin importancia en la parte de la
alcaldía, con la autoatribuida condición de candidata de Esperanza
Aguirre, dispuesta por defenderla a echarse en las fauces de Évole como
Daniel en las de los leones. En el resto, silencio y a la expectativa de
lo que decida el jefe que siempre paga con largueza la lealtad
inquebrantable.
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED
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