Este fin de semana hemos
asistido, ya estamos en plena campaña, a varias manifestaciones de
nuestros partidos políticos que nos recrean los oídos con las promesas
de siempre. Mientras la derecha argumentaba en Barcelona que ya hemos
salido de la crisis, y que se crearán no se cuantos millones de puestos
de trabajo, en Valencia un Pedro Sánchez gritón y mitinero prometía lo
mismo que vienen prometiendo los del pesoe desde el ochenta y dos. Y el
sábado los de Podemos demostraban su poder de convocatoria y
llenaban la Puerta del Sol y alrededores de miles y miles de ciudadanos
pacíficos que escucharon a los líderes no prometer lo que los demás
prometen y no cumplen.
Porque
desde el ochenta y dos los socialistas han gobernado con Felipe
González y con José Luis Rodríguez Zapatero y nunca han cumplido con las
promesas de crear empleo. Más bien han batido récord en como lo han
destruido. Se les llena la boca de indignación por los desahucios
mientras Montoro concedía amnistía fiscal a defraudadores. En el 84 y
luego en el 91, Boyer y Solchaga también la decretaron... El problema de
Pedro Sánchez no es personal. No es que no se le crea. Es que su
partido nunca ha cumplido lo que ahora vuelve a prometer. Fuera del
matrimonio entre personas del mismo sexo y lo de la violencia de sexo
poco más.
La corrupción la tarifaron los socialistas nada más llegar al poder. Y lo del caso Guerra,
el hermanísimo de Alfonso, Juan, era anecdótico al lado de las bolsas
llenas de millones que llegaban todos los días a la sede de Ferraz. Era
dinero negro, negrísimo. Como el de Bárcenas. Y solo hay que mirar donde
los socialistas han gobernado más años para verse en el espejo:
Andalucía, treinta años de virreinato y todos bajo sospecha de cientos,
miles de escándalos de reparto de dineros públicos entre amiguetes.
Que los de Podemos
tengan el poder de convocatoria demostrado el pasado sábado no les
garantiza llegar a Moncloa. También la ultraderecha de Blas Piñar
llenaba la Plaza de Oriente de cientos de miles de seguidores con la
bandera de España y apenas sacaba dos escaños en cada legislatura.
Aunque para ser honestos añadir que a la Plaza de Oriente llegaban
nostálgicos del franquismo de toda España. Y a la Puerta del Sol no nos
encontramos con nostálgicos de ningún régimen, sino mucho joven
decepcionado del bipartidismo que nos ha llevado a donde estamos. Con
cinco millones de parados y una clase política que vive como dios a
costa del asalariado.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
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