domingo, 22 de abril de 2012

Oleg Shein pondrá fin a su huelga de hambre en Rusia si liberan a sus acólitos

MOSCÚ.- El excandidato a la Presidencia rusa del partido Rusia Justa, Oleg Shein, ha supeditado la finalización de la huelga de hambre que inició el pasado 16 de marzo a la liberación de sus seguidores detenidos el pasado viernes.

    "Tan pronto como mis acólitos sean liberados, beberé un vaso de zumo por segunda ocasión en 37 días y empezará el final de la huelga de hambre", ha asegurado Shein en una manifestación celebrada en Astracán secundada por unas 200 personas. Shein comenzó una huelga de hambre para protestar por las supuestas irregularidades registradas en las elecciones presidenciales en la ciudad de Astracán, en el sur de Rusia.
   Tres personas fueron arrestadas y condenadas a tres días de cárcel por celebrar "un funeral por la libertad" en Astracán junto a otras doce personas, dejando una corona en la entrada de la sede de la televisión estatal Lotos. Dicha cadena no ha informado en ningún momento de la huelga de hambre de Shein.
   Según ha informado la agencia de noticias rusa RIA Novosti, una decena de personas han sido detenidas en la protesta de este sábado y tres han sido ingresadas con síntomas de intoxicación.

Dos muertos durante la huelga general convocada por la muerte del líder de la oposición en Bangladesh

DACCA.- Al menos dos personas han muerto en actos de violencia esporádicos en la huelga general convocada para este domingo para presionar al Gobierno por la desaparición de Ilyas Ali exdirigente estudiantil y uno de los líderes del opositor Partido Nacionalista de Bangladesh (PNB).

   La Policía ha explicado que el conductor de un autobús falleció durante la noche cuando unos activistas incendiaron vehículos en la capital, Dhaka. El otro fallecido murió cuando su coche se salió de la carretera y se estrelló contra un árbol mientras era perseguido por huelguistas.
   La Policía y testigos ha coincidido en señalar que las acciones violentas han sido menores de lo que se temía. El paro ha provocado la interrupción del transporte público y el cierre de la mayoría de los negocios.
   Miembros del PNB, encabezados por la exprimera ministra Begum Jaleda Zia han afirmado que más de cien seguidores han resultado heridos y que hay decenas de detenidos en todo el país.
   Ali desapareció el pasado martes junto a su chofer. La Policía recuperó su coche abandonado y su teléfono móvil cerca de su casa. Tras la desaparición el Gobierno de la primera ministra, Sheikh Hasina, ha ordenado la apertura de una investigación sobre la desaparición, pero según el PNB y la familia de Ali el secuestro ha sido perpetrado por las Fuerzas de Seguridad, acusación que la Policía ha negado.
   "Hacemos un llamamiento para otro día huelga el lunes y puede conducir a la adopción de nuevas medidas si el Gobierno no logra encontrar a Ilyas Ali y le presentan ante el público inmediatamente", ha advertido el secretario general del PNB, Mirza Fakhrul Islam Alamgir en declaraciones a los periodistas.
   Por su parte el ministro del Interior, Shamsul Haque, ha dicho que las autoridades actuarían con firmeza ante la violencia. Mientras que  el partido de la oposición y sus aliados islámicos exigen la dimisión de Hasina y la celebración de elecciones anticipadas.
   Jaleda acusa a Hasina de instituir "un régimen virtual de partido único" para permanecer en el cargo. El Gobierno por contra rechaza las demandas de la oposición y dice que permanecerá en el cargo hasta el último día de su mandato.

La Zarzuela avisa de que Botsuana "no pondrá patas arriba" la institución monárquica en España

MADRID.- La cacería de Bostsuana abre con fuerza el debate sobre el futuro de la Corona. Los expertos consideran que el viaje y el perdón real suponen un punto de inflexión que estimulará los cambios en la máxima institución del Estado. La Zarzuela asegura que "continuará e intensificará" su política de transparencia, según se escribe en 'Público'.

A todo perdón le sucede la penitencia. Es lo que ordena la tradición cristiana, así que es razonable esperar que a una familia que no ha roto jamás sus lazos umbilicales con la Iglesia católica cumpla con el imperativo divino. Es de esperar, por tanto, que al rey, a la monarquía, pasado el momento del arrepentimiento y la contrición, caducado el efecto balsámico de la rectificación, le toque ahora librar tal contienda, aplicarse al sacrificio y al propósito de enmienda. Al cambio y la reconversión hoy ya ineludibles. 
El periodo de duelo y la necesaria y paulatina transformación de la Corona a los nuevos tiempos no es un aserto retórico o una conclusión ligera. El desgaste de la monarquía se ha acelerado enormemente, y ya nadie lo niega. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reveló en octubre el primer suspenso a la monarquía (4,89). La cadena de escándalos y recias polémicas que han puesto a la Casa del Rey en el epicentro del huracán no se ha detenido en los últimos años. El caso Urdangarin ha extendido una mancha muy difícil de limpiar sobre la institución. El tiro en el pie de Felipe Juan Froilán ha dejado en evidencia las peligrosas (y burguesas) aficiones del nieto mayor de Juan Carlos y Sofía. Pero ha sido un elefante el que ha desnudado al monarca ante los ciudadanos, el que ha destapado con crudeza el amor de un rey a un hobby que disgusta a los españoles, el que le ha retratado como un jefe del Estado que, en una de las semanas más críticas para el país, se marcha a un safari de lujo en Botsuana invitado por el empresario saudí Mohamed Eyad Kayali. El elefante que embarró su presunta preocupación por el paro juvenil y le situó del lado de la frivolidad y la despreocupación. El elefante que obligó a Juan Carlos a protagonizar un gesto histórico, sin precedentes en sus 36 años largos de reinado: la petición de perdón. "Lo siento mucho. Me he equivocado... y no volverá a ocurrir". 
El episodio cinegético ha marcado un punto de inflexión. Otro más tras el espinoso asunto del todavía imputado Iñaki Urdangarin. Los expertos anticipan que el accidente real no pasará en balde. Que obligará a cambiar costumbres, a reforzar los flancos más débiles de la Corona –como la transparencia o la comunicación–, y a preparar, a medio y largo plazo, el relevo en la Jefatura del Estado a favor del príncipe. Diversos analistas desmenuzan para Público las consecuencias de la unánimemente calificada como "inoportuna" e "inapropiada" cacería del monarca en Botsuana. 

01. LA DIMENSIÓN
Herido por el desencanto

Los quebraderos de cabeza de la Zarzuela no se desatan por el safari. O no sólo. El hecho capital que estentóreamente abre la crisis es, a ojos de los expertos, el caso Urdangarin, el que "quiebra de facto la relación entre la Casa y los medios de comunicación", el que definitivamente despoja a la monarquía de todo blindaje y el que la equipara con otra institución del Estado, sometida al ojo público, como sostiene Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid y expresidente del CIS. "Ese es realmente el asunto serio, gravísimo, porque sobre la monarquía no puede planear la sospecha de la corrupción, no puede existir ni la más mínima posibilidad de que pueda llegar a reinar una persona que haya sido condenada", apuntala Antonio Torres del Moral, constitucionalista de la UNED y estudioso de la Corona española. El escenario se complicó esta semana cuando trascendió que el soberano pudo haber hecho gestiones, a favor de su yerno y a través de la infanta Cristina, ante el expresidente Francisco Camps. 
Entonces, si la médula del problema se halla en los amaños presuntamente delictivos del duque de Palma, ¿por qué el resbalón de Juan Carlos en Botsuana ha gozado de una repercusión mayor? Los investigadores apuntan como primera razón obvia esta: no es un familiar colateral del monarca el centro de la polémica, es el propio rey el que ha patinado ostensiblemente. Según arguye Vallespín, se ha cernido la sombra del "desencanto" sobre una figura que "se percibía como intachable en el ejercicio de sus funciones constitucionales". Agrega que ha indignado a la ciudadanía que se trate de un safari de lujo en una coyuntura crítica, la afición "poco estética" de cazar elefantes y la consciencia popular de que Juan Carlos ha sido "explícitamente pillado" en un renuncio y de que ha trascendido sólo porque se fracturó la cadera y tuvo que ser operado de urgencia en Madrid
Alfredo Retortillo, politólogo de la Universidad del País Vasco, remacha el elenco de argumentos: "La cacería ha dejado al rey al desnudo y la población se ha dado cuenta. Aunque el perdón pueda servir para algunos, no deja de ser un parche. Se ha roto el halo el halo que le protegía. La monarquía se enfrenta a la necesidad de hacer algo y no le vale con el arrepentimiento. Eso vale para salir del paso. Pero lo sustancial es que el rey se ha cargado el juancarlismo, que este suceso le ha debilitado socialmente. Con el caso Urdangarin, ya la gente miraba la Casa Real con el ojo torcido, y ahora se atraviesa el límite". Retortillo insiste en la caída del mito, de la imagen idílica fuertemente labrada en la Transición: "Era Juan Carlos quien protegía a la monarquía, era su parapeto, y no al revés. Por tanto, cuando él comete un error, la monarquía es la que queda expuesta y a él no lo puede salvar nadie. Está desnudo ante una opinión pública que no es monárquica".
Dicho de otra forma: el soberano que en su último discurso de Navidad hablaba del comportamiento "ejemplar" como estricta regla que debían observar todas las personas con responsibilidad pública, y también la Corona, sintió la recriminación ciudadana por su actitud nada "ejemplar". Como poco "ejemplar" había sido para la Corona la conducta de Urdangarin. "No descubre la desconexión del jefe del Estado con la realidad, es que su realidad es distinta a la realidad de mucha gente, por mucha aureola de campechanía. Quizá se ha mostrado la parte más obscena de esa desconexión", apunta el profesor de la UPV. Torres del Moral avisa de que, justo por estar desprovisto de funciones ejecutivas, "el rey es rey los 365 días del año y las 24 horas del día". "Dado que la Jefatura del Estado tiene más valor simbólico que otra cosa, debe cuidar al milímetro esos símbolos", expone.  
La Zarzuela se había dado cuenta de que el percance era muy grave. El mismo jefe del Estado se convenció el lunes pasado, 48 horas después de su operación y conocido el río incesante de críticas a su actitud, de que tenía que pedir disculpas a los españoles. "Y lo hizo, salió a decir 'lo siento', no lo minimicemos", puntualiza José Apezarena. Este periodista especializado en temas de la Corona suele hablar de las "muescas" en el prestigio de la Casa, de los "desconchones" progresivos que ensucian la fachada de una institución cuya imagen pública se asienta en la estabilidad de la familia y en su prestigio, confianza y credibilidad. Por ello, atribuye a la cacería un elemento de "desgaste": "Pero nos hemos emocionado en exceso. Seamos fríos. El rey se fue a cazar elefantes, un gesto inapropiado, inoportuno, nada estético... aunque no ilegal". 

02. EL MURO DE PROTECCIÓN
Cae el velo, se abre la veda

No corren los tiempos de la Transición, ni mucho menos. Pudo comprobarse esta semana. El runrún sobre la achacosa salud del soberano se reavivó una vez más. La nube de comentarios sobre su cansancio y fatiga (ya lo evidenció en público cuando dormitó en una conferencia) resurgió. Los medios de comunicación, que durante tres décadas habían extremado el celo sobre la familia real, se prodigaron en las críticas al monarca. No faltaron las amonestaciones, incluso, de la prensa conservadora, ni pasó desapercibida la demoledora censura que firmó José Antonio Zarzalejos, exdirector del diario Abc, en dos artículos en ElConfidencial.com de expresivo título: "Historia de cómo la Corona ha entrado en barrena" y "La operación don Felipe, en marcha". Zarzalejos, monárquico declarado, ahondaba en los problemas familiares de los Borbón: señaló que la reina se escapa con frecuencia a Londres y se atrevió a reprochar a Juan Carlos su "estrecha e íntima amistad" con la alemana Corinna Zu Sayn-Wittgenstein. Este viernes, incluso circuló en varios medios fotos de ambos juntos. Los informadores incidieron asimismo en que Sofía determinó no interrumpir su estancia en Grecia cuanto tuvo conocimiento de la caída de su esposo y en que su primera visita al hospital USP San José duró apenas 20 minutos. Las cámaras ya habían recogido el mes pasado otra huella de la crisis de la pareja: "¡Déjame hablar!", le espetó el monarca a su esposa, a la vista de todos. En suma, varias piezas que arrojan la imagen de un matrimonio real reducido a un paripé. Apezarena advierte del peligro de traspasar la raya, porque en España nunca se ha enjuiciado a los políticos por sus affaires de cama. "No me parece bien, no hemos aireado siquiera los que pudiera tener el presidente del Gobierno", remacha. 
De camino, se cruzó el debate de las amistades del soberano y de sus negocios. Previo al desplazamiento a Botsuana, en Semana Santa, Juan Carlos había viajado a Kuwait para pedir al emir Sabah Al Ahmad Al Sabah que exporte petróleo a España, aprovechando sus excelentes lazos con las monarquías del Golfo Pérsico. No voló con miembros del Gobierno –obligado en un acto oficial–, aunque la Moncloa sí estaba informada de todos los movimientos. Al Estado africano fue invitado por Kayali, empresario hispanosaudí de origen sirio que impulsa y promociona en España los negocios de la Casa Real saudí y uno de los hombres clave en la adjudicación a nuestro país del AVE entre La Meca y Medina. Kayali es, además, íntimo amigo de Juan Carlos. El coste de la excursión se desconoce. 
"Es evidente, el pacto de silencio se ha roto. No existe. Incluso hay cierta delectación en contar cosas de su vida privada, algo impensable hace años. El rey había tenido bula hasta ahora y se ha acabado. Cualquier cosa que le suceda a la Casa está al segundo en Internet. Es imparable", analiza Torres del Moral. Su visión es compartida por todos los expertos. La protección que los medios imponían sobre la Jefatura del Estado durante la Transición comenzó a agrietarse "con el noviazgo del príncipe con Eva Sannum" y se rompió en los últimos años, conforme se alimentaba el debate sobre la opacidad de sus cuentas, se agravaban los problemas familiares –divorcio de la infanta Elena–, se desvelaba el pensamiento conservador de la reina en un libro, corría como la pólvora el "¿Por qué no te callas?" o estallaba el caso UrdangarinNo hay urna de cristal ni misericordia de los medios.
"El velo ha caído, la información fluye. Antes había un pacto no escrito para salvaguardar a la Corona. En la medida en que el espectro de la Transición se aleja y se aleja el temor a un golpe de Estado, se hace más difícil que la Corona escape a la presión informativa. Y es positivo", estima Göran Rollnert, constitucionalista de la Universitat de València. Vallespín y Abdón Mateos, presidente de la Asociación de Historiadores del Presente y catedrático de la UNED, coinciden en que la "madurez y consolidación" de la democracia explican el fin de la "autocensura" en los medios, así como el distanciamiento que las nuevas generaciones sienten hacia una Transición que no vivieron. Factores todos ellos que, según los analistas, obligan a la Zarzuela, con más razón, a acometer los cambios y a adaptarse rápidamente a los nuevos tiempos. Yolanda Gómez, catedrática de Derecho Constitucional de la UNED, clava el diagnóstico: "Ninguno éramos como somos hoy tras 30 años. Ni la sociedad, ni las personas, ni las instituciones. Es el cambio inevitable".   
La Casa Real cuenta no obstante con dos potentes aliados, los dos grandes partidos. PP y PSOE han vetado obstinadamente todas las preguntas incómodas, no exigieron al rey que enseñara el desglose de su asignación presupuestaria ni impulsaron en los últimos 30 años una Ley de la Corona. En la pasada semana, los socialistas sí deslizaron medidas críticas por la cacería en Botsuana. El Gobierno, más impermeable, se resiste a incluir a la Zarzuela en su Ley de Transparencia. Para Vallespín, que PSOE y PP hayan mantenido el blindaje obedece a que Juan Carlos "ha puesto en cuestión sólo sus funciones simbólicas", no políticas y a un cierto "pragmatismo", a una renuencia a dar a entender que se quiere cambiar la forma de gobierno del Estado. IU y el resto de fuerzas de izquierda sí han fustigado al monarca por su comportamiento, han pedido un control parlamentario de sus actos y de los de su familia y han demandado un referéndum.

03. LA HORA DE LOS CAMBIOS
Regulación y más transparencia

Tras el perdón real, el temporal ha amainado, pero no ha cesado. El episodio de Botsuana, cree Mateos, marca un claro punto de inflexión, porque ha abierto debates hasta ahora soterrados, como la abdicación. Puede servir de palanca, añade Gómez, para dotar de más transparencia a la institución. Ha de funcionar como "estímulo", opina Torres del Moral, para introducir un "elenco de retoques" de puertas para dentro y para fuera de la Zarzuela. ¿Cuáles?
Todos los analistas consultados por este diario anticipan que, visto el desconcierto y el oscurantismo con que la Corona y la Moncloa manejaron la cacería en las primeras horas, y la contundente respuesta de los ciudadanos, la Corona "ha tomado nota y actuará". Y juzgan que el avance hacia una mayor transparencia es ineludible e imparable. Citan que debe trascender, con más o menos detalle, la agenda privada de los reyes y de los príncipes. Que la interlocución entre la Zarzuela y el Gobierno sobre viajes y otros asuntos ha de ser más diáfana. Que la comunicación con los ciudadanos sea directa y clara. Que las finanzas y patrimonio de Juan Carlos deben publicarse, como se hizo en diciembre con los dineros procedentes de los Presupuestos. Que las amistades y negocios del soberano no pueden quedar ajenos al escrutinio público. 
Apezarena: "Transparencia, toda. Yo soy partidario de cuanta más, mejor, pero también soy partidario de que no haya desigualdades. Exijamos a la Corona lo mismo que a otras instituciones del Estado, no más. Porque de las Cortes Generales, del Consejo de Estado o del Consejo General del Poder Judicial apenas conocemos detalles de sus cuentas". Idéntico rasero demanda Gómez. Torres del Moral no sugiere tales objeciones: "Adaptar la monarquía a las exigencias de un Estado de derecho cuesta trabajo, pero se puede, se puede hacerla más racional que emocional". 
Retortillo camina un paso por delante. A medio plazo, se impondrá "la única solución posible": la abdicación de Juan Carlos. "La crisis es seria, no es agua pasajera. La monarquía no puede hacer como si no hubiera pasado nada. La renuncia a favor de Felipe llegará, y no creo que pase de 2013. Es aconsejable distanciar ese momento de la crisis de Botsuana, porque plantear el recabio en plena debilidad del rey garantizaría un muy mal acceso del príncipe a la Jefatura del Estado. Pero yo no veo otra salida, y no creo que se postergue ad calendas graecas", defiende. ¿Por qué esa vía tan rupturista es la única posible? "En una situación como esta, con una autoridad en peligro, esta tiene muy difícil recuperar el favor popular". 
Podría pensarse que preparar el relevo –alternativa apuntada también por Zarzalejos– abriría un debate incontrolable sobre monarquía o república. Retortillo aduce que los "costes de no hacer nada son mayores que el hipotético riesgo de una sucesión controlada". Mateos considera que, aunque la muerte del rey siempre se ha concebido como una "parte fundamental" de los ritos dinásticos, sería "bienvenido" que el recambio se produjera en vida, antes de esperar a la "degeneración biológica del jefe del Estado". "No hay que abrirse las carnes, conviene una sucesión ordenada", alega. Rollnert contempla la abdicación como una "posibilidad" plausible, teniendo en cuenta las circunstancias y la "cualificación" del príncipe, "limpio de cualquier asunto que degrade la imagen de la Corona". A lo que se añade la imagen de renovación, estabilidad y unión de la pareja de Felipe y Letizia. Apezarena se remite a lo expresado por el propio Juan Carlos el miércoles, en su acto de contrición: "Estoy deseando retomar mis obligaciones". Y también a lo manifestado por la Casa anteriormente. "¿Abdicar? ¡Nunca! ¡El rey no abdicará jamás!", exclamó la reina ante la periodista Pilar Urbano. "Pero sí pondrá cada vez más en primera línea a don Felipe. Lo veremos a tope. Ese rodaje como futuro rey ya está viendo, y desde tiempo atrás", reflexiona el periodista. 

El vacío legal

En la Zarzuela no quieren oír hablar de abdicación. Reconocen el mayor protagonismo del príncipe, su mayor actividad institucional. Niegan, sin embargo, cualquier "revolución". "Continuaremos e intensificaremos la política de transparencia. No será de un día para otro y no tenemos aún decidido cómo se hará", explica un portavoz, remiso a detallar si se divulgará al menos la agenda privada del monarca: "Ya se comunicará. El accidente de Botsuana no supondrá un terremoto. No se va a poner la Casa patas arriba. Se avanzará en transparencia igual que estaba previsto antes. O, por ejemplo, se remodelará la página web. La incidencia de este suceso se está exagerando". 
Mucho se ha hablado toda esta semana del vacío legal. España, 33 años después de aprobada la Constitución, no ha desplegado el Título II, el que afecta a la monarquía. No ha impulsado una Ley de la Corona que delimite la familia real y regule sus actividades. Ni ha aprobado el Estatuto del príncipe, de suerte que el heredero no tiene ninguna función constitucional atribuida. Ni ha tasado el procedimiento de la abdicación y renuncia del rey, como ordena el artículo 57. 5. Para Torres del Moral, las tres piezas son claves y "urgentes", a lo que se añadiría la reforma de la Carta Magna para preservar la igualdad de hombre y mujer en el acceso a la Jefatura del Estado, aplazada sine díe. Apezarena entiende que es un asunto "urgente", aunque "no una prioridad para el país", dada la emergencia de la crisis. Gómez sostiene que el desarrollo por ley orgánica del 57. 5 debe hacerse sólo si Juan Carlos anunciase su intención de retirarse. "No es igual abdicar por enfermedad que por otra razón, como cuando Eduardo VIII de Inglaterra dejó el trono a su hermano en 1936 para casarse con Wallis Simpson". La catedrática de la UNED sí juzga necesaria una norma relativa a la Corona, pero niega que Felipe actúe sin cobertura legal, pues desde que juró como príncipe de Asturias ante las Cortes en 1986, puede asumir funciones de representación. 
No obstante, la regulación no depende de la Zarzuela. Torres del Moral o Retortillo creen que la monarquía sí debe animar a los dos grandes partidos a promover los cambios legislativos, porque tiene "margen para actuar". "No hay masa crítica suficiente en las bases de PSOE y PP como para mover las cosas. La Zarzuela no es tonta y debe llevar la iniciativa". Apezarena, Gómez o Mateos entienden que el liderazgo no puede partir de la Corona, pues se vería como una interferencia. Distinto es que toda modificación del estatus de la institución debe hacerse "con el rey", no a sus espaldas. Un portavoz de la Casa refrenda esa versión: Juan Carlos tiene las manos atadas, tienen que ser el Gobierno y las Cortes los que alienten y consensúen las reformas. El caso más inminente es la Ley de Transparencia. Todos los expertos subrayan que la monarquía, por muy distinta que pueda ser a la Administración Pública, no puede quedar fuera.  
¿Pero qué ocurrirá si no hay cambios, si la Corona no se moderniza? "O se adapta, o sucumbe. No puede haber en el siglo XXI poderes ocultos, hereditarios y sin funcionalidad. El nuevo rey deberá granjearse la auctoritas, el prestigio, la adhesión y el reconocimiento, y ganárselo cada día. Si no hace nada, sucumbe aquí y en cualquier sitio, porque la República siempre tiene las de ganar, porque cuenta a su favor con la savia de las urnas, el principio de racionalidad de que carece la monarquía", augura Torres del Moral. No obstante, el desgaste de la Casa no es directamente proporcional a la demanda de un cambio de régimen. Retortillo insiste en que no existe "masa crítica suficiente" salvo si la institución "se sigue pudriendo". Rollnert sostiene que es prematuro hablar de "crisis institucional" tras la aventura de Botsuana: "Los ciudadanos pueden perdonar excentricidades, extravagancias... pero no la implicación de la Corona en un escándalo de corrupción como el caso Urdangarin". "No creo que se exacerben los ánimos. Muchos ciudadanos pueden sentir que el rey les ha defraudado, pero ello no significa que se vuelquen a favor de la República", tercia Vallespín. 
El tiempo hablará. El tiempo dirá si el rey ha comprendido la necesidad del cambio, cumple su penitencia y se dispone a poner su casa a punto para el siglo XXI o si el prestigio de la Casa sigue yéndose por el desagüe. Y también dirá si los partidos son capaces de desbrozar por fin el camino que la Constitución marcó hace más de tres décadas. De lavar la cara y regenerar una institución con andares históricamente paquidérmicos. Como los del elefante. 

QUÉ DICE LA CONSTITUCIÓN

El Título II de la Carta Magna de 1978 es el que desgrana el estatus y funciones de la Corona. Atribuye al rey la Jefatura del Estado, la más alta representación del país y el mando "supremo" de las Fuerzas Armadas y enumera sus competencias, más simbólicas que otra cosa (sancionar leyes, convocar y disolver las Cortes a propuesta del presidente del Gobierno, proponer el candidato a la Moncloa, ejercer el derecho de gracia...). 
Pero aparte de la Constitución y de reales decretos dispersos –dedicados a dibujar el organigrama de la Casa, el Registro Civil de la familia real o los títulos de sus miembros–, no hay más. No hay una Ley de la Corona, como han pedido insistentemente los constitucionalistas. Así, no está regulado quiénes forman parte de la Casa Real y quiénes son familiares del rey, qué actividades privadas son compatibles o no, qué negocios pueden emprender. En definitiva, un texto que limite y estipule con claridad qué puede hacer y qué no la familia reinante. El vacío legal volvió a resultar llamativo cuando estalló el caso Urdangarin y no se sabía cómo podía el monarca separar al duque de Palma. Al final, fue por la vía de los hechos: se le apartó de la agenda oficial y se declaró su conducta poco "ejemplar". No está aprobado ni tan siquiera un Estatuto del príncipe heredero, o de la reina consorte o el consorte de la reina. Por ejemplo, el rey sí goza de aforamiento, es inviolable y, en consecuencia, no se le puede imputar. Sin embargo, cualquier miembro de su familia, incluidos Sofía o Felipe, sí puede ser acusado por un juez.
Los problemas de la reforma
Sobre la retirada del monarca, la Carta Magna incluye una referencia sucinta en el artículo 57. 5: "Las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de sucesión a la Corona se resolverán por una ley orgánica". Tal norma no existe, de forma que no está tasado el procedimiento. La Constitución sólo se explaya en los casos de inhabilitación del soberano (artículo 59): si el jefe del Estado estuviera inhabilitado y así lo ratificasen las Cortes, ejercería inmediatamente la Regencia el príncipe heredero, si fuera mayor de edad.  La incapacitación de Juan Carlos no se ha planteado con ocasión de las diversas operaciones quirúrgicas que ha sufrido
Viejo es el debate de reforma del Título II de la Constitución, necesaria para eliminar la prevalencia del varón sobre la mujer en el acceso al trono. Sin embargo, tocar este apartado implica una reforma agravada de la Carta Magna (artículo 168): las Cortes estudian el proyecto de revisión, se disuelven las Cámaras y se convocan nuevas elecciones. El nuevo Parlamento analiza y aprueba la reforma y pone fecha a un referéndum. Torres del Moral aconseja que, si se enmienda el Título II, se hagan otros dos retoques: que el rey deje de ejercer el mando supremo del Ejército, pues "la defensa es una política del Gobierno, no de la Corona", y que el monarca no tenga potestad para declarar la guerra o hacer la paz (artículo 63. 3), puesto que España se configura como un Estado que promociona la paz.

Nuevas manifestaciones chiitas por el Gran Premio de Fórmula 1 en Bahréin

MANAMA.- Violentos enfrentamientos se registraron durante la pasada noche entre manifestantes y fuerzas de seguridad en varias localidades chiitas de Bahréin, no lejos del circuito de Sakhir, donde este domingo se disputa el Gran Premio de Fórmula 1, indicaron unos testigos.

A pesar de un imponente dispositivo de seguridad, particularmente en las carreteras que llevan al circuito, los jóvenes manifestantes lograron bloquear por un momento el tráfico.
En las localidades de Malkiya, Karzakán, Sadad y Damistán, los manifestantes desplegaron carteles donde se leía: "No a la Fórmula de sangre", la consigna de una campaña de "tres días de cólera" lanzada por el movimiento "Jóvenes del 14 de Febrero".
Las fuerzas de seguridad dispararon granadas lacrimógenas y ensordecedoras para dispersar a los manifestantes, que replicaron con cócteles molotov.
El sábado, la oposición chiita bahreiní anunció la muerte de un hombre en una manifestación "salvajemente" reprimida, no lejos del circuito de Sakhir.
Se trata del primer muerto en las manifestaciones relacionadas con la celebración del GP, aunque la revuelta contra el régimen sunita que dirige este país del Golfo, que se inició en febrero de 2011, le ha costado la vida ya a decenas de personas.
"El cadáver del mártir Salah Abbas", de unos 30 años, fue descubierto cerca de Shakhura, una localidad chiita situada a cuatro kilómetros al este de Manama, donde una manifestación contra el régimen fue "salvajemente" reprimida, anunció el sábado Wafaq, el principal grupo de la oposición, en un comunicado.
El ministerio del Interior confirmó en un comunicado la muerte de Salah Abbas, que presentaba "una herida en el lado izquierdo" e informó de que se ha iniciado una investigación policial para tratar este caso, "tratado como un homicidio".
A pesar de las manifestaciones, el rey de Bahréin, Hamad Ben Issa Al Jalifa, se congratuló de que la carrera, cuya edición el año pasado había sido anulada debido a las protestas, tenga lugar y reafirmó su compromiso a desarrollar reformas políticas.

IU pide que la Agencia Tributaria actúe de oficio contra responsables de corrupción y prevaricación en España

MADRID.- El coordinador federal de IU, Cayo Lara, pide en una pregunta escrita al Gobierno español que la Agencia Tributaria (AEAT) pueda actuar de oficio contra los responsables de casos de corrupción y prevaricación, y también pregunta cómo se recuperarán los fondos públicos que han sido "desviados" en ese tipo de tramas.

En la pregunta Lara apunta que "en los sucesivos casos de corrupción, prevaricación y otros que se están dictaminando en los juzgados sale continuamente a la luz la existencia de facturas de bienes y servicios que no tienen un reflejo mercantil y que se han realizado para desviar importes dinerarios".
Así, defiende que en este tipo de casos la AEAT debería poder "personarse de oficio" ya que las prácticas que se hayan podido realizar para "disfrazar" una presunta actividad económica mediante la presentación de declaraciones por IVA estas prácticas corruptas también afectan a las arcas públicas "a través de la deducción de gastos en el Impuesto sobre Sociedades, así como en el IVA soportado de esas empresas dadivosas".
Por todo ello, el dirigente de IU pregunta "qué medidas tiene adoptadas el Gobierno para la recuperación de fondos públicos desviados por causas de corrupción y prevaricación" y si la AEAT "tiene instrucciones para revisar las declaraciones fiscales de empresas o particulares implicados en esos asuntos". Además, reclama información sobre las cantidades recuperadas por la Agencia Tributaria en 2010 y 2011 procedentes de este tipo de tramas.