viernes, 30 de noviembre de 2012

El Gobierno asocia la emigración de jóvenes españoles a un "impulso aventurero" y no a la crisis

MADRID.- La secretaria general española de Inmigración y Emigración, Marina del Corral, ha afirmado este jueves que la emigración de jóvenes españoles  al extranjero no se debe sólo a la crisis económica sino a la globalización, a libre circulación de trabajadores en Europa, al reclamo de profesionales por su buena preparación técnica, y "por qué no decirlo, al impulso aventurero de la juventud", entre otros factores.

   "Es cierto que la situación interna se suma a dicha capacidad de mirar al exterior, pero considero desvirtuados los discursos que sostienen que la salida de trabajadores cualificados españoles está estricta y únicamente vinculada a la situación de crisis", ha indicado Del Corral, durante la presentación del informe de la de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), bajo el título 'La emigración de profesionales cualificados: una reflexión sobre las oportunidades para el desarrollo'.
   La secretaria general de Inmigración y Emigración ha insistido en que debe valorarse como "esencialmente positivo" que los trabajadores españoles cualificados "hayan dejado por fin de ser 'locales'", para ponerse, a su juicio, "a la altura de los trabajadores cualificados de nuestros socios europeos en cuanto a proyección internacional".
   En 2011, salieron de España 52.841 españoles para residir en el extranjero, según los datos Estadística de Variación de Residentes, una cifra que la Del Corral ha comparado con los 98.761 nuevos residentes extranjeros de terceros países y más 152.986 nuevos residentes de ciudadanos del Espacio Económico Europeo y Suiza, llegados a España en el mismo período.
   A su juicio, la tendencia migratoria continuó siendo positiva en 2011 a favor de la inmigración, pese al incremento "considerable" de españoles que habían salido al exterior. Asimismo, ha indicado que muchas de las personas que se contabilizan como emigrantes "son inmigrantes nacionalizados que retornan a su país de origen o salen para un tercer destino".

Voluntarios abogan por impulsar "la sociedad del bien común"

BILBAO.- El XV Congreso de Voluntariado ha resaltado la necesidad de "un impulso de la sociedad del bien común", por encima del individual, y ha abogado por "un voluntariado forjado y enraizado en los principios democráticos y en sus valores".

   Más de 650 personas han intercambiado sus impresiones durante los tres días que ha durado el certamen, celebrado en el BEC de Baracaldo, sobre cuestiones como la intergeneracionalidad, el impulso de los movimientos sociales o las nuevas coyunturas y necesidades que la crisis crea para la acción voluntaria.  
   Los participantes han remarcado como principio de identidad colectiva "un voluntariado forjado y enraizado en los principios democráticos y en los valores en los que estos se inspiran, que parte de que los bienes comunes están por encima de los bienes individuales y de que su cuidado y defensa concierne a todas las personas".
   Entre sus conclusiones, expuestas por el relator del Congreso, Imanol Zubero, se encuentran "la necesidad de sumar, de crear alianzas, y encontrar y reconocerse en la acción como fuerza de grupo".
   Tras constatar que los voluntarios "buscan vincularse a una causa", se plantea asimismo la necesidad de "un impulso de la sociedad del bien común, de la sociedad relacional y la reconstrucción de la comunidad con políticas, perspectiva y actuando como sujeto comunitario".
   También se ha propuesto "un voluntariado en el marco de la ciudadanía activa y del desarrollo de la dimensión comunitaria que promueve la participación, que teje, que vincula y que en consecuencia moviliza conciencias, provoca voluntades y crea condiciones para multiplicarse, mediante el despliegue solidario de las capacidades humanas, transmitiendo esperanza y optimismo".

IU presentará querella contra Cifuentes y en las delegaciones del Gobierno que "intentan criminalizar" manifestaciones

CÓRDOBA.- El portavoz de IU en la comisión de Economía del Congreso, el diputado malagueño Alberto Garzón, ha anunciado que la federación de izquierdas va a presentar en los próximos días una querella contra la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, y en todas las delegaciones del Gobierno, que "estén interpretando de forma sesgada" el derecho de manifestación, que, a su juicio, "intentan criminalizar".

   En una rueda de prensa en Córdoba, acompañado por el portavoz de la Izquierda Plural (IU-ICV-CHA) en el Congreso, José Luis Centella, y el vicepresidente de la Junta de Andalucía y coordinador de IULV-CA, Diego Valderas, entre otros cargos de la federación de izquierdas, Garzón ha explicado que la manifestación, "no convocada, pero legal", del 27 de octubre contra los presupuestos en Madrid, se saldó con "300 personas identificadas por la Delegación del Gobierno de manera arbitraria y han recibido una sanción económica que asciende a 500 euros por persona, solo por manifestarse".
   Este tipo de política, como agrega, "es la que realiza el PP, que intenta convertir la frustración de la ciudadanía en resignación a través del miedo", como en este caso con "identificaciones arbitrarias, detenciones injustificadas y la represión violenta", que los propios sindicatos policiales denuncian, recuerda.
   Ante ello, explica que IU tiene que "servir de cobertura a todas las personas que son víctimas de ello, muchos de los cuales son militantes de IU, pero se hará extensivo a toda la ciudadanía". En concreto, la federación de izquierdas va a actuar en "los términos  judiciales defendiendo los derechos civiles, económicos y sociales" y habilitará una página web en la que se colocarán "los modelos de recursos antes las sucesivas multas" y se centralizará "toda la organización y atención a las personas multadas", para que "puedan recurrir", según ha detallado.
   Por su parte, Centella ha anunciado que su grupo parlamentario pide la comparecencia en el Congreso del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, para que explique "cuál es su deriva de querer criminalizar a quien protesta y se moviliza", además de comunicar a Cifuentes, "que también estuvimos el 27 de octubre en la manifestación", en la que no entiende que "se multe a unas personas y a otras ni siquiera se nos llama".
   Como sentencia Centella, "algo va mal cuando se indulta a policías condenados por tortura y se persigue y se multa a manifestantes que piden más democracia".

¡No estoy de acuerdo! / Santiago Niño Becerra *

Estoy en total desacuerdo con ciertas palabras que el pasado día 28 pronunció en Bruselas el Sr. Comisario de la Competencia cuando abordó la reducción del exceso de capacidad de las entidades financieras que van a ser ‘ayudadas’; y sé que soy de los poquísimos que no está de acuerdo.

Dijo el Sr. Joaquín Almunia al referirse a los culpables de lo que ha sucedido en el sistema financiero europeo (español, en este caso): “Los que gestionaron mal las entidades. Nos saldría una lista relativamente larga”; y cuando lo hizo a la poda de negocios que tendrán que hacer esas entidades ‘ayudadas’: “La historia ha demostrado que no son capaces de operar de manera eficiente en actividades de riesgo. Hay que impedirles regresar a prácticas insostenibles”. (El País 29.11.2012, Pág. 26). Por tercera vez: no-estoy-de-acuerdo.

Vamos a ver. Las hemerotecas, sonotecas y videotecas están repletas de declaraciones majestuosas de políticos y expertos en relación a lo sólido, lo fantástico, lo maravilloso, lo excepcional, que era el modelo bancario español, tan genial era que podía servir de espejo en el que mirarse otros reguladores del mundo mundial y otras legislaciones regulaciones del extranjero. Y esas alabanzas eran, mayoritariamente no españolas. ¿Qué fue de aquella música laudatoria?. ¿Dónde está ahora?.

La verdad pura y dura, la verdad amarga, es que estos horrores que ahora se denuncian fueron prácticas y procederes alabados en el pasado porque era la única forma de que el planeta creciese, de que España fuese bien, de que la actividad económica siguiese creciendo, los ingresos públicos aumentando, y el modelo de protección social expandiéndose, a fin de que una ciudadanía feliz y confiada consumiese a golpe de crédito, y de que votase lo conveniente en un clima de paz social teñido por tonos de propuestas éticas y responsables.

Es decir, lo que prácticamente nadie reconoce hoy es que si esos sujetos hoy calificados de irresponsables no hubieran gestionado las entidades financieras como lo hicieron, ni España ni ningún otro país hubiese crecido lo que creció. Ahora esos individuos pueden ser escarnecidos y lapidados en la plaza pública, pero fue gracias a ellos que ‘El mundo fue bien’ … ¡por eso se les permitió que actuasen como actuaron!, ¿o es que todo el planeta se volvió tan subnormal que no vio de que forma y a qué velocidad estaba creciendo la deuda total?. Pienso (lo pienso de verdad) que lo que tenía que haber dicho el Sr. Miguel Blesa en su comparecencia del día 28 tenía que haber sido una sola frase, y muy breve: ‘Lo que yo y mi consejo hicimos contribuyó a que España fuese bien ya que si no lo hubiésemos hecho no hubiese ido bien’.

¿Es escandaloso lo que estoy diciendo?. Repasen los datos de la economía española de aquella época: cuanto mejor iba España más empeoraba su productividad, peor pintaba su saldo exterior, más diferencia había entre la inflación de aquí y la de allá. ¿Cómo demonios puede crecer una economía a tasas del 4% anual si depende del exterior en todo?, pues a base de que entren ríos de dinero en ese país y que alguien lo reparta entre quienes sea para que esos quienes sea lo gasten en lo que quieran. Bien, pues esos sujetos fueron los encargados de repartir esa pasta entre esos enfebrecidos consumidores de lo que sea, desde viviendas a tornos comandados por control digital, pasando por Audis A6 y acabando por naves industriales. ¡Y-así-España-creció!. Y por ello España recibió parabienes y felicitaciones.

¿Quiere el Sr. Almunia hablar de mala gestión?. ¿Por qué no se pregunta porqué se permitió todo aquello?, y no, no me estoy refiriendo al Banco de España y a otros reguladores. Estoy convencido de que la Historia demostrará que los bancos centrales advirtieron por activa y por pasiva de lo que estaba sucediendo y de que avisaron de lo que podía suceder, pero había que crecer: no había que poner ningún palo en ninguna rueda. Y bueno, se creció.

Y como esos elementos lo hicieron mal, hay que impedir que vuelvan a hacer lo que hicieron, pero no sólo ellos, también las entidades que tan malsanamente dirigieron. ¿Si?. ¿Por qué?.

Aquellas prácticas bancarias tan nefastas hicieron posible el crecimiento, es decir, fue por ellas por lo que se creció lo que se creció (y que nadie venga ahora diciendo que se creció demasiado). Aquellas prácticas hoy parecen criminales: conceder una capacidad de endeudamiento casi ilimitada a alguien con una renta muy limitada, dar un super crédito hipotecario a otro alguien con un contrato de trabajo que había que coger con pinzas avalado por una tía abuela de 108 años, financiar el circulante de una empresa que vive de financiar su circulante, … vender unos papeles con el extraño nombre de ‘preferentes’ a todo aquel que supiera firmar, … ¡Horripilante!, ya, pero horripilante ahora, cuando todo ha estallado, cuando nada es sostenible, y cuando nos hallamos en medio de una crisis sistémica; es decir: a toro pasado a fin de sacarse pulgas de encima.

La realidad era que cuantos más créditos se concedieran, mejor: más consumo y más comisiones para el banco; y cuanto más aumentase la deuda, más mejor: más crecimiento para esa entidad financiera; y cuantas más preferentes se vendieran super mejor: más personas felices por poder obtener un cacho de las ganancias financieras que hasta el momento tan fácilmente se habían estado llevado los cochinos ricos de siempre.

La realidad real es que si esa mala práxis se va a prohibir es porque ya no va a ser necesaria ya que no se van a buscar tasas de crecimiento que no se apoyen en la economía real debido a que otra cosa no es posible ya debido a que los recursos disponibles son escasos. Es decir, pienso que esas prácticas horrendas se prohíben no por ética ni por justicia, sino porque ya han cumplido su función debido a que ahora las cosas van a ir de otra manera, de forma parecida a como dejaron de efectuarse las ejecuciones públicas de los condenados a muerte: dejaron de ser necesarias.

¿Qué todo es un engaño y una mierda?. No lo vean así. El fallo, por ejemplo, fue considerar que una entidad financiera era nuestra amiga. No lo era, nunca lo fue y nunca lo será. Una entidad financiera hace negocio, como lo hace la panadería donde compramos cada día la baguette que nos comemos para cenar. Se olvidó, porque convino, que las deudas hay que pagarlas, y se supuso, porque fue conveniente, que ‘nuestro banco, nuestra caja’ era fantástico, era maravillosa.

Se consideró y se supuso eso porque era preciso, del mismo modo que  lo fue no advertir a la ciudadanía que estaban dando por supuesto cosas, que, por principio, no tienen porqué ser ciertas. Convino para crecer y seguir creciendo mientras el modelo dio de si; cuando ya no ha dado más de si …

Insisto: no estoy de acuerdo con lo que dijo el Sr. Comisario de la Competencia, aunque supongo que si lo dijo es porque convenía que lo dijese.

(Puede que espíritus puros piensen que lo que se ha estado haciendo estos pasados años es pura hipocresía. Mi sugerencia: no vayan tan allá. En la vida no hay nada blanco o negro: lo que existe en una gama infinita de grises a fin de que puedan adaptarse a las circunstancias de cada momento. Lo que sí es molesto es oír que alguien que no dijo nada o dijo digo ahora diga, a voz en cuello, que se cansó de decir Diego; es molesto porque es falso. Sería mejor callar, ¿no?; aunque, posiblemente, ello no sería conveniente).

(*) Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

El estallido que viene / Adolfo García Ortega *

Lo habrá, tarde o temprano lo habrá. Habrá un estallido social. El mundo que prometía un bienestar sostenido está roto. Los políticos no lo ven, o no lo saben o quizá sea que han llegado a ese estado de ceguera, necedad y estupidez que les impide salir de su discurso hueco, repetido y refractario. Es el bloqueo del poder partitocrático tal como lo conocemos. E intuyo que lo que se prepara es el control del estallido.

Como ciudadano pensante podría hacer un análisis negativo, incluso muy negativo, y no dejaría de ser realista. Pero se impone partir de una esperanza: la sociedad europea, sobre todo la del sur o medio-sur, sigue viva, avanza, crece, palpita, mira hacia el horizonte y no se resiste. Lucha. Esto también es real.

Ahora lo que recorre Europa es una luz. No una de esas luces de final del túnel, sino una luz pequeña, una ligera claridad, una luz de linterna que alumbra, por fin, el interior de lo que pasa. Lo primero que ilumina esa luz es que Europa tiene un problema político que no ha sabido resolver todavía. Y a esto se añade otro aspecto, trágico: los serios problemas de ciertos estratos de su población, tales como los mayores, los jóvenes, los inmigrantes, los parados, etcétera, pendientes cada uno de su inhóspito y tambaleante futuro. Y esto conduce a nuestro mayor problema: somos más viejos, somos más pobres, pero los ricos son más ricos. Hay, pues, un brote agresivo de injusticia y desigualdad.

Aunque surgen recelos por todas partes, y más con el maquillaje del Premio Nobel de la Paz a la UE (seguro que en Bosnia aún se ríen de esta broma de mal gusto), hay que reconocer que existe un camino que la sociedad europea en su conjunto ha recorrido modélicamente, un camino común hacia una identidad común, un bienestar común y una cultura diversificadamente común; un camino que no han recorrido por igual los políticos. Porque ahora hay un abismo entre la sociedad europea y sus políticos.

La clase política es el gran problema que impide modificar la
realidad en Europa


Es más, asumamos de una vez, con decisión, que la clase política es el gran problema que impide modificar la realidad en Europa. ¿Por qué? Porque los políticos no han contribuido a eliminar los prejuicios de unos sobre otros, sino que los han aumentado; y tampoco han articulado los mecanismos reales contra la injusticia, para lo cual, básicamente, estaban elegidos. Han entregado a los ciudadanos a los bancos, a las instituciones financieras, a los principios inmorales de un capitalismo sin control. Y esto todos: los políticos de derecha y los políticos de izquierda. Porque, en este sentido, en la Europa en crisis, derecha e izquierda han terminado por ser parodias recíprocas. O, lo que es peor, cómplices de una vieja dramaturgia, la de su propia supervivencia.

Y al no haber una política económica verdaderamente común (salvo la malhadada monetaria), se han evidenciado, en cada país, las miserias de esos mismos políticos: la corrupción, la ineptitud, la mala gestión, la incapacidad práctica e intelectual y el error sistemático. Esto ha llevado a cuestionar, y más que nunca y con más razones que nunca, su papel delegado de representatividad.

¿Cuáles son los verdaderos males que aquejan a Europa? A mi modo de ver, son los siguientes: 1. La fractura del equilibrio económico sostenible, que requiere actualmente redimensionarse. 2. Las diferencias entre Estados, aumentadas por la quiebra entre el Norte y el Sur. 3. La corrupción (tanto en el Norte como en el Sur) tan capilarmente extendida. 4. La política estandarizada y necia. 5. La codicia financiera, estimulada por una banca abusiva en extremo. 6. La falta de futuro nítido. 7. El vertiginoso incremento del paro y el desempleo, que ha de verse en términos no ya económicos sino de población. Y 8. El desvío o traspaso de responsabilidades y cargas a las capas más débiles o clases medias de la sociedad (ciudadanos, profesionales, trabajadores, parados) y no a la banca, ni a los grandes empresarios ni a la clase política, con el consiguiente aumento de la injusticia social generalizada.

Es decir, es imperativo asumir sin eufemismos si existe o no una respuesta a la cuestión capital de la redistribución de la riqueza y del sistema productivo y de consumo. Si la respuesta es inequitativa, toda revolución debería ser inminente. Si es equitativa, ha de formularse una eficaz respuesta política de carácter legislativo. Estamos lejos de esto. Porque esto lleva a pensar (y a propugnar) que es necesaria otra forma de vida, que partiría de esta sencilla pregunta que nadie se hace: ¿por qué las cosas valen lo que algunos dicen que valen y por qué no valen menos? Es decir, ¿por qué prima la ganancia y el beneficio por encima de la vida misma?

Se ve venir una crisis de la democracia, tal como la hemos concebido hasta ahora, y es una crisis sistémica. La representatividad y el modo de acceso a ella, sobre todoen algunos países, está cuestionada, y con razón. Es, por tanto, una crisis política. Una crisis en la que otra vez sobrevuela por Europa el fantasma de la intolerancia, del radicalismo nacionalista (de izquierda y de derecha), y otra vez se silencian las voces que, mayoritariamente, se declaran no sectarias, aplicándoles la categoría de “alternativas”, como estigma de lo que no es una opción viable. ¡Y ya lo creo que lo es!

Es urgente preguntarse si hay un futuro real para Europa. Y la respuesta siempre sería positiva, obviamente: hay, sin duda alguna, un futuro porque la gente existe, la gente vive. Sin embargo, no es tan fácil. Hay tres escenarios de futuro: uno deseable, otro indeseable y otro lamentable.

Se ve venir una crisis de la democracia, tal como la hemos
concebido, y es una crisis sistémica


El futuro deseable pasa por una total unión política, la creación de unos Estados Unidos de Europa reales. Eso permitiría conseguir una globalidad y una corresponsabilidad económica y social, con la creación de un plan de crecimiento y racionalización de recursos, producción y consumo; y no una política de austeridad que suponga la exclusión y la tortura social. En este sentido, faltan nuevas ideas y nuevos nombres que las procuren.

El futuro indeseable es aquel que conlleve ruptura de tratados que garantizan grandes márgenes de libertad, el avance de posturas muy radicales (ya las hay en Grecia, Finlandia, Hungría, Holanda, Francia…), la negatividad de la multiculturalidad, es decir, su fracaso, y, sobre todo, la desvinculación de la sociedad de los millones de parados, jóvenes en especial, dando por sentada una sobrecogedora falta de solidaridad. 

Pero hay un futuro lamentable que me temo más cercano; un futuro probable y resultadista. Será el de una Europa sin influencia estratégica mundial, con grandes carencias en las conquistas sociales, con un adelgazamiento brutal de la garantía igualitaria que ofrece “lo público”. Será una Europa en la que cualquier mejoría se anunciará para plazos cada vez más lejanos, bajo la amenaza de que “lo peor aún está por llegar”, causando desaliento. Será una Europa dividida en dos, la que funciona y la que no. 

Y habrá países de esa Europa fractal en los que invertir será un chollo: ya se podrá comprar a centavo el dólar, ya se podrá comprar un país (y lo que contiene) muy barato, aceptando gustosos una inversión en industrias que exigirán unas condiciones laborales muy desprotegidas, con sueldos muy bajos. Que la sociedad vuelva a escalar clases sociales, desde posiciones muy bajas también.

Nos están preparando para esto, para aceptar sin violencia estas duras condiciones, y para que nos parezcan una necesidad inevitable. No de otro modo se entiende la gran presión que sufren las clases medias, una auténtica incertidumbre social, y la brutal represión de todas las manifestaciones de protesta con el fin de atemorizar. Es decir, se está controlando el estallido, se está modulando su impacto y su alcance.

Ante todo esto, desolador sin duda, creo que la única esperanza, la única vía de salida, radica en ir en dirección contraria a la que vamos. Eso lo saben los políticos. Y si no lo saben, que dejen de ser políticos, porque solo serán imbéciles.

(*) Escritor