domingo, 7 de agosto de 2011

La estrategia política del 15M / Alberto Garzón *

El siguiente texto es una amplia reflexión sobre la estrategia política que debería, a mi parecer, mantener el 15M y los grupos que forman parte del mismo. Es mi opinión y como tal es tan subjetiva como cualquier otra. Se puede estar de acuerdo o no, pero la lanzo para aportar elementos que considero imprescindibles así como para hacer pública la visión que tengo de un proceso tan complejo pero a la vez tan necesario. 

Cronología rápida de una movilización

En 2007 estalló la crisis en Estados Unidos y los economistas críticos nos pusimos manos a la obra para intentar explicar a la gente corriente lo que estaba pasando en las finanzas internacionales. Pronto se vio que esa crisis sería de una importancia excepcional sólo comparable con la Gran Depresión de los años treinta, y ningún país quedaría a salvo de la que para entonces se llamaba ya la Gran Recesión. En verano de 2008 la crisis se trasladó dramáticamente al tercer mundo y mató de hambre a millones de personas a causa de la especulación en los mercados de futuros de materias primas.

En ese momento nosotros comenzamos en ATTAC a escribir nuestro primer libro de divulgación gratuito sobre la crisis (“La crisis financiera. Guía para entenderla y explicarla”), esperando que la gente pudiera comprender que la crisis tenía unos culpables de carne y hueso y que había que exigir responsabilidades. Al finalizar 2008 la crisis se agudizó y la economía española se vino definitivamente abajo. Durante todo 2009 la crisis se expandió con fuerza y afectó cada vez a más sectores de la población. Y al terminar ese año muchos de nosotros, activistas de izquierdas y militantes de diferentes organizaciones políticas, pedimos públicamente a los sindicatos que organizaran una huelga general.

Por entonces pensábamos en términos muy clásicos. Hasta entonces todas las movilizaciones políticas habían sido organizadas por movimientos sociales (precarios, vivienda digna, ecologistas, feministas, etc.) y con relativo poco éxito en cuanto a cantidad de participantes. Había una calma tensa que no lográbamos comprender quienes seguíamos los fenómenos económicos. Nosotros pensábamos que estábamos viviendo una crisis cuya resolución (más o menos social) dependería de la relación de fuerzas. Y confiábamos en que los sindicatos pusieran sus cartas encima de la mesa para plantarle cara al poder económico que estaba pensando ya en agudizar su línea neoliberal. Pero no lo hicieron.

Los sindicatos organizaron una huelga general muchos meses más tarde, el 29 de septiembre de 2010, y en medio de un ataque brutal de la derecha contra las organizaciones de trabajadores. Unos meses antes la comunidad de Madrid había atacado sin piedad al combativo sindicato del metro, poniendo toda la carne en el asador y utilizando los medios de comunicación para poner a la opinión pública en su contra. Yo viví aquella batalla en Madrid, y pensé que era el inicio de nuestro final como clase trabajadora organizada. La derecha estaba dispuesta a arrasar cualquier, ya débil de por sí, movimiento de izquierdas organizado. La huelga del 29 de septiembre fue un respiro, pero llegaba tarde y sabíamos que muchos no estaban dispuestos a subirse a ese barco que navegaba a la deriva.

La firma del pacto de las pensiones por los sindicatos, a principios de 2011, fue el acabose. Los sindicatos claudicaron ante un proceso de regresión social que ya estaba más que claro, y con eso alejaron todas las posibilidades que restaban para aglutinar y ser un actor principal en la batalla ante el neoliberalismo.

Por suerte paralelamente los movimientos sociales habían ido reuniéndose en torno a la plataforma Democracia Real Ya (DRY), y otras organizaciones combativas, como era el caso de Juventud Sin Futuro, surgían a su lado. Fue Juventud sin Futuro la primera en dar el paso de organizar una manifestación contra la crisis digna de tal nombre, recibiendo bastante cobertura mediática y un apoyo importante. Eran tiempos en los que nosotros insistíamos una y otra vez en la urgencia de una insurrección generalizada, que objetivamente era más necesaria que nunca. Era un bosque de hojas secas y faltaba un chispazo para que el fuego se extendiera. 

Y eso fue precisamente lo que ocurrió el 15 de mayo, cuando DRY sacó a la calle a miles y miles de personas exigiendo una salida social a la crisis. Su programa político era tan de izquierdas o más que el que tenía Izquierda Unida, ATTAC, los sindicatos más combativos o cualquier movimiento social de larga trayectoria contestataria. Pero ellos dieron en la clave y consiguieron atraer la atención de muchísima gente desencantada y que, siendo consciente de la necesidad de movilizarse, no había encontrado espacios para hacerlo hasta entonces.

Y de aquel éxito nacieron las asambleas del 15M, que a su vez dieron luz a las comisiones sectoriales y de barrio y a un nuevo tipo de activismo político que en realidad era muy viejo pero que ahora parecía funcionar (no sin obstáculos). Desde entonces conviven experiencias movilizadoras (15M, DRY, Mesas de Convergencia, etc.) que unen sus fuerzas y que trabajan conjuntamente para seguir construyendo algo alternativo.

El peso de la revolución

Con el 15M de repente había que estar en todas partes a la vez y participar en todos los debates, aunque éstos llevaran horas y horas y acabaran con nuestras energías vitales. Era un imperativo moral aprovechar esta ola que por fin había llegado y que ahora había que saber canalizar para que no quedara neutralizada o desmovilizada por la acción del poder económico y político dominante. Pero eso era a la vez una presión en muchos casos insoportable.

En efecto, hemos tenido, y seguimos haciéndolo, que participar en comisiones de horas y horas de duración; hemos tenido que enviar centenas de e-mails para explicar conceptos y ayudar a la gente a comprender de qué estamos debatiendo y a formarnos nosotros mismos; hemos tenido que desmontar a muchos saboteadores que aprovechando los espacios democráticos abiertos han querido neutralizar el movimiento o, al menos, determinar de qué se podía hablar y de qué no; hemos, en definitiva, dedicado todos nuestros esfuerzos a costosos procesos de formación política en su sentido más amplío.

Y en nuestro despiste, creo que nos hemos creído que teníamos que organizar la revolución en un par de días. Nos hemos encontrado en el camino mucha gente de tradiciones políticas distintas y hemos tratado de integrar lo mejor de cada una en muy poco tiempo. Hemos sido demasiado autocríticos con nosotros porque nos hemos exigido lo mejor en todo momento. Hemos intentado responder en unos meses la hegemonía que el neoliberalismo ha tardado en cimentar unos treinta años. Y eso es una tarea hercúlea que no podemos conseguir en esos tiempos de ningún modo, puesto que no sólo estamos ante un dominio económico sino también cultural y de valores. Es magnífico que hayamos despertado, pero no podemos autoexigirnos construir una base social consistente y coherente en cuatro meses.

Necesitamos una base social

Es verdad que el 15M se está comportando como una especia de universidad política. La gente va a las comisiones para aprender y para dotarse de herramientas para comprender cómo funciona el mundo y cómo puede cambiarlo. Y ese es un proceso lento de formación política que debemos continuar sin lugar a dudas. Estamos construyendo una base social, es decir, un colectivo de personas con unos intereses políticos comunes y que permite sustentar y apoyar un proyecto político alternativo. Sin base social ya hemos visto qué sucede con los partidos y sindicatos revolucionarios: nada. La construcción de la base social es, por lo tanto, la tarea primordial del movimiento 15M.

Tenemos que politizar a la gente de nuevo. La política tiene que volver al debate cotidiano. Debemos conseguir que todo el mundo sepa lo que está pasando y cómo nos afecta a la mayoría de los ciudadanos, porque es precisamente de la indiferencia y de la individualidad de lo que se nutre el neoliberalismo. Tenemos que construir esa base social, la cual debe estar constituida por personas formadas y que tienen una identidad común, es decir, que se ven como víctimas de un mismo proceso al que hay que responder colectivamente.

Los procesos económicos tienen una velocidad mucho más lenta que los procesos políticos y que los procesos vitales. Estamos en crisis y todavía seguiremos en crisis mucho más. Los economistas tenemos que procurar predecir los escenarios posibles en los que tendrá lugar la acción política. Y sobre esto hay un consenso generalizado. Los planes de ajuste que se están aplicando (y que se seguirán aplicando) agudizarán la crisis y provocarán nuevos escenarios aún más drásticos de regresión social. Y para eso hay que estar preparado, más aún cuando el nuevo gobierno será aún más radical en la aplicación de medidas neoliberales.

El corto plazo: un escudo social

Ser conscientes de que los escenarios futuros son aún más negros nos permiten caminar con inteligencia y con una estrategia determinada. Porque sabemos dónde nos van a dar el siguiente golpe, y es ahí donde tenemos que estar. Sin duda eso no significa que nos olvidemos de que en realidad hay gente con una situación económica de urgencia. Hay millones de personas en paro, centenares de miles de personas perdiendo sus casas, miles de familias cayendo en la pobreza y otros tantos millones de personas entrando en regímenes laborales de semi-esclavitud. Por eso es necesario un plan de choque de corto plazo, una creación de un escudo social para proteger desde ya a todas esas personas.

La base social no puede limitarse a preparar una revolución, como si de una vanguardia clásica se tratara, sino que en realidad tiene que estar en la calle plantando cara y defendiendo los derechos de sus conciudadanos. La base social no se crea desde los despachos académicos o las reuniones sino desde la calle, y eso implica tener que actuar siempre en situaciones concretas. Hay que ir a proteger a las personas que pierden sus casas, hay que ayudar a los estafados por la banca y hay que ir a los servicios de empleo a nutrir la base social haciéndoles ver a los parados que nosotros somos ellos y que ellos somos nosotros. Y todo esto debe hacerse de una forma organizada y atendiendo a una estrategia definida y que tenga presente que hay limitaciones de tiempo y energías.

El programa político

Nos dicen que no hay alternativas a los planes de ajuste, pero eso es falso. Y en este blog lo hemos puesto de relieve muchas veces. Hay medidas concretas que pueden hacerse para resolver la crisis desde un punto de vista social y que permita construir un sistema económico distinto. Tenemos mucho que debatir sobre qué medidas son prioritarias y cómo debe ser el sistema venidero, pero no cabe ninguna duda de que encima de la mesa hay ya proyectos alternativos. 

En ATTAC contribuimos humildemente a formar a la gente para que comiencen debates y la gente se pueda plantear sus propias opciones, pero en particular los economistas ya hemos propuesto alternativas palpables y que son de aplicación inmediata si existiera voluntad política. Otras opciones, lógicamente, requieren a su vez una base social suficientemente amplia como para que puedan ser puestas en marcha.

Por eso un elemento clave es la formación de esa base social. La formación ha sido dejada de lado por los partidos políticos de izquierdas y las organizaciones sindicales. Y sin formación al final no existen referentes teóricos y sin ellos la gente se deja llevar por la inercia política o se sitúa en una posición estrictamente defensiva. Y nosotros lo que tenemos que hacer es precisamente pasar al ataque. Tenemos que poner un programa político encima de la mesa que permita pasar al ataque de forma inmediata.

El largo plazo: las respuestas futuras

Sí, el PP ganará las próximas elecciones con casi toda seguridad. Y sus objetivos serán los servicios públicos, que privatizarán o deteriorarán sin piedad. Nosotros tenemos la ventaja de que lo sabemos, y hay que hacer los movimientos oportunos. Es urgente que la base social del 15M, DRY, las Mesas, y demás proyectos de este tipo se dirijan a los colegios, a los institutos, a los hospitales, etc. y planteen la necesidad de reunir fuerzas. Muchos van a sufrir en sus propias carnes una crisis que hasta ahora parece pasar de largo de sus propias vidas. La gente comenzará a percibir deterioros en los servicios públicos, habrá despidos y la rabia se incrementará. El caldo de cultivo de la insurrección se generalizará y el bosque de hojas secas del que hablábamos antes crecerá exponencialmente. En última instancia no estamos hablando de otra cosa que de sumar fuerzas con las que poder vencer a un enemigo, y eso es tan viejo como la Humanidad.

Y ello conlleva, les guste a unos u otros, en sumar las fuerzas también de los sindicatos y sus afiliados. Hay que olvidar las viejas rencillas que puedan existir, por muy razonables que sean, y sumar a todos en el proyecto. De otra forma estaremos divididos y no podremos enfrentar exitosamente la avalancha que viene encima. Además, el sistema puede tolerar manifestaciones esporádicas sin perder demasiada legitimidad y sin verse acosado, pero no puede soportar la paralización de la actividad productiva por mucho tiempo. Dicho de otra forma, una base social suficientemente amplia y cuya acción de de lleno en el corazón del mundo económico (la actividad productiva) tendrá todas las cartas para ganar.

¿Es posible mitigar el efecto perjudicial de los procesos venideros? Sí, y creo que debemos hacerlo. Yo votaré en las próximas elecciones, y lo haré a Izquierda Unida. Pero no lo haré porque confíe en que de ese modo se pueda cambiar algo suficientemente importante, ya que en realidad yo impugno al sistema en su totalidad, sino porque utilizo las herramientas a mi disposición aunque sepa que son insuficientes. No pienso dejar pasar una oportunidad de poner una piedra en las ruedas del neoliberalismo, dicho de otro modo. Aunque sea consciente de que la lucha está en otro lado y que limitarse al sistema político es pasar por el aro.

En definitiva

Dicho todo lo cual creo que conviene ser autocríticos pero sin pasarnos. Y sobre todo debemos ser tolerantes con otras personas que provienen de tradiciones políticas distintas y que enfocan los fenómenos de otra forma pero que a la vez comparten nuestros intereses políticos. Ante todo creo que debemos pasar a la etapa de definir estrategias políticas y de contextualizar los fenómenos que suceden, para evitar siempre estar a la defensiva y reaccionando ante cada paso del neoliberalismo. Más bien debemos construir nuestro programa político, que no tiene que ser un documento de cien hojas sino una declaración de intenciones alternativas, asumibles, factibles y radicales, y pasar con él a la ofensiva.

(*) Alberto Garzón – Consejo Científico de ATTAC.

Los indignados llegan a la playa almeriense del Zapillo

ALMERÍA.- La caravana de indignados que salió de la plaza madrileña el 1 de agosto en sus particulares vacaciones llegó a la playa de El Zapillo, en Almería. Los bañistas, que al comenzar la tarde los observaba con indiferencia, acabaron por acercarse al centenar de movilizados a escuchar su mensaje, disfrazados de voley playa o castillos de arena reivindicativos, según la versión de 'Público'.
 
"Cuando supimos lo de las cargas policiales en Madrid, estuvimos a punto de volvernos, dice Laura, miembro de Vac-acciones Madrid. Estaban aún en la provincia madrileña, en Chinchón, y sin embargo decidieron continuar hacia el Sur. "Esto también es muy importante", añade. La idea de la caravana, formada por varios vehículos, es trasladar la experiencia madrileña. "Pero también compartir las acciones que organizan los compañeros de cada sitio", aclara. 
De hecho, Acampada Almería ha sido la que ha diseñado el conjunto de acciones que, bajo el nombre de Toma la Playa, pretende trasladar el espíritu del 15-M a los turistas y bañistas locales. "Somos de un barrio de mar y había que hacer algo lúdico, pero manteniendo el mensaje", explica Pepa López, una ama de casa que, ya superada la cincuentena, es la portavoz de la asamblea popular de El Zapillo, la playa urbana de Almería. Se organizaron a finales de mayo y cada viernes se reúnen en el paseo marítimo para debatir. Este último fueron a recibir a los que venían de Madrid. "Nos enteramos de que venían a Andalucía, invitados por el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, y nos pusimos en contacto", cuenta. Es un desvío de cerca de 500 kilómetros, pero ambos grupos dicen que ha merecido la pena.
Sobre la arena, los niños aprenden en una especie de Monopoly social a invertir el dinero público. Deben dedicar su dinero (de papel) a partidas como la tala de árboles o la investigación de enfermedades. "Ellos deben decidir cuál es un buen político: el que acapara para sí o el que invierte socialmente", explica el maestro Jacinto Barragán, autor de la idea. También ha sido cosa suya una yincana para aprender algunos conceptos como especulación urbanística o burbuja inmobiliaria. "Es la forma de que entiendan algunos de los argumentos", añade.
Pero el juego que más éxito tiene entre los chavales es el del desahucio. Se meten los que quepan en un espacio de dos metros cuadrados y, cogidos de los brazos deben evitar que otros, desde fuera, saquen al desahuciado.
Fuera de la arena, los indignados han montado una exposición con fotografías de tres meses de activismo. Hay imágenes tanto de Madrid como de Almería. Manuel Pérez, de 90 años, ya lo ha vivido casi todo en su largo recorrido. "Los que están haciendo me parece muy bien. Defienden que haya trabajo, libertad y bienestar para todos", comenta. "Eso sí siempre sin violencia, la violencia siempre acaba pagándola el más débil", añade. Lo que no entiende muy bien son algunos de los lemas. "Hay uno que dice No les votes' pero, si no se vota a los políticos, a quién vamos a votar?", cuestiona. Otra cosa que le sorprende son los propios indignados que hay en la playa. "Hay hippies de esos, pero también gente normal", comenta con dos policías al fondo que observan a la sombra, protegidos de un sol que aún pega fuerte.
Son casi las diez de la noche. Tras la parte lúdica, los indignados invitan a la gente que se retira de las playas a participar en la asamblea que celebran los almerienses y los venidos de Madrid. "Queremos contarles que este movimiento es muy bello: multitud de seres humanos haciendo algo nuevo juntos", cuenta Laura, de la caravana madrileña. "No habrá una salida si no hacemos nada", asegura.

A través de Andalucía de Este a Oeste

Los indignados seguirán en Almería hoy domingo. Su idea es, con la complicidad de los bañistas de la playa de Los Escullos, pintar sus sombrillas de negro para denunciar la corrupción urbanística.
El lunes enfilarán hacia su quinta etapa. Tras detenerse en Chinchón, Valdepeñas (Ciudad Real) y Granada, llegarán mañana a Motril, en la costa granadina. Allí contactarán con los indignados locales.
Desde ahí esperan ir hasta Vélez Málaga para, el viernes, subir hasta Marinelada. Quieren conocer la experiencia de este municipio, famoso por sus políticas sociales desde los años ochenta.
El Ayuntamiento les ha cedido el polideportivo y mantendrán un encuentro con los vecinos. Ya el domingo, volverán a la costa, esta vez a Cádiz. Con los activistas gaditanos marcharán en protesta por los proyectos urbanísticos de El Palmar. El martes se pondrán camino del Norte.

Más de 300.000 "indignados" toman las calles de las principales ciudades israelíes

JERUSALÉN.- Más de 300.000 "indignados" salieron este sábado a las calles de las principales ciudades de Israel para protestar por el alto coste de la vida. La principal manifestación tuvo lugar en Tel Aviv, donde más de 200.000 personas se habían concentrado en torno a la plaza Habima, cerca de donde se había levantado una acampada de protesta.

   "El pueblo quiere justicia social" o "Toda una generación demanda un futuro", coreaban los manifestantes, emulando las consignas popularizadas durante las revueltas árabes en Túnez o Egipto y las protestas de distintas ciudades españolas.
   La protesta ha paralizado el tráfico rodado en importantes zonas de la ciudad y se ha reproducido en otras ciudades como Jerusalén, Kiryat Shomna o Eilat. Mientras, en Jerusalén, unas 20.000 personas han marchado hasta la residencia oficial del primer ministro, Benjamin Netanyahu, para exigir dimisiones en la tercera semana consecutiva de protestas.
   "Jóvenes de Israel, ha llegado nuestra hora", ha proclamado el presidente del Sindicato Nacional de Estudiantes, Itzik Shmuli, durante la manifestación de Tel Aviv.
   "Es un despertar colectivo sin precedentes. Estamos siendo testigos de cómo el pueblo se despereza (...). Lo que comenzó como una batalla por una vivienda asequible se ha convertido en un movimiento de protesta que es como una bola de nieve y ahora habla de un amplio cambio de sistema", ha explicado uno de los manifestantes en declaraciones publicadas por la edición digital del diario 'Yedioth Aharonoth'.
   Los activistas llevan tres semanas acampados en el bulevar Rothschild de Tel Aviv para protestar por el coste de la vida y exigir una vivienda accesible en un movimiento que ha ido ganando apoyos día a día. La de este sábado era la tercera gran manifestación en Tel Aviv.

Puestos en libertad los dos 'indignados' detenidos el jueves en Madrid

MADRID.- Los dos indignados detenidos este jueves a las puertas del Ministerio del Interior --uno valenciano y otro portugués-- fueron puestos en libertad ayer sábado, según fuentes de seguridad de los Juzgados de Plaza de Castilla.

   Según una integrante del movimiento, uno de los detenidos, de nacionalidad portuguesa y 36 años de edad, arrastraba un total de once antecedentes en su país. El otro detenido que ha prestado declaración este sábado es un valenciano de 20 años que no tenía antecedentes.
   Los dos detenidos el jueves han prestado declaración ante el juez durante casi cinco horas. Ambos han estado acompañados en Plaza Castilla por una veintena de compañeros 'indignados'.
Poco antes, una veintena de indignados del movimiento 15M se concentraron frente a las puertas de los Juzgados de Plaza de Castilla a la espera de que termine el juicio de dos de los cinco detenidos el pasado jueves a las puertas del Ministerio del Interior, uno de ellos portugués y otro valenciano.
   Según una integrante del movimiento, el detenido de nacionalidad portuguesa y con 36 años de edad arrastraba un total de once antecedentes en su país, entre ellos, robo con violencia, por lo que esperaba fuese deportado a Portugal ya que tienen sobre él una orden de búsqueda y captura. Por otra parte, el valenciano con 20 años de edad no tenía antecedentes.
   Además, otro de los indignados, amigo del detenido de 36 años, ha señalado que "supuestamente" al hombre portugués lo han detenido por resistencia a la autoridad, aunque a juicio del amigo del indignado portugués ha sido detenido "por proteger a los indignados ya que desde el principio del movimiento 15M lo único que ha hecho ha sido calmar a la gente, nada de violencia, ya que él no es provocador".

La Policía impide a los 'indignados' entregar al Rey de España sus reivindicaciones

PALMA DE MALLORCA.- Un fuerte dispositivo policial de más de una veintena de agentes ha impedido anoche a los 'indignados' de Palma que pudieran acercarse al lugar en el que el Rey asistía a una entrega de premios para hacerle entrega de un documento que recogía las principales reivindicaciones del movimiento 15M.

   Unos 60 indignados habían partido de la Plaza de España en dirección a Ses Voltes, aunque ante la fuerte presencia policial optaron por dirigirse al parque del Mar, situado a unos trescientos metros del lugar en el que Don Juan Carlos, la Reina doña Sofía y el Príncipe Don Felipe asistían a la entrega de premios de la 30 edición de la Copa del Rey de Vela.
   Al percatarse los efectivos de seguridad de la presencia de los 'indignados', habían desplegado un cordón policial y habían procedido a identificar a más de 60 personas a las que pidió el documento de identidad, incluidos dos fotógrafos de prensa.
   Minutos antes de que los policías exigieran los DNI, los 'indignados, al advertir la llegada de los efectivos de seguridad, habían comenzado a disimular cantando el cumpleaños feliz. Sin embargo, los agentes estuvieron durante cerca de una hora pidiendo identificaciones al tiempo que los manifestantes coreaban gritos como 'le llaman democracia y no lo es' y 'libertad de expresión en peligro de extinción'.
   Mientras, en Ses Voltes se desarrollaba con normalidad el acto de entrega de premios que concluyó cerca de las diez de la noche sin que los 'indignados' pudieran ni siquiera ver al monarca ni ningún otro miembro de la Familia Real. Tras concluir el acto, los representantes del 15M optaron por dispersarse.
   Los 'indignados' de Palma trataban de entregar al Rey un listado de los distintos consensos alcanzados a nivel estatal por el movimiento 15-M, entre los cuales destaca la petición de una modificación de la Ley Electoral para garantizar un sistema "auténticamente representativo y proporcional que no discrimine a ninguna fuerza política ni voluntad social, donde el voto en blanco y el voto nulo también tengan su representación en el legislativo".
   En el documento, de tres páginas, los 'indignados' reclaman la eliminación de los privilegios de la clase política en lo que se refiere al pago de impuestos, los años de cotización y el monto de las pensiones.
   En este sentido, también piden la equiparación del salario de los representantes electos al salario medio español más las dietas necesarias indispensables para el ejercicio de sus funciones, al tiempo que exigen la eliminación de la inmunidad asociada al cargo y la publicación obligatoria del patrimonio de todos los cargos públicos.
   Para los 'indignados', Don Juan Carlos, como "jefe del Estado, no puede simplemente estar al margen" de estas peticiones que pretenden lograr un cambio en el sistema político, económico y social.
   Entre las peticiones', destacan la celebración de referéndums "obligatorios y vinculantes" para las cuestiones de gran calado que modifican las condiciones de vida de los ciudadanos", así como un control de las entidades bancarias, con el fin de "prohibir cualquier tipo de rescate o inyección de capital a entidades bancarias". De esta manera, consideran que "aquellas entidades en dificultades deben quebrar o ser nacionalizadas para constituir una banca pública bajo control social".
   Además, reclaman la devolución a las arcas públicas por parte de los bancos de todo capital público aportado, así como la eliminación de las SICAV y un aumento del tipo impositivo a las grandes fortunas y entidades bancarias.
   Por otra parte, piden un "control real y efectivo del fraude fiscal y la prohibición de inversión de bancos españoles en paraísos fiscales, así como una regulación de sanciones a los movimientos a los movimientos especulativos y a la mala praxis bancaria".
   Finalmente, otras de las exigencias destacadas son la "reducción" del gasto militar, la abolición de la Ley Sinde y la jubilación a los 65 años, así como ningún aumento en la edad de jubilación hasta acabar con el desempleo juvenil.

Estudiantes y profesores de Chile seguirán movilizándose contra el Gobierno

SANTIAGO DE CHILE.- La presidenta de la Federación de Estudiantes de Chile (Fech), Camila Vallejo, ha adelantado que el movimiento de estudiantes y profesores mantendrá las movilizaciones en contra del Gobierno. "Seguiremos movilizados", han sido sus palabras.

   El colectivo ha rechazado la propuesta entregada el lunes por el ministro de Educación, Felipe Bulnes, que habla de 21 puntos de una reforma educativa.
   Los líderes del movimiento creen que la iniciativa no satisface sus necesidades, por lo que piden que atienda las peticiones entregadas la semana pasada sobre una educación gratuita, entre otros apartados.
   "Ratificamos el camino de seguir dialogando, pero este diálogo tiene que ser con movilizaciones, porque es un derecho que nos pertenece a los ciudadanos", ha dicho por su parte el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo.
   Por su parte el portavoz de los secundarios, Freddy Fuentes, cree que el diálogo planteado desde el Gobierno es "ambiguo" y denuncia que han recibido amenazas.
   El jueves, tras un pleno extraordinario de todo el movimiento, los universitarios dieron un plazo de seis días al Ejecutivo de Sebastián Piñera para atender a sus demandas. Advirtieron que de lo contrario continuarán con las movilizaciones.
   El colectivo ha confirmado el viernes este plazo de manera oficial y ahora espera una respuesta rápida de Presidencia. De no ser así, esta "reafirma su postura de intransigente", han dicho los distintos dirigentes, citados por 'La Tercera'.
Mientras tanto, el ministro del Interior chileno, Rodrigo Hinzpeter, ha defendido su decisión de no autorizar las marchas de estudiantes y profesores en el centro de la capital, Santiago, al tiempo que ha criticado a los líderes del movimiento estudiantil. "O no están bien aconsejados, o están siendo manipulados o no hay liderazgos que tengan una verdadera vocación para mejorar la calidad de la educación", sugiere.
   "Son jóvenes estudiantes, pero también es cierto que hay poca reflexión por parte de ellos", ha declarado en una entrevista al periódico 'La Segunda'. Recuerda que en siete semanas se han autorizado cinco concentraciones, las cuales han generado daños millonarios en propiedades públicas y privadas. Hinzpeter califica la situación de "dura y compleja" para el Gobierno.
   A su entender "los estudiantes están perdiendo una gran oportunidad para conversar en serio" con el rechazo a la propuesta que el Ministerio de Educación les trasladó el lunes.
   De acuerdo con 'El Mercurio', Hinzpeter relata que en el momento de pedir a los dirigentes del movimiento que desconvocaran la manifestación de Santiago, estos le respondieron que no podían, pues los actos "se autoconvocaba por las redes sociales".
   "Les dije que su respuesta me dejaba más preocupado, porque quiere decir que no tienen un verdadero liderazgo: los movimientos que no tienen capacidad de controlarse y que sus propios supuestos dirigentes reconocer no tener control sobre ellos, pueden terminar en cualquier cosa", finalizó.
   Las manifestaciones del jueves en varias ciudades del país dejaron un balance de 90 policías heridos y 874 detenidos. En este sentido el ministro argumenta que "exigir el cumplimiento de la ley por todos es un deber".