miércoles, 13 de enero de 2016

Obama dice que hay que reducir la "influencia" del dinero en la política


WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró en su último discurso sobre el Estado de la Unión que hay que reducir la "influencia" del dinero en la política para que "un puñado de familias e intereses ocultos" no puedan financiar las elecciones.

"Si nos rendimos ahora, estaremos abandonado un futuro mejor. Quienes tienen dinero y poder ganarán más control en decisiones que pueden mandar a un joven soldado a la guerra, o permitir otro desastre económico, o dar marcha atrás con los derechos de igualdad que generaciones de estadounidenses han luchado para conseguir", indicó Obama.
El mandatario apuntó que ello hace aumentar "la frustración", ante lo que "habrá voces" que pidan "volver a las tribus, usar como chivos expiatorios a ciudadanos que no se parecen a nosotros, o que no rezan como nosotros, o no votan como nosotros, o no comparten nuestros mismo orígenes".
"Tenemos que hacer que votar sea más fácil, no más difícil, y modernizar las votaciones adecuándolas a cómo vivimos hoy en día. A lo largo de este año, pretendo viajar por el país para presionar a favor de las reformas para este fin", apuntó.
Obama también pidió que se ponga fin a "la práctica de dibujar los distritos del Congreso para que los políticos puedan elegir a sus votantes y no al revés", en una alusión al "gerrymandering", como se denomina a la manipulación de distritos para favorecer la elección de un legislador de un partido determinado.

Puigdemont toma posesión como presidente de la Generalitat de Catalunya sin citar a la Constitución y al Rey

BARCELONA/MADRID.- El nuevo presidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, ha tomado hoy posesión del cargo prometiendo "fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representado por el Parlament", sin citar a la Constitución y al Rey, en contra de lo que hasta ahora era habitual.

En la toma de posesión en el Palau de la Generalitat, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha evitado mencionar al Rey y la Constitución y ha preguntado a Puigdemont: "¿Promete cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representado por el Parlament?", a lo que Puigdemont ha respondido afirmativamente: "Sí, prometo".
La fórmula habitual en la toma de posesión es que el presidente del Parlament pregunte al presidente electo si jura fidelidad al Rey, a la Constitución, al Estatut y a las instituciones catalanas, pero Forcadell ha modificado hoy el enunciado.
El acto, con la presencia de autoridades como el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, se ha celebrado en el Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat, con un telón negro de fondo y sin ninguna imagen del Rey. Ni el ministro ni la delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna, han aplaudido a Puigdemont.
En su discurso como nuevo president, Puigdemont ha incidido que ha prometido el cargo "explicitando esta lealtad al Parlament y al pueblo de Cataluña", entendiendo, ha dicho, que "el Parlament escoge al presidente y el pueblo al Parlament, en un circulo virtuoso de legitimidad democrática indiscutible".
El president se ha comprometido con que haya un debate desde el "respeto y la serenidad", con "trabajo y diálogo", aunque ha querido dejar claro que perseverará en el objetivo independentista con dos citas.
La primera, "imposible es solo una opinión", frase que usa también el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y la segunda, de Gaziel: "Soy falible pero insobornable".
El exalcalde de Girona ha aseverado que no están "cansados" del proceso soberanista sino "más esperanzados que nunca", al tiempo que ha garantizado que pondrá "las instituciones a trabajar en esta dirección" sin "perder de vista las esperanzas de la gente".
Así, ha defendido que Cataluña necesita "herramientas" propias de un Estado en un momento en el que "estamos -ha dicho- asfixiados y humillados".

La Abogacía del Estado revisa el gesto de Puigdemont

La Abogacía del Estado estudiará la fórmula utilizada por el nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en su toma de posesión, por si el no haber acatado la Constitución fuera merecedor de alguna acción por parte de los servicios jurídicos.
Fuentes del Ejecutivo han indicado esta noche que la Abogacía empezará mañana a estudiar las palabras de Puigdemont, que ha prometido hoy el cargo con "fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representada por el Parlament", pero ha obviado la Constitución y al Rey, tal como había costumbre de hacer hasta ahora.
Los servicios jurídicos del Estado analizarán ahora la legislación y la jurisprudencia existente para determinar si el haber ignorado la promesa o juramento de acatar la Constitución merece algún reproche jurídico.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha asumido este martes el cargo sin mencionar al Rey ni la Constitución, y ha prometido ser fiel a la voluntad de los catalanes, con un "Lo prometo". En la toma de posesión celebrada en el Palau de la Generalitat, así ha respondido a la pregunta de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell: "¿Promete cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representado por el Parlament?".
La promesa de Puigdemont ha estado precedida por una breve intervención del presidente saliente, Artur Mas, que le ha agradecido "haber aceptado el reto de ser el 130 presidente de la Generalitat en estos momentos apasionantes, decisivos y trascendentes" para Cataluña.
El ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha advertido antes de la celebración de ese acto de que Puigdemont "en ningún caso" podría introducir en sus palabras elementos que desvirtúen el juramento de cumplimiento de sus obligaciones y de la Constitución.
Catalá ha recordado que las fórmulas utilizadas a lo largo de los años han sido muy variadas, y el Tribunal Constitucional y la Junta Electoral Central se han pronunciado sobre los elementos que se pueden introducir en ese acto.
Ahora corresponde a la Abogacía del Estado analizar si la fórmula utilizada es respetuosa con la Constitución o si genera algún tipo de infracción.

¿A quién está juzgándose en Mallorca? / Ramón Cotarelo *

Este país tiene una deuda inmensa con el juez Castro, ese hombre que, en cumplimiento de su deber, ha instruido la causa cuya vista oral se inició el lunes y en la que, entre otros acusados, se sientan en el banquillo una infanta de España y su marido. Es fácil intuir las inmensas presiones que ha debido resistir ese  representante del Poder Judicial, viendo el papelón que en la primera sesión de la causa estuvieron haciendo el fiscal y la abogada del Estado, empeñados en apoyar a la defensa de la infanta para exonerarla contra viento y marea.

Sí, el país entero debe un homenaje al juez Castro. La base de la civilización es la justicia y la base de la justicia, la independencia y la honradez de los jueces. De cada juez.

Porque no solamente el fiscal y la abogada del Estado defendían a la acusada. Todo el establecimiento mediático, todos los publicistas del régimen, que son muchos y muy bien pagados, todas las fuerzas vivas del orden y la tradición, apoyan que se otorgue a la infanta un trato de privilegio porque, en el fondo, no creen que la justicia deba ser igual para todos.

Sin embargo, el problema no es si esta señora es acusada, juzgada y condenada o no. Aunque parezca mentira, es lo de menos. Su importancia personal es cero. De hecho la Casa Real ya la ha despojado de su título nobiliario y la ha arrojado de su seno, que es como desnaturalizarla.  
 
No, el problema no es ella personalmente, sino lo que representa. Ella no es más que un cortafuegos. De lo que se trata es de eliminar la posibilidad de que la incriminación llegue más arriba, a su hermano, a su padre, a la Corona, a la institución monárquica. Porque, aunque las magistradas ya hayan rechazado dos veces la petición de que Juan Carlos I y Felipe VI comparezcan como testigos, sus nombres seguirán apareciendo, las peticiones seguirán produciéndose y de ellas se harán eco los medios extranjeros.

Por mucho que pretendan evitarlo, en el banquillo de la Audiencia de Mallorca no se sienta sola la infanta de España. Se sienta, se quiera o no, la sombra de su padre (presente en la sala como el espíritu del padre de Hamlet) y el actual Rey en efigie. 

Se sienta la monarquía.
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED