KIEV.- La oposición ucraniana movilizó este domingo en Kiev a
más de 70.000 manifestantes contra el presidente Viktor Yanukovich, que
afronta ahora un delicado dilema con la formación de un nuevo gobierno,
muy esperado por Rusia y por Occidente.
"No tenemos intención de rendirnos. Iremos más lejos", proclamó ante
la Plaza de la Independencia el militante Dimytro Bulatov, cuya foto con
la cara desfigurada por las torturas dio la vuelta al mundo. El
opositor se dirigió a los manifestantes por teléfono desde de Lituania,
donde ha sido hospitalizado.
Uno de los dirigentes de la oposición, el exboxeador Vitali
Klitschko, desafió al presidente a que vaya a la plaza "a oír lo que la
gente dice de él".
Klitschko llamó a los ucranianos a observar una huelga general de una
hora el próximo jueves, a las 11 de la mañana (9.00 GMT), y a salir a
la calle con la bandera nacional, celeste y amarilla.
Enfervorecido, Klitscho añadió ante la masa que el gobierno de Yanukovich "no nos podrá romper. Seguiremos luchando".
El exboxeador invitó a los manifestantes a inscribirse en las
unidades de autodefensa creadas en distintos puntos del país y seguir la
consigna "soy ucraniano y no tengo miedo".
"La gente tiene que seguir en la calle hasta el final, de lo
contrario, tendremos represalias. Y la oposición tiene que estar más
decidida, no limitarse a los discursos desde la tribuna. Necesitamos una
elección presidencial anticipada y una nueva Constitución", dijo Anna Rebenok, una joven secretaria que fue a manifestarse.
El influyente empresario y diputado independiente Petro Poroshenko
señaló que 392 manifestantes detenidos en los enfrentamientos recientes
con la policía fueron liberados y que 49 seguían arrestados. La
liberación de esos militantes es una de las exigencias de los
opositores.
A la espera de un nuevo gobierno
Rusia, de un lado, y la Unión Europea y Estados Unidos, que mantienen
una pugna por influir en la orientación estratégica de Ucrania, esperan
el nombramiento de un nuevo primer ministro, tras la renuncia de Mykola
Azarov y su gabinete el 28 de enero pasado.
La decisión se anuncia de lo más peliagudo para Yanukovich, muy
presionado por Rusia, pero también por la UE y por Estados Unidos, que
han ofrecido ayuda económica.
Moscú ofreció a Ucrania una ayuda financiera de 15.000 millones de
dólares y una reducción del precio de su gas en un tercio, después de
que Yanukovich rechazara en noviembre firmar un acuerdo de asociación
con la Unión Europea para acercarse más a Rusia.
Yanukovich se reunió con su homólogo ruso, Vladimir Putin, en un
esperadísimo encuentro el pasado viernes en Sochi, donde se celebran los
Juegos Olímpicos de Invierno. Pero, de momento, no ha trascendido nada
de la conversación.
Rusia, que ya ha entregado parte de su ayuda económica, ha advertido
de que la concesión del resto dependerá del signo político del nuevo
gobierno ucraniano.
Parece poco probable que Yanukovich pueda encontrar a un candidato
aceptable al mismo tiempo para Rusia y para los países occidentales, que
reclaman un gobierno "técnico" de unidad nacional, donde la oposición
proeuropea tenga un peso real.
La oposición reclama, en primer lugar, una reforma constitucional
para volver a la carta magna de 2004, y reducir los poderes del
presidente en favor del Parlamento y el gobierno.
El presidente dice que está dispuesto a dialogar sobre una reforma
constitucional, pero propone la elaboración de un nuevo texto, que
podría llevar varios meses. La oposición rechaza esta última opción, por
considerar que se trata de una argucia para ganar tiempo.