martes, 14 de mayo de 2013

Las crisis bancarias están relacionadas con un aumento del terrorismo

MADRID.- En un informe de Cáritas del año pasado, se mostraba que en España ya había 580.000 hogares sin ingresos, un 34% más que en 2007. Los recortes acumulados han dejado a muchas de estas personas desprotegidas y en una situación cada vez más desesperada, agravada por el incremento de la distancia entre ricos y pobres. Aunque las circunstancias parezcan apuntar en otra dirección en España, donde el fin del terrorismo es una de las pocas noticias positivas que acompañó a la llegada de la crisis, hay indicios que relacionan las crisis bancarias con el incremento de este tipo de actividades. 

Algunos grupos violentos, como el IRA Auténtico en Irlanda, han utilizado la situación económica como justificación para sus actividades. En un comunicado de 2011, este grupo afirmaba que sus ataques contra bancos eran legítimos porque “las comunidades de clase trabajadora son las que más están sufriendo el efecto de los recortes de servicios esenciales y la pobreza es ahora endémica”.
Para tratar de comprobar si realmente existe el vínculo entre crisis financiera y actividad terrorista, en un estudio dirigido por Thomas Gries, de la Universidad de Paderborn en Alemania, se ha analizado el efecto de las crisis bancarias -caracterizadas por dificultades en el sistema bancario y ayudas políticas- en el terrorismo doméstico de 146 países entre 1972 y 2006. El resultado indica que el vínculo existe. Los investigadores calcularon que una crisis bancaria produce, de media, un incremento del 54% en el terrorismo doméstico a lo largo de los cinco años siguientes. Sin embargo, en el artículo en el que se explican los resultados del estudio, publicado en la revista Economics Letters, se afirma que esta relación no afecta a todos los países por igual. En las economías avanzadas no se observó que las crisis bancarias incrementasen los atentados terroristas, pero en los países en desarrollo su número se multiplicó por más de dos.
Estas diferencias entre las economías más y menos avanzadas tiene también su explicación en las circunstancias económicas que pueden hacer crecer el terrorismo. En primer lugar, las crisis bancarias producen desempleo y con él se incrementan los problemas económicos que pueden alimentar el terrorismo. Según algunos investigadores, el terrorismo suele florecer durante las crisis porque las posibilidades de mejora económica por vías no violentas son cada vez más limitadas y los medios violentos para cambiar la situación socioeconómica se vuelven más atractivos.
En segundo lugar, las crisis dejan mermadas las finanzas del Estado, reduciendo los ingresos por impuestos y aumentando la deuda pública. Al mismo tiempo, los escasos recursos disponibles se destinan a costosos rescates bancarios o políticas fiscales expansivas para estabilizar el sistema económico y financiero. Estos fondos muchas veces provienen de recortes en otros campos como las políticas sociales o la seguridad. Así, se debilita la barrera que forman instituciones sólidas, una buena red de seguridad social y el imperio de la ley frente al terrorismo. Además, los recortes en inversión pública pueden producir un círculo vicioso que empeore aún más las condiciones económicas y abone la aparición de grupos violentos.
Por último, la debilidad institucional y económica del Estado puede provocar respuestas como huelgas y disturbios que mermen aún más la estabilidad política. Esta situación de debilidad del Gobierno puede dejar libre un espacio para que los terroristas potenciales adquieran algunas habilidades, en el ámbito del reclutamiento y la comunicación, que son  necesarias para iniciar y mantener una campaña terrorista, como han mostrado algunos estudios.
En todos estos casos, las economías más avanzadas tienen mejores mecanismos para hacer frente a las dificultades que presentan las crisis bancarias. Un buena regulación del mercado financiero o políticas monetarias o de estímulo fiscal adecuadas pueden ser útiles para reducir la duración de la crisis. Además, un Estado de bienestar eficiente puede limitar el malestar provocado por las dificultades económicas y con ello limitar el deterioro institucional que llega fruto de los problemas económicos y financieros.

El Gobierno argentino rechaza las denuncias de corrupción que estudia la justicia

BUENOS AIRES.- El Gobierno argentino rompió su silencio para rechazar las denuncias de supuestas prácticas corruptas en el círculo del poder reveladas, entre otros, por Miriam Quiroga, secretaria del fallecido expresidente Néstor Kirchner, que acudió hoy a declarar ante la Justicia.

Quiroga declaró a puerta cerrada ante un juez de Buenos Aires como testigo en una causa abierta por presunta asociación ilícita de funcionarios y empresarios relacionados con el expresidente Kirchner (2003-2007).
Miriam Quiroga llegó a los tribunales acompañada de una custodia policial y evitó su contacto con la prensa que esperaba frente a la sede judicial.
La exsecretaria fue citada por la Justicia tras participar en un programa televisivo en el que afirmó que cuando trabajaba en la Casa de Gobierno vio a un estrecho colaborador de Kirchner salir con bolsos, supuestamente cargados de dinero, destinados a la quinta presidencial de Olivos y a la residencia familiar del expresidente en Santa Cruz.
Fuentes judiciales evitaron confirmar si Quiroga ratificó sus declaraciones televisivas ante el juez que investiga la causa abierta en 2008 por una denuncia de la diputada opositora Elisa Carrió contra Kirchner y varios de sus colaboradores.
Miriam Quiroga empezó a trabajar con Néstor Kirchner cuando era gobernador de Santa Cruz (sur), y tras su elección como presidente fue contratada como secretaria de Documentación en la Casa Rosada, donde se mantuvo hasta que fue despedida apenas unos meses después de la muerte del exmandatario, fallecido en octubre de 2010.
En 2011, hizo unas explosivas declaraciones a una revista argentina en las que sugirió que había mantenido una estrecha relación con Kirchner, esposo y antecesor en el cargo de la actual mandataria, Cristina Fernández.
Sus revelaciones coinciden con denuncias periodísticas sobre la presunta implicación de empresarios próximos a Kirchner en supuestos delitos de lavado de dinero, como Lázaro Báez, quien precisamente hoy se presentó ante la fiscalía de Río Gallegos para reivindicar su inocencia y rechazar las acusaciones que le vinculan con la evasión de millones de dólares a Uruguay para su traslado a bancos suizos.
El escándalo ha crecido en los últimos días con nuevas declaraciones anónimas de un piloto que supuestamente habría visto cómo un estrecho colaborador de Kirchner utilizaba su avión para el traslado de dinero en bolsos y con la declaración de un arquitecto que asegura que la vivienda del matrimonio presidencial tiene una bóveda destinada a guardar valores.
Mientras la Justicia avanza en las investigaciones por las denuncias sobre presuntas prácticas ilícitas, dirigentes oficialistas y altos funcionarios del Gobierno han roto el silencio que habían guardado durante las últimas semanas y han salido a rechazar las acusaciones, aunque la presidenta, por el momento, se se ha mantenido al margen de la polémica.
La diputada oficialista Diana Conti defendió hoy a los Kirchner asegurando que hicieron su "fortuna desde muy jóvenes, con trabajo".
Es "una campaña de desprestigio y difamación", declaró Conti a medios locales, en alusión a las revelaciones de las últimas semanas.
Para el secretario general de Presidencia, Óscar Parrilli, las denuncias proceden de "alcahuetes mediáticos" que "intentan generar un clima de terror, un ambiente de miedo, donde se cae todo y está todo mal".
También el ministro de Planificación, Julio De Vido, salió a responder a las "críticas conservadoras" y animó a sus compañeros de filas a reaccionar porque "tenemos que salir a contestar los que somos peronistas".
El escándalo por corrupción que salpica al entorno de Cristina Fernández ha provocado una caída de su valoración en las encuestas, según medios locales, en un año especialmente complejo por las elecciones legislativas de octubre, en el ecuador del segundo mandato de la presidenta.