MADRID.- La polémica rodeó siempre a Antonio García-Trevijano Fortes, que en
el terreno mediático pasó por intentar de ser gestor para acabar
finalmente como columnista. En el terreno político intentó erigirse en defensor del
republicanismo anti-borbónico a pesar de sus grandes vínculos con la
realeza en su juventud, para que se estableciera una democracia
'verdadera' en España, pero nunca gozó de demasiado aprecio de las
fuerzas de izquierda, tal como recuerda hoy Periodista Digital.
Sus principales polémicas y aspiraciones político-mediáticas dieron mucho de qué hablar.
Asesor del dictador Macías de Guinea Ecuatorial
Ser asesor de un dictador no parece la mejor carta de presentación
para un defensor de una democracia plena y a Trevijano le recordaron
toda la vida su condición de asesor de Macías.
Que
lideraba la delegación rebelde a las propuestas de Constitución de la
delegación española.
Fue José María Carrascal en el diario Pueblo el que
destapó a aquel ex notario que asesoraba - y pagaba - contra la
posición del Gobierno español, porque así se lo chivaron dos miembros
más de esa delegación, Atanasio Ndongo y Saturnino Ibongo.
Trevijano demandó a Carrascal, a Ndongo y a Ibongo. El proceso contra
estos dos últimos no duraría mucho porque una vez Macías tomara el
poder, serían dos de las personas a las que liquidaría, una práctica que
Macías ejerció con frecuencia, Trevijano dedicaría toda su trayectoria a
tratar de desvincularse de los crímenes de Macías asegurando que su
proyecto de Constitución no fue el que se aplicó en aquel país.
Apoderado del Diario Madrid
Antonio García-Trevijano también fue asesor de Rafael Calvo Serer, el
propietario del Diario Madrid, periódico del que acabó siendo apoderado
y al que el relato oficial de la historia del periodismo presenta como
un medio mítico "que fue cerrado por criticar el franquismo".
Trevijano, en cambio, sostiene que el cierre se debió a que el medio
iba a morir por estar en quiebra y que trató de disimular esa quiebra
provocando al régimen para darle un final más romántico. De hecho la
celebre 'voladura' del edificio del periódico fue también obra de
Trevijano, aunque se atribuya al franquismo y un ‘pelotazo' vía Sagar.
"Los redactores de aquel periódico, Miguel Ángel Aguilar, José Oneto,
Miguel Ángel Gozalo...etc, siempre han rechazado la versión de
Trevijano y prefieran una más romántica sobre el fin de aquel diario".
Trevijano estaba orgulloso de haber conseguido el cierre del
periódico frustrando una operación de salvar el medio a cambio de que
pasara a estar controlado por la Organización Sindical (es decir, Emilio
Romero), operación que, de haber triunfado, hubiera salvado los puestos
de trabajo pero impedido el símbolo de la 'voladura' del Madrid.
Portavoz de la Junta Democrática
El cargo más elevado que tuvo Trevijano en política fue cuando
consiguió que le hicieran 'portavoz' de la Junta Democrática, una
curiosa plataforma de partidos de oposición al franquismo en la que
había partidos que demostrarían tener peso electoral (como el PSOE, el
PCE y el PSP) con grupos que demostrarían ser irrelevantes a efectos
electorales (Izquierda Democrática, democristianos, carlistas... o hasta
José Luis de Vilallonga).
Calvo Serer y Trevijano aspiraban a liderar aquella plataforma en
consideración a su gran nivel intelectual, capacidad económica y poder
de comunicación que se atribuían.
Llegaron a intentar que Don Juan de Borbón aceptara ser el presidente
de aquella plataforma y el Conde de Barcelona, según Trevijano llegó a
estar a punto de aceptar (lo cuál hubiera sido un mazazo para el modelo
de Transición que tramaban Don Juan Carlos, Suárez y Fernández Miranda).
Al final el conde se lo pensó mejor... o se lo hicieron pensar mejor
los Sainz Rodríguez de turno y dejó tirado a Trevijano que, a pesar de
haber sido asesor del Borbón padre y del Borbón hijo, a partir de ese
momento fue firme opositor de la monarquía.
"El Dossier Trevijano"
Tampoco su carrera en la Junta Democrática duró mucho más, porque
entonces se filtró a todos los medios el 'Dossier Trevijano' que redactó
Donato Ndongo.
Un dossier que recordaba la asesoría de Trevijano al ahora
sanguinario Macías y especulaba sobre negocios del hombre en aquel país.
Aquel dossier fue aireado por los grandes periodistas de la época
(Pedrojota Ramírez, José Oneto, Javier Nart, Jesús de las Heras, Carlos
Semprún...).
Trevijano les demandó a todos, pero no pudo impedir que el PSOE, PCE y
PSP rompieran con él por declararse ‘moralmente incompatibles' con él.
En realidad el modelo de ‘las platajuntas' había muerto conforme iba
evidenciándose que sólo socialistas y comunistas tenían peso electoral
real de los que allí estaban.
A partir de quedar excluido de la Transición, Trevijano denunciaría
que aquello no era una democracia real, sino una oligarquía de partidos
encabezados por el PSOE.
Operación El País
Antonio García-Trevijano reapareció en titulares cuando se conoció su
intento de comprar el periódico El País, cuyo accionariado estaba en
aquellos momentos en pie de guerra entre Jesús Polanco por un lado y los
areilcistas y fraguistas por el otro.
Aunque Trevijano llegó a tener un importante capital (con ayuda de
Dario Valcárcel y Pérez Escolar, con los que luego acabó fatal) Polanco
tenía el apoyo de la redacción (Juan Luis Cebrián) lo que fue decisivo
para frustrar la operación. Trevijano no logró quedarse con PRISA, pero
al menos sí hizo negocio con las plusvalías por la venta de sus acciones
a afines a Polaco, concretamente Ramón Mendoza.
Operación Informaciones
Los intentos de Sebastián Auger por formar un grupo mediático en los
años setenta encabezado con el diario Informaciones acabaron con un
hundimiento total a principios de los ochenta.
El papel de Trevijano, abogado de Auger, en aquella historia no está
claro. En sus memorias uno de los directores de Informaciones, Romero
Gómez, lo cita como co-responsable del tema. En una entrevista en PD
reconoce que Auger le ofreció dejarse asesorar intelectualmente por él,
pero rechaza que tuviera un papel relevante en aquel proyecto.
AEPI: La conspiración republicana contra Juan Carlos I
Antonio García-Trevijano pasó entonces a ser columnista y tertuliano.
José Luis Balbín le llevó varias veces a 'La Clave', alguna en TVE;
pero en especial a la de Antena 3 TV. Como columnista, estuvo primero en
el diario El Independiente, que cerró en 1991 por discutidos motivos.
De ahí pasó a El Mundo de Pedrojota Ramírez donde adquirió cierta
notoriedad.
Fue entonces cuando aceptó ser co-fundador de la AEPI, que venía a
ser la plataforma de figuras de la prensa que tenían dos enemigos en
común: el PSOE y el Grupo PRISA. Su presencia sirvió a que un viejo
conocido de Trevijano, José Luis de Vilallonga, le presentara como un
conspirador que con ayuda de Pedrojota quería tumbar al Rey Juan Carlos
para ponerse en su lugar.
Aquella peculiar teoría - reproducida por PRISA y La Vanguardia -
sirvió para que Trevijano sacara por aquellas un libro que tendría
notorio éxito en ventas, 'El Discurso de la República' - gracias a la
publicidad que le hicieron aquellos. Al final la AEPI se fue a hacer
puñetas por las peleas internas de sus miembros, peleas en las que
Trevijano rehusó participar.
Sogecable: La conspiración mediática contra Polanco y Cebrián
García-Trevijano fue señalado como ‘el cerebro' de una peculiar
operación que pretendía presentar el uso de los depósitos de los
descodificadores de los directivos de PRISA como una ‘apropiación
indebida' y ‘falsedad documental' en un proceso llevado a cabo por el
juez Javier Gómez de Liaño, que acabaría expulsado de la carrera
judicial por intentar aquello. El ex amigo de Liaño, Baltasar Garzón,
aseguró que este actuaba asesorado en todo momento por Trevijano que
hasta supervisaba sus resoluciones. Trevijano, preguntado por PD, sólo
reconoció haber sido consultado.
¿Y por qué lo hacía Trevijano? Según Garzón porque era asesor de
Televisa España / Vía Digital, que competía con la plataforma de PRISA
y, si se quería algo más romántico: porque liquidando a PRISA se
impulsaba según aquella versión, el ‘cambio de régimen de España'.
El caso Villapalos
El nombre de Antonio García-Trevijano volvería a salir cuando el
rector de la Complutense Gustavo Villapalos tuvo que sentarse en el
banquillo por determinados pagos realizados a abogados para solucionar
problemas de querellas, en los que aparecían nombres vinculados a
Banesto, Manuel Garrido o el citado Trevijano (al que Villapalos habría
pagado 15 millones de pesetas por servicios). El PSOE y el fiscal
Bermejo llevaron a Villapalos a los tribunales, pero fue absuelto.
A la radio y con seguidores
Trevijano rompió con la AEPI de Pablo Sebastián y rompió con El Mundo
de Pedrojota Ramírez, con el que no quedó demasiado contento.
Pero en cambio siempre mantuvo una estima hacia Luis María Anson (fue
colaborador de La Razón), que probablemente le dedique una de sus
canelas en breve.
No obstante se aparató de toda colaboración mediática que no fuera
controlada por él, estableció una radio para poder dar su opinión sobre
la actualidad y sobre la prensa y demostró que tenía a su alrededor un
grupo de incondicionales dispuestos a defenderle a muerte en las redes.
Elogiado siempre por una prodigiosa memoria aceptaba con gusto
resolver dudas y dar su versión de sucesos y hechos de los que fue
protagonista. En su currículum queda haber sido abogado de relevantes
causas y haberse codeado con poderosos, pero no haber sido ni presidente
de la República, ni propietario de El País.