jueves, 19 de febrero de 2015

'Podemos' no quiere quedarse fuera del Debate del estado de la Nación

MADRID.- Podemos no quiere quedarse fuera del Debate del estado de la Nación de la próxima semana y, aunque su voz no va a escucharse en el Congreso, Pablo Iglesias se prepara para responder al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en un acto en Madrid tras escuchar la intervención del jefe del Ejecutivo.

El líder de Podemos, según han confirmado fuentes de la formación, responderá a Rajoy el miércoles en un acto con formato de mitin abierto al público, y será entonces cuando Iglesias dé su réplica y contraponga al discurso del Gobierno su "proyecto de país".
Así logrará no estar completamente ausente en el debate político más importante del año, que esta vez tiene la particularidad de que en un periodo con una acumulación de elecciones sin precedentes no recogerá las opiniones de todos los que en pocos meses concurren a las urnas.
Iglesias no tendrá a Rajoy enfrente para decirle que sus medidas económicas y recortes no han servido para solucionar lo que considera los grandes problemas de España y Europa -la deuda, el desempleo y la desigualdad-; pero le responderá desde fuera del Parlamento.
En el debate del estado de la nación se hablará de la situación económica, capítulo en el que el rechazo a las políticas de austeridad es el eje de las propuestas de Podemos, que prepara un plan de rescate ciudadano con medidas como la derogación de la ley hipotecaria para paralizar los desahucios.
Si nos guiamos por lo propuesto por Podemos Andalucía en su programa para las elecciones del 22 de marzo, las medidas para rescatar a los más vulnerables incluirían garantizar los suministros vitales básicos (alimentos, luz y agua) y una renta mínima de inserción.
En el ámbito de política europea, Podemos aboga por un BCE que deje de estar al servicio de los bancos y que ayude a los estados a cumplir sus obligaciones con los ciudadanos.
Uno de los primeros planteamientos de Podemos es la reestructuración ordenada de la deuda y ahí llega el momento de mirar a Grecia y defender, como ha hecho hasta ahora, las medidas adoptadas por el Gobierno de Syriza.
Otro de los temas que previsiblemente se abordarán en el debate es la lucha contra el fraude y la evasión fiscal, materia en la que Podemos ha pedido un informe con propuestas al exinformatico Hervé Falciani que sustrajo del HSBC una lista de miles de defraudadores.
Podemos está a favor de que se publique los nombres de los españoles que figuran en esa "lista Falciani", así como el de los contribuyentes que se acogieron a la amnistía fiscal.
Además, ha avanzado que si gana las elecciones el límite del delito fiscal pasaría de los 120.000 euros actuales a 50.000 y aumentarían los plazos de prescripción del delito.
Como objetivo el partido de Pablo Iglesias no se ha marcado eliminar impuestos, sino cambiar la estructura impositiva para subir la recaudación con una reforma fiscal, según adelantó su responsable económico, Alberto Montero, bajo los principios de suficiencia, igualdad y progresividad para preservar el estado social.
Sin duda, la próxima semana en el Congreso volverá a hablarse también de corrupción y "barrer la corrupción" del panorama político es otra de las promesas de Podemos que, ante el Parlamento Europeo, presentó la "directiva Villarejo", en la que plantea limitar los mandatos de altos cargos, recortar sus sueldos y prohibir los créditos de los bancos a los partidos.
Medidas que con toda probabilidad trasladaría al ámbito nacional junto la prohibición de las llamadas "puertas giratorias".
No es aventurar mucho pensar que si Podemos estuviera en el debate otros grupos sacarían también a relucir las informaciones sobre su financiación o las dudas suscitadas por la forma en la que el número tres del partido, Juan Carlos Monedero, tributó por los trabajos de asesoría que realizó para varios países latinoamericanos por los que cobró 425.0000 euros a través de una empresa.
Y otro de los grandes temas sobre los que Podemos tendría la ocasión de definirse es el debate territorial, asunto en el que hasta ahora ha defendido el derecho a decidir de los catalanes sobre "todas las cosas" tras abrir un proceso constituyente.

El ciudadano del traje gris / Ramón Cotarelo *

Los sondeos reflejan fuerte ascenso de Ciudadanos (C's) y los focos comienzan a virar hacia la formación porque se supone que pueden saltar la barrera de los partidos testimoniales y ser actores en un parlamento más fragmentado por multipartidista. Hace poco también eran noticia cuando, tras enésimas negociaciones, UPyD cerraba toda posibilidad de trato con ellos y sentenciaba así su paso a la marginalidad pues de inmediato el sondeo de Metroscopia para El País arrojaba un 12,2% de intención de voto para C's mientras la llamada formación magenta se quedaba en un 4,5%, o sea, fuera del Parlamento en Madrid.

Ascenso vertiginoso. Algunos dicen que C's es el Podemos de la derecha. Hay coincidencias, al menos en lo aparente: juventud, desenfado, actitud algo provocativa, abundante presencia mediática y un narcisismo patente. Hay, incluso coincidencias retóricas. Ese Podemos del título del libro de Albert Rivera, publicado en febrero de 2014 lo deja bien claro. Además no es copia porque el partido Podemos se registra el 11 de marzo de 2014. Rivera piensa que podemos si vamos juntos, mientras que los de Podemos eso deben de darlo por descontado. La coincidencia no es irrelevante sino prueba de que ambas organizaciones comparten elementos de fondo. 
 
Por ejemplo, las dos se complacen en sus orígenes no convencionales, llanos, asamblearios. Podemos afirma venir directamente del 15M y C's se llamaba hasta hace poco Movimiento ciudadano, habiendo abandonado el término, de ingratos recuerdos en  una sociedad que se tragó cuarenta años de Movimiento Nacional mientras se estaba quieta. Además, los dos, a pesar de ser partidos por exigencias del guión, se precian de ser abiertos, osmóticos.

Esta coincidencia orgánica viene de otra más profunda. Los dos son partidos muy hechos en las redes sociales. Y muy hechos a ellas. Mucho más que los partidos tradicionales. Estos creen que la consigna de estar presentes en las redes se cumple abriendo cuentas en Twitter y timelines en FB, bombardeando a la ciudadanía con las excelencias del propio partido. Y es eso, sí, pero también mucho más. 
 
Estar en la redes consiste, sobre todo, en tomarlas como fuente de información. Esto es lo que permite a Podemos y C's encontrar un lenguaje que todos entienden y formularlo en términos que se pueden viralizar, cosa imposible con los engendros que trata de difundir el PSOE o las trolas legendarias del PP. El lenguaje de la gente de la calle. El del hombre del traje gris con el que todos se identifican sobre todo ahora que tiene buena planta y se ha quitado la corbata.

Esta adaptación del discurso a las redes corre pareja con contenidos genéricos, ambiguos, dirigidos sobre todo a singularizar (y, por lo tanto, asustar) a la menor cantidad de gente posible, un cogollo, un puñado, una casta. La inmensa mayoría está por definición del lado del bien y va a echar a la mafia. Son rasgos de Podemos ya muy señalados. 
 
Algo parecido sucede con C's, cuya definición oficial es ser un partido constitucionalista, postnacionalista y progresista. Lo de constitucionalista quiere decir "unionista" en lo territorial; lo de postnacionalista, también; y lo de progresista no quiere decir nada. Son, sin embargo, las tres mismas teclas que toca UPyD, esto es, Unión, Progreso y Democracia (que tampoco es decir gran cosa), con lo cual queda claro por qué C's asciende como la espuma en donde UPyD fracasa a pesar de su veteranía.

Precisamente por eso, por su veteranía. Las ideas de UPyD debían de calar en la gente. La de confiar el tirón de la nueva fuerza a un carisma personal tampoco era mala. El problema es que Díez lleva más de veinte años ejerciendo carisma y este se va perdiendo como el aroma de las flores. Su fuerza reside en el fulgor repentino de Febo Apolo, la aparición de un nuevo Lohengrin a bordo de una barca tirada por un cisne. Esos jóvenes líderes que emergen en las pantallas de plasma, repartidas ya hasta en las paradas de los funiculares. Los repetidos intentos de alianza o fusion han fracasado porque, en el fondo, UPyD tiene más raíces en el sistema dinástico que en el territorio mediático digital.

IU intentó asimismo el giro a la cibermodernidad sustituyendo a Cayo Lara por el joven Garzón. Pero no era bastante. En IU hay muchos Cayos Laras muy difíciles de desalojar, así que los Garzones han volado a zonas más à la page y han dejado al Garzón genuino con un conjunto vacío, como un general sin tropa de asalto pero con mucha impedimenta.

El PSOE también ha hecho cambio cosmético de Rubalcaba por Sánchez y ha ganado a ojos vistas de las portadas de publicaciones del corazón. Pero su problema son también los Rubalcabas que, siendo el PSOE un partido más vasto, toman formas distintas según lugares y circunstancias. No obstante, a diferencia de Garzón, Sánchez tiene los resortes del poder y el partido le responde. El sifón de Podemos le ha hecho perder votos, pero no cuadros ni dirigentes, como sucede con IU. Al tiempo que reconstruye el partido como instrumento, Sánchez se prepara para la próxima batalla que se va a dar por el dominio del centro.
 
Ahí coincide con los otros dos. En la toma de posesión del centro. Los de Podemos lo dicen cuando hablan de "ocupar la centralidad del tablero". O sea, el centro. Por eso no son de derechas ni de izquierdas. Los de C's no hace falta que lo digan; lo ejercen. Si tuvieran algo más de audacia podrían decir para distinguirse de Podemos que ellos sí son de izquierdas y derechas al mismo tiempo. Total lo del "postnacionalismo" en la España de hoy viene a ser algo de parecida coherencia.
 
Las razones anteriores tratan de explicar las felices cuanto repentinas y fulgurantes expectativas electorales de Podemos y C's en un contexto general de indignación, antipatía y crítica permanente y una bajísima intención de voto a los partidos dinásticos que damos por sabida. Y la conclusión es muy simple en términos mercantiles que todo el mundo entiende: los dos partidos nuevos saben vender su producto mejor que los otros, son más agresivos comercialmente, vienen más o menos impolutos, tienen mejor publicidad, conectan con la gente, se hacen entender, ofrecen menos blanco y aguantan mejor las andanadas.
 
Por último, es curioso que un partido originariamente catalán, tenga mucha más intención de voto en España que en Cataluña. Según mis últimas noticias (de diciembre de 2014) estaba en un modesto 2,5% en su tierra de origen. Es un dato interesante que será bueno no perder de vista. Algunos no debieran perderlo tampoco de oída. El coordinador de la campaña del PP, Carlos Floriano, cree que el partido de Rivera se llama Siudatans, sin duda porque le suena a polaco. Aunque de esa manera se cumple la consigna del mando de subrayar siempre que el partido es catalán, o sea, extranjero. Muy inteligente
 
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED