martes, 20 de enero de 2015

'Syriza' afianza su ventaja a pocos días de las elecciones griegas

ATENAS.- El partido izquierdista griego Syriza afianza su ventaja en las últimas encuestas de cara a las elecciones del próximo domingo, con un margen respecto al conservador Nueva Democracia de entre el 4 y el 6,5 %.

Realizadas por el instituto demoscópico GPO, el periódico Alco y la Universidad de Macedonia afincada en Salónica, los tres últimos sondeos publicados hoy pronostican una clara victoria del partido de Alexis Tsipras frente al de Andonis Samarás.
El profesor de ciencia política de la Universidad de Macedonia, Nikos Marantzidis, afirmó hoy al periódico "Kathimerini" que "va a ser muy, muy difícil para Nueva Democracia superar el liderazgo de Syriza".
La encuesta de la Universidad de Macedonia es la que da un mayor margen de ventaja al partido izquierdista griego, de un 6,5 %.
Según el último sondeo del instituto demoscópico GPO, Syriza conseguiría el 30,4 % de los votos y Nueva Democracia solo el 26,4 %, lo que aumentaría el apoyo a la formación izquierdista en un 0,8 % respecto a la última encuesta publicada por esa misma entidad el 7 de enero.
Finalmente, en el caso del sondeo realizado por el periódico "Alco", radicado en Atenas, el ahora principal partido de la oposición incrementa la intención de voto hasta un 0,5 %, pasando del 31,2 % al 31,7 % frente a la anterior encuesta.
El apoyo a Nueva Democracia -el partido que gobierna en Grecia desde 2012 junto a los socialdemócratas de Pasok-, en cambio, cae en la encuesta de Alco del 27,8 % al 27,3 %.
Aunque Syriza gane las elecciones generales del domingo, no está claro que pueda gobernar en solitario y podría verse obligado a pactar con otro partido.

Llamar chorizo a alguien no es calumniar

MURCIA.- Llamar "chorizo" a una persona no constituye un delito de calumnias porque, al tratarse de una atribución genérica, no supone la atribución de un hecho delictivo concreto, según se recoge en una sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Murcia.

Esta declaración se contiene en una sentencia en la que se desestima el recurso de apelación presentado por un antiguo presidente de la Federación Española de Motonáutica.
Para llegar a esa conclusión, la sala tiene en cuenta no solo la jurisprudencia del Tribunal Supremo, sino también, el significado que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua atribuye al vocablo "chorizo".
La sala comenta que para la Academia "esta palabra, en su expresión vulgar, significa 'ratero, descuidero, ladronzuelo', por lo que no deja de tratarse de una atribución genérica en cuanto que no contiene en sí misma la narración de unos específicos, concretos y determinados hechos por los que se impute la comisión de un delito a la persona a la que se dirige".
Así mismo afirma que, de acuerdo con la jurisprudencia del Alto Tribunal, para que se pueda hablar de un delito de calumnias es preciso que se atribuya "un hecho inequívoco, concreto y determinado, preciso en su significación y catalogable criminalmente, dirigiéndose la imputación a una persona concreta e inconfundible".
Al analizar la denuncia del querellante, que consideró calumnioso un correo electrónico dirigido por el querellado a una tercera persona en el que se le llamaba 'choricete', la Audiencia comenta que esta expresión no tiene la gravedad mínima necesaria para que los hechos posean relevancia penal.
Y añade que, por tanto, "no deben trascender la frontera de la tutela privada y, por tanto, del derecho al honor", perseguibles por la vía civil.
La sentencia recoge igualmente que esa expresión fue vertida dentro del clima de enfrentamiento que existía entre la federación regional de motonáutica y la nacional en un periodo electoral.
El tribunal, al rechazar el recurso presentado contra un Juzgado de lo Penal de Cartagena, concluye que "las palabras vertidas carecen de relevancia penal suficiente, denotan una actitud de censura y de crítica hacia la actuación profesional de un personaje público, sin que, en modo alguno, pueda considerarse que faltan a su fama, honor y reputación".

El voto a 'Podemos' es voluble, a juicio de un experto profesor de Ciencia Política

CARTAGENA.-El doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Alicante José Sanmartín ha considerado hoy que partidos como Podemos acapararán buena parte del "voto de castigo" a los grandes, pero "la gran debilidad, como en todos los populismos, es que es un voto muy voluble".

El especialista, autor de más de 60 publicaciones científicas, ha hecho esas declaraciones con motivo de la conferencia que impartió esta tarde en Cartagena, dentro de un ciclo sobre los 40 años de la democracia.
En su opinión, actualmente hay "mucha desesperación" entre los votantes, ya que los partidos hasta ahora mayoritarios están envueltos en una crisis de legitimidad por su "pérdida de eficacia, no solo para generar alternativas políticas, sino también éticas".
En un momento en el que los ciudadanos exigen una regeneración ética de la clase política, los grandes partidos "ni quieren ni pueden" llevarla a cabo y ponen "su falta de voluntad política por delante del sentido común".
"No basta proclamar que un partido está en contra de la corrupción, sino que debe poner esa actitud en práctica, y eso requeriría nuevos dirigentes y nuevas políticas. No hay más que ver los periódicos para saber que eso no se está produciendo", ha apuntado.
Así, ha indicado, España atraviesa momentos de "crisis política, moral y económica" que han configurado una "tormenta perfecta" para dar pie a la aparición de movimientos ciudadanos y partidos políticos alternativos, como Podemos que, para Sanmartín, "aglutinarán una importante cantidad de votos de castigo".
"Creo que a veces las encuestas son incluso benévolas, y el voto en contra de los grandes partidos tradicionales será notable", ha dicho, tras lo que subrayado que "el gran punto débil de los populismos es que ese tipo de voto es muy voluble".
En ese sentido, ha señalado que en España, a pesar del descontento generalizado, se mantienen los mismos parámetros de voto que al inicio de la democracia, y un 80 por ciento de la población sigue teniendo tendencia a votar a los grandes partidos.
"No hay un escoramiento a posiciones extremas, como pueda parecer, y muchos de los que castigarán con su voto a partidos mayoritarios apoyando a los nuevos movimientos ciudadanos regresarán a posiciones más moderadas si se les ofrece una alternativa", ha considerado.
No obstante, ha insistido en que esa alternativa no consiste solo en una mejora de la economía y ha sugerido la posibilidad de que partidos ya establecidos y no surgidos de la actual crisis de legitimidad puedan también recoger el apoyo de votantes que tradicionalmente se decantaban por los dos partidos mayoritarios.
Así, ha considerado que Podemos, que se ha convertido actualmente en un actor político importante, irá bien si cuenta con dirigentes "capaces", pero todo apunta a que se dejará llevar por problemas que afectan a los grandes partidos, como las luchas internas por el poder y las contradicciones entre algunas de sus ideas.
Por último, se ha referido al modelo político de la transición, que ha considerado "muy eficiente y positivo como punto de partida, porque supo integrar" fuerzas políticas, pero ha considerado que "no se ha expandido y es demasiado rígido para el modelo actual".
"Necesitamos un cambio democrático gradual y la Constitución lo prevé y lo permite, pero de nuevo los grandes partidos no tienen interés en dar ese paso", ha concluido.

El Consejo de TVE habla de "caza de brujas" en los informativos

MADRID.- El Consejo de Informativos de TVE ha calificado hoy de "caza de brujas" la situación que se vive en los Servicios Informativos de la televisión pública, donde denuncian la instauración de "un régimen de provocación y miedo en la redacción", agudizado en este año electoral.

En respuesta, la Dirección de los Servicios Informativos de TVE ha rechazado "categóricamente" estas acusaciones a las que recurre el Consejo para "desacreditar", según asegura en un comunicado, los cambios en la organización de la redacción.
El Consejo de Informativos, con el respaldo unánime de la asamblea de profesionales celebrada esta tarde en Torrespaña, ha criticado en una nota de prensa los cambios en los últimos meses en los Servicios Informativos del ente.
"En este año electoral se ha agudizado el proceso de purga o caza de brujas iniciado hace ya más de dos años. Así hemos asistido en los últimos tiempos a la toma de decisiones que han supuesto el ostracismo o la marginación de profesionales de reconocido mérito y trayectoria", concluye este organismo.
Por su parte, la Dirección considera "disparatado" que el citado Consejo, inmerso en un proceso electoral interno, utilice expresiones como "purga", "miedo" o "provocación".
"Nada de esto se corresponde con el hecho de haber realizado, en los dos últimos meses y por razones profesionales, exactamente 15 cambios en una plantilla de 811 informadores", concluye.

El FMI, preocupado por el 'populismo' en España

PEKÍN.- El economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, que presentó este martes las previsiones económicas del FMI que cifran en el 2% el crecimiento del PIB de España para este año, preguntado por la situación política en Grecia y España, y el auge de partidos como Podemos y su propuesta de reestructuración de la deuda, Blanchard reconoció su inquietud.

"El desempleo es todavía muy elevado y en España, como en otros países, está llevando al auge de partidos que incluso no quieren ser parte del euro, que tienen posturas populistas... Y eso es algo de lo que nos tenemos que preocupar", subrayó.
Para este año, el Fondo dibuja un escenario "complejo" en la zona del euro, con los riesgos planteados por una inflación y expectativas inflacionarias a la baja.
"En la zona del euro, la inflación ha vuelto a bajar, y los 'shocks' adversos -internos o externos- podrían conducir a una inflación persistentemente más baja o a retrocesos de los precios, ya que la política monetaria sigue siendo lenta en responder", aseguró el Fondo, en alusión al Banco Central Europeo.

¿Qué espacio electoral ocupa 'Ciudadanos' en el tablero nacional? / Marta Romero

En términos demoscópicos, este nuevo año cargado de citas electorales arranca con la consolidación de las tendencias que se vienen observando desde la celebración de las pasadas elecciones europeas. Nuevos jugadores políticos disputan la tradicional hegemonía de las dos grandes formaciones políticas, Partido Popular y Partido Socialista, al tiempo que se abre paso un nuevo eje de competición electoral que descansa en la dicotomía entre un nuevo y un viejo tiempo político. 

En ese contexto se enmarcan los resultados del sondeo publicado el pasado 11 de enero en El País, en el que, junto a la confirmación de Podemos como una fuerza emergente con posibilidades de ser el partido más votado, irrumpe Ciudadanos como la cuarta fuerza política en unas elecciones generales (por delante de IU y UPyD). Y a esto se une la buena imagen del líder de esta formación, Albert Rivera, quien sería ahora el político mejor valorado a nivel nacional (aunque sea el menos conocido).

A cuatro meses de la primera cita electoral de este año, las elecciones autonómicas y locales del 24 de mayo, la carrera entre las diferentes fuerzas políticas se ha vuelto más compleja. En las pasadas elecciones europeas se confirmó el (anunciado) retroceso del bipartidismo, mientras nuevas y viejas fuerzas políticas ganaban terreno. Así, la entrada de Podemos en el escenario político no impidió que otros partidos políticos, como IU y UPyD, también crecieran. En cambio, ahora la pugna es mucho más competitiva y, como consecuencia de la eficaz estrategia de Podemos y de la evolución del propio contexto político, la principal ventaja para competir es la de ser percibido como un movimiento político nuevo (integrado por ciudadanos), frente a los partidos tradicionales (con políticos “profesionalizados”).

Planteada así la competición electoral, tanto Podemos -como nueva fuerza política- y Ciudadanos -como una opción que aparece como novedosa a nivel nacional-, son los partidos mejor posicionados para atraer a los electores que desconfían de los partidos tradicionales (en sentido amplio) y de lo que éstos les ofrecen. Ambos se erigen en los partidos del cambio político y rechazan ser etiquetados como fuerzas de izquierdas o derechas y competir por el voto en el eje ideológico. Ciudadanos se define como un partido “constitucionalista, demócrata y progresista”.

La formación liderada por Albert Rivera ha logrado un gran impulso político en el ámbito nacional. Algo que se explica por su capacidad para aprovechar los elementos del contexto político que le han resultado favorables, así como para rentabilizar la pérdida de popularidad y problemas internos que ha protagonizado UPyD en los últimos meses.

En primer lugar, Ciudadanos ha logrado hacerse más visible a nivel nacional por el papel que está jugando en Cataluña oponiéndose al independentismo y abanderando la regeneración democrática. Según el último sondeo del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, Ciudadanos sería la tercera fuerza política más votada en unas elecciones autonómicas catalanas. Esa visibilidad ha sido, por otra parte, potenciada por su éxito electoral en las pasadas elecciones europeas en las que logró dos escaños.

En segundo lugar, y pese que Ciudadanos nació en 2006, ha jugado hábilmente el papel de partido político nuevo (de base ciudadana) que conecta con la demanda de una nueva forma de hacer política. Mientras otros partidos han optado o están optando, como consecuencia de la potente entrada de Podemos en el escenario político, por el relevo generacional de sus equipos, Ciudadanos ha sacado rédito a su posición de partida. Ya contaba con un líder joven, que tenía grandes capacidades comunicativas y que a nivel nacional no era muy conocido. Estos elementos los ha sabido utilizar para proyectar la imagen de opción política novedosa.

Y, en tercer lugar, Ciudadanos se ha beneficiado de la potencial pérdida de tirón electoral de UPyD. Siguiendo los datos del CIS nos encontramos que desde el pasado julio, y pese a haber crecido en las elecciones europeas de mayo, la formación liderada por Rosa Díez ha visto empeoradas significativamente sus expectativas de cara a las elecciones generales. Por el contrario, las de Ciudadanos han ido al alza (ver gráfico 1). 

Precisamente las desavenencias dentro de UPyD sobre el frustrado intento de concurrir conjuntamente con Ciudadanos en las próximas convocatorias electorales ha sido uno de los principales focos de tensión que han podido pasarle factura a esta formación (con la destacada deserción de Francisco Sosa Wagner y las críticas al liderazgo de Rosa Díez).

Como una fuerza política emergente, cabe plantearse cuál es el perfil de los potenciales votantes de Ciudadanos a nivel nacional y, por ende, en qué medida está o no acotado el espacio que puede ocupar. Se puede esbozar ese perfil a partir del último barómetro del CIS realizado en octubre, el último que incluye indicadores electorales. Según los resultados de ese estudio, Ciudadanos es percibido a nivel nacional como un partido de centro (con una media de 5,38 en una escala en la que 1 es la posición más situada a la izquierda y 10 a la derecha). Esta percepción contrasta con la imagen más escorada a la derecha que proyectaba esta formación en Cataluña, pues de acuerdo con  un artículo publicado por Lluís Orriols en Agosto de 2013 Ciudadanos era percibido por los votantes catalanes como un partido claramente posicionado en la derecha e ideológicamente más conservador que CiU.

En comparación con UPyD (con una media ideológica de 5,55), Ciudadanos es percibido como un partido situado si acaso ligerísimamente a la izquierda (aunque la diferencia es muy pequeña). Esto resulta curioso porque mientras el sector ideológico en el que UPyD logra más apoyos es en el electorado de centro izquierda, Ciudadanos lo hace en el electorado de centro derecha (ver cuadro 2). Por votantes, Ciudadanos parece nutrirse de electores descontentos con UPyD y el PP, y resulta una formación atractiva entre los que no tenían edad para votar en las elecciones generales de 2011. Por edad, es entre los electores más jóvenes (de 18 a 24 años) donde Ciudadanos tiene más éxito potencial, lo que le diferencia también de UPyD (que recaba sus principales apoyos en el grupo de los que tienen entre 55 y 64 años). 

Otro elemento en el que se diferencian es que, al contrario que UPyD, Ciudadanos logra más apoyos entre los hombres que entre las mujeres. No obstante, por clase social, ambas formaciones se parecen bastante, obteniendo mejores resultados en las clases acomodadas.

Ciudadanos se ha convertido en una importante amenaza para UPyD, no ya porque pueda ser un obstáculo para su expansión, sino porque le puede llegar a fagocitar. Con los sondeos a favor y al contrario de lo que ha ocurrido en otras ocasiones, son ahora los miembros de Ciudadanos los que no tendrían muchos incentivos para buscar el pacto con UPyD y presentar candidaturas conjuntas.

Pero la formación de Rosa Díez no es la única amenazada por la pujanza de Ciudadanos. A los populares les preocupa esta pujanza, porque una creciente parte de su electorado está dispuesto a cambiar de voto y apostar por Ciudadanos. En el caso de los socialistas, las fugas de sus votantes hacia esta formación son menores, pero cualitativamente importantes porque en fase de retroceso o, en el mejor de los casos, de estancamiento -y con un tablero en el que cada vez hay más competidores- todas las fugas restan. 

Por otra parte, Ciudadanos también es un competidor para Podemos, ya que la formación de Pablo Iglesias también pretende “pescar” en el caladero de votos del electorado de centro (izquierda). Para competir con Podemos, la estrategia de Ciudadanos parece ser la de situarse en el mismo eje de partidos alternativos que tienen otra forma de hacer política a los tradicionales, para después diferenciarse en el tipo de proyecto político que representan (contraponiendo, desde esa estrategia, moderación y cambio en positivo, Ciudadanos, frente a revancha y radicalismo, Podemos). Es útil por tanto interpretar el “fenómeno Ciudadanos” como otra clara señal de la creciente demanda que hay en la sociedad española de una nueva forma de hacer política.

En todo caso, es conveniente insistir en que los sondeos sólo captan la instantánea demoscópica del momento en que se realizan. Una instantánea que puede fácilmente cambiar en el futuro. Más aún en estos tiempos marcados por una elevada volatilidad política y en los que la gran incógnita es saber hasta qué punto y cómo se acabará traduciendo en las urnas el (acumulado y visible) malestar social. Como tampoco está claro el impacto que puedan tener en los electores las estrategias de polarización que llevarán a cabo tanto el PP ("PP o el caos del cambio"), como Podemos ("Podemos o el caos de la continuidad") y, en una posición debilitada, el PSOE ("PSOE como garantía del cambio frente a la aventura peligrosa de Podemos y a la perniciosa continuidad del PP"). Una polarización que podría perjudicar a Ciudadanos y que explicaría el énfasis de esta formación en señalarse como un partido alternativo (al igual que Podemos), enfrentado a los tradicionales.

El interés mediático y político por Ciudadanos ha crecido en la medida en que, en un horizonte de gran fragmentación política, este partido aparece potencialmente como un actor que podría llegar a ser clave en la gobernabilidad en la próxima legislatura. Por el momento, han sabido jugar bien sus cartas y están bien posicionados para dar el salto a la política nacional. El siguiente paso en ese objetivo será el trampolín de las elecciones autonómicas y locales. Será entonces cuando Albert Rivera decidirá o no presentarse como candidato de esta formación a las elecciones generales o, por el contrario, continuar en la arena política catalana. Paradójicamente el personalismo que tanto critican de otras formaciones políticas -al igual que en el caso de UPyD y Podemos-, es lo que puede jugar en su contra. Veremos.

Gráficos y cuadros citados se pueden ver en:

Último vuelo de Sevilla / Ramón Cotarelo *

Palinuro dejó pasar un día desde el mitin de Podemos en Sevilla para reflexionar, considerar las reacciones y reflexionar sobre ellas. La acusación directa a Susana Díaz de ordenar a la televisión andaluza la censura al coletas parece ser falsa. La misma televisión ha probado documentalmente que lleva meses solicitando una entrevista. Cierto, ello no demuestra que no haya habido una llamada desde San Telmo ordenando la censura. Pero eso debiera probarlo quien formula la acusación y, si no puede, retractarse. No sé por qué nadie espera nada. Palinuro espera que la acusación se pruebe o la retractación se produzca.

Los socialistas andaluces andan por las redes comentando que Iglesias fue a Andalucía a insultar a los de allí y "mirarlos por encima del hombro". Suena un poco a manía persecutoria, pero ya es casualidad que en las comunidades recientemente visitadas por el secretario general de Podemos haya una reacción más o menos generalizada de gente que se siente insultada, menospreciada. En fin, uno de los recursos partidistas es invocar agravios imaginarios para dañar el prestigio del adversario/enemigo.

El insulto a las izquierdas llamándolas trileras sentó a Palinuro ante el teclado para subir un post titulado El casuismo de los trileros que, en el momento de escribir esto había tenido 4.165 visitas únicas, tanta gente como fue a escuchar a Sevilla a Pablo Iglesias. En él se postula la idea de que la explicación del aparentemente errático comportamiento de Podemos está en su casuismo jesuítico. Esto equivale a reconocer que en un primer momento Palinuro se tragó el anzuelo de "aquí hay una izquierda nueva"´y que además aplaudió ingenuamente la aparición de otro discurso, innovador, crítico, libre, independiente, espontáneo, democrático, horizontal. Era un aplauso con alguna reserva sobre factores como la espontaneidad o la horizontalidad, muchas veces simuladas o inducidas más que reales. Pero era aplauso, conjuntamente con el de muchos otros ciudadanos hastiados de una institucionalidad política acartonada, hueca y cobijo de corrupción y granujería.

La crítica consistía en señalar que esa innovación era un disfraz, puro trabajo de comunicación y el mecanismo era el permanente recurso a la casuística. Esto es, las cosas no son como son o como yo creo que deben de ser sino como me interesa que sean. Así se vicia de raíz todo discurso de la izquierda. Por eso dicen en Podemos no ser de izquierda ni de derecha sino ambicionar la centralidad del tablero, una expresión rimbombante para no decir centro porque les da vergüenza. Quieren ser el centro pero también la izquierda inequívocamente y esto solo pueden conseguirlo con el casuismo.
 
La parte más dura y virulenta del discurso de Iglesias en Sevilla le tocó al PSOE, a Susana Díaz y a Pedro Sánchez a quien vilipendió, tachándolo prácticamente de pelele. Es un aria favorita de su público que está convencido de que el PP y el PSOE son lo mismo, como dos bueyes que tiran del único carro del capitalismo. Desde un punto de vista de izquierda este juicio es injusto. Durante los años 80 y primeros 90, el PSOE fue decisivo en la modernización de España, su integración en Europa y su desarrollo como una sociedad más abierta, libre e igualitaria, con sanidad, educación, seguridad social universales. 
 
 Muchos de quienes hoy reniegan de la socialdemocracia estudiaron gracias a las medidas socialdemocrátas. Reducir las legislaturas socialistas a los GAL, la corrupción (por lo demás nimia en comparación con lo que hay hoy y estaba entonces fraguándose en la derecha) y otras pifias del PSOE, ignorando los demás factores solo puede hacerse de mala fe. Como mala fe indica enjuiciar las legislaturas de Zapatero por su desastrosa gestión de la crisis, la reforma del 135 y sus políticas neoliberales, ocultando que fuimos una de las sociedades más avanzadas en igualdad en Europa y más libres y en donde se respetaban derechos que en otros lugares no se reconocían. Mala fe. Casuismo.

Pero, además, caramba, el PSOE no gobierna sino que está en la oposición, como Podemos. Y ¿a quién se opone Podemos? A la oposición. No al gobierno, sino a la oposición. Para zanjar sin miramientos esta cuestión Iglesias aseguró enfáticamente que ellos sí que no pactarán en ningún caso con el PP. Énfasis el que se quiera, pero hay que creerle bajo palabra en un país en el que sus primos hermanos de IU tienen una alianza con el PP en Extremadura que permite el gobierno de la derecha.

O sea, sin monsergas: el enemigo es el PSOE. Suena, ¿verdad? ¿A qué? Al viejo contencioso comunistas-socialdemócratas de toda la vida, a la visceralidad, al anticomunismo visceral y el odio visceral a la socialdemocracia; suena a la quimera anguitiana del sorpasso de los socialistas que se interpretó en su día como la pinza. Aquí hay mucho anguitismo y mucho anhelo de sorpasso, animado por la buena acogida popular que ha tenido la innovación del discurso político a base de recoger las reivindicaciones del 15M.

Pero todo esto era pura fachada. La organización complementa el casuismo jesuítico con férreo estilo bolchevique que lucha por imponerse a los sectores más asamblearios, más de de tendencia de grass roots politics, como puede verse en los conflictos orgánicos que afrontan en Cataluña, esos que Carolina Bescansa llama con notable estro poético el "Podemos para protestar".

Pero no puede olvidarse: el Podemos fetén es el Podemos para ganar. Ganar es la palabra mágica, el criterio último moral. Lo que sirve para ganar vale; lo que no, no. Estamos hartos del martirologio de la izquierda europea, siempre de perdedora. No queremos ser losers como el pobre Sánchez. Queremos ser winners. ¿Para qué? Para gobernar. Para gobernar ¿cómo? Eso ya se verá. Lo importante antes de nada es ganar y si, para conseguirlo hay que decir que no somos de izquierdas porque el rollo de izquierdas derechas es cosa de trileros, se dice, que ya Dios después distinguirá a los suyos.

Claro que nosotros, la cúpula, el mando, la vanguardia, los que después seremos la Nomenklatura, somos de izquierdas, sin duda. Pero necesitamos el voto de mucha más gente y ahí, en la gente, hay de todo y una determinación de izquierda es negativa porque resta votos. Así que no somos de izquierda ni de derecha, no somos autodeterministas ni centralistas, laicos o confesionales, republicanos o monárquicos. Somos lo que nos interese ser en cada momento. Y desde luego no comunistas; tampoco anticomunistas. Como con todo, no somos nada.

Lo del comunismo trae un punto de sarcasmo. De sarcasmo mefistofélico, prueba evidente de que en Podemos tienen el relato tan estudiado y medido como el hilo las Parcas. ¿Por qué motivo no se ha producido una convergencia entre Podemos e IU a pesar de las súplicas insistentes de esta que ha llegado a prescindir de su venerable líder para poner a un sosias de Iglesias en la esperanza de que se entendieran? Exactamente, ¿por qué no se han fundido dado que su programa, en el que tienen una fe anguitista, es idéntico? Sobre todo teniendo en cuenta que ninguno de ellos propugna un cambio radical del modo de producción sino que se limitan a administrar de otra forma, más justa, proclaman, el capitalismo. Vamos, que están dispuestos a sustituir al buey socialdemócrata por un buey de verdadera izquierda para tirar del carro capitalista. ¿Por qué no ha habido fusión ni la habrá?

Porque a Podemos no le interesa aparecer contaminada por el comunismo de los losers, porque si se alía con él, retrocederá a sus habituales porcentajes de intención de voto, perdiendo sus halagüeñas perspectivas. Así que a los herederos de la tradición comunista de IU les queda interpretar el papel del payaso que recibe las bofetadas para que sus ingratos descendientes puedan alcanzar su sueño: gobernar al precio que sea, jibarizando a IU y hundiendo en la miseria al PSOE. Si tal cosa llegara a suceder, merecido se lo tendría éste porque ha sido incapaz hasta ahora de elaborar un relato claro y creíble, explicando y valorando lo que ha hecho bien, señalando y criticando lo que ha hecho mal y presentando propuestas para profundizar en los aciertos, enmendar los yerros y abrir puertas nuevas.
 
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED

Asesinado el fiscal que denunció a la presidenta argentina / Joaquín Abad *

No me he caído del guindo. Llevo muchos años rodeado de asesinatos, mafias, y crímenes de Estado. El caso es que cuando alguien molesta mucho, las fontanerías, los servicios secretos se encargan de anular la amenaza a esa, llamémosle, estabilidad institucional. 
 
En España, por poner un ejemplo, hay suicidios sospechosos, como el de la joven artista Sandra Mozarowski, que se cayó del ático y se decía embarazada del entonces príncipe. Aquello se silenció convenientemente. Como se silenció el accidente del entonces presidente de la ONCE, Antonio Mosquete, cuando cayó por el hueco del ascensor, y no su perro guía. Más tarde, otra amante del entonces Rey Juan Carlos denunció que los servicios secretos habían intentado asesinarla y fue un banquero, Mario Conde, quien movió los hilos para protegerla. Imagino que a cambio se hizo con los vídeos que guardaba la artista.
 
El fiscal argentino Alberto Nisman acaba de ser encontrado con un tiro en la cabeza, en su domicilio, precisamente el día que se le esperaba en el Congreso para que aportara la documentación que señalaba a Cristina Fernández, presidenta de Argentina, por haber maquinado en la ocultación de datos de un atentado contra la embajada israelí en Buenos Aires que costó la vida a 85 personas en el año 1994. Al parecer, el fiscal, profesor de derecho penal y procesal, llevaba años investigando el atentado y llegó a probar que la autoría correspondía al Estado iraní, y que la actual presidenta había acordado con el país persa enterrar la investigación a cambio de que se le cambiara petróleo por grano...

Nada más conocerse que el fiscal iba a presentar a el Congreso las pruebas, desde el gobierno de Cristina se le insultó y, por supuesto, los servicios secretos, acostumbrados en Argentina a hacer desaparecer a los molestos, hizo su trabajo. 
 
Pero en pleno siglo XXI ya es muy difícil que la comunidad internacional no sepa que en Argentina el Estado asesina, como lo hicieron en los sucesivos gobiernos de Perón, como lo hicieron los militares golpistas, como se sigue haciendo. A la vista está. Ya sabemos que ahora se dirá que se investiga para aclarar la muerte del fiscal. Pero los que conocemos como funcionan las instituciones en ese país, pues sabemos ya el resultado. El carpetazo, la falsificación de pruebas. Lo que sea, pero hay que salvar a la presidenta Cristina. Por supuesto.
 
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com