miércoles, 9 de diciembre de 2015

El 54 % de las empresas españolas ve en las conexiones políticas la única vía para los negocios

BRUSELAS.- El 54 % de las compañías españolas creen que las conexiones políticas son la única vía para tener éxito en los negocios, frente al 44 % de media en la Unión Europea (UE), según un Eurobarómetro publicado hoy por la Comisión Europea (CE).

Eslovenia fue el país de la UE en el que más empresas apoyaron esta afirmación (68 %) y Dinamarca el que menos (11 %).
En términos más generales, el 71 % de las empresas europeas consideran que la corrupción está extendida en su país, con Italia en primer lugar (98 %), seguida de Grecia (96 %), Rumanía (95 %), y España y Chipre (ambos, 93 %), y con Dinamarca en el lado contrario de la tabla (11 %).
España es además el país de la UE donde las empresas ven más tipos de corrupción como prácticas extendidas, entre ellas favorecer a familiares y amigos, fraude fiscal e impago del IVA.
En 18 Estados miembros de los Veintiocho, las compañías mencionaron al menos tres prácticas corruptas extendidas en su país, con España a la cabeza (con el 82 % de las empresas), seguida de Francia (65 %) y Malta (61 %).
En el extremo contrario se situaron Luxemburgo (solo el 36 % de las empresas citaron tres prácticas), Lituania (35 %) y Bulgaria (37 %).
En España, los tres tipos de corrupción más común según las empresas son favorecer a familiares y amigos en las instituciones públicas (57 %), el fraude fiscal y el impago del IVA (50 %) y favorecer a familiares y amigos en los negocios (42 %).
En la UE, la mayoría de las empresas apuntaron a estos mismos tres tipos de corrupción, pero en otro orden: favorecer a familiares y amigos en los negocios (43 %), fraude fiscal e impago del IVA (39 %) y favorecer a familiares y amigos en las instituciones públicas (39 %).
Cuatro de cada diez compañías de la UE (42 %) creen que la corrupción es un problema en su país a la hora de hacer negocios, aunque no el mayor problema.
Lo más problemático son los impuestos (según el 67 % de las compañías europeas), el cambio rápido de legislación (64 %), y la complejidad de los procesos administrativos (62 %).
En un total de 10 Estados miembros, las empresas creen que la corrupción es un problema.
Las compañías que más acusan este problema son las de Rumanía y Grecia (74 %), Bulgaria (61 %) e Italia (60 %), y las que menos las de Dinamarca (2 %), el Reino Unido (8 %) y Suecia (11 %).
En España esa proporción se sitúa en el 55 %, por detrás de Francia (56 %) y por delante de Alemania (28 %).
En cuanto al campo específico de las licitaciones públicas, un 34 % de las compañías de la UE dicen que la corrupción les ha impedido ganar un proceso de este tipo.
Los únicos cuatro Estados miembros donde más de la mitad de las compañías aseguraron que la corrupción les ha impedido ganar una licitación pública fueron Bulgaria (60 %), España (56 %), Eslovaquia (54 %) y Rumanía (51 %).
La CE publicó hoy este Eurobarómetro con motivo del día internacional contra la corrupción.
La encuesta fue realizada entre el 21 de septiembre y el 9 de octubre de este año a 7.996 compañías de los 28 países de la UE.
El Ejecutivo comunitario calcula que el coste de la corrupción en la UE se sitúa en torno a los 120.000 millones de euros al año, cerca del presupuesto anual comunitario, y reconoce que aunque existen medidas para combatir la corrupción no siempre se aplican de manera uniforme.

Alientan en Guatemala a romper la cadena de la corrupción

GUATEMALA.- Con un llamado a Romper la Cadena de la Corrupción tendrá lugar hoy en Guatemala un festival organizado por miembros del Sistema de Naciones Unidas y de Acción Ciudadana Internacional. Más de 25 instituciones públicas y organizaciones de la sociedad civil también participaron en la preparación de esta jornada a propósito del Día Internacional Contra la Corrupción, uno de los flagelos de mayor incidencia en este territorio centroamericano.

El Paseo de la Sexta avenida, en la Zona 1 de Ciudad de Guatemala; así como el Teatro Lux serán tomados por quienes pretenden promover la integridad y evitar ser parte de actos de corrupción que socavan la educación, salud, justicia, democracia y desarrollo sostenible, precisaron organizadores.

"Este festival fue construido de manera participativa, en armonía con el espíritu cívico que movilizó a amplios sectores del país durante 140 días que duraron las jornadas ciudadanas", explicó la coordinadora residente del Sistema de Naciones Unidas, Valerie Julliand.

La también representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señaló que, dado que las movilizaciones fueron ejemplo del ejercicio de una ciudadanía activa, compuesta en su mayoría de jóvenes que se organizaron en colectivos, el festival está orientado a reforzar los anhelos de esa comunidad de construir instituciones y una cultura de transparencia de manera lúdica y cívica.

"Este día los invito a hacer nuestras las palabras del Secretario General de la ONU Ban Ki-moon, quien expresa que la nueva Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible -plan para poner fin a la pobreza y asegurar una vida digna para las personas- reconoce la necesidad de luchar contra la corrupción en todos sus aspectos", afirmó.

Recordó que ese programa pide, además, una reducción significativa de los flujos financieros ilícitos y la recuperación de los activos robados.

"La corrupción tiene consecuencias desastrosas en el desarrollo cuando los fondos que deben destinarse a las escuelas, las clínicas de salud y otros servicios públicos esenciales se desvían y se ponen en manos de delincuentes o de funcionarios deshonestos", añadió, con base en el mensaje de Ban.

Junto al PNUD contribuyeron a crear condiciones para esta celebración la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Undoc) y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), protagonista en la lucha contra la problemática en este país durante 2015.

Angus Deaton, un nobel de Economía contra la austeridad en tiempos de crisis

ESTOCOLMO.- El Premio Nobel de Economía 2015, el británico-estadounidense Angus Deaton, no está "a favor de la austeridad" para gestionar las crisis económicas, según dijo en una entrevista con periodistas.

Deaton, que recibirá mañana el Nobel por sus "análisis sobre el consumo, la pobreza y el bienestar", lleva cuatro décadas estudiando cómo se relacionan micro y macroeconomía, y extrayendo enseñanzas para la política.
El economista, de 69 años, creía que con la crisis de los años treinta del siglo pasado se había aprendido "que esa no era la forma de tratar estos temas".
"Aunque siempre encontrarás a economistas que piensan que la austeridad es una buena idea, estoy seguro de que la mayoría no lo cree y nos gustaría ver más gasto", dijo Deaton.
Aunque Deaton no considera que la austeridad "fuera realmente necesaria" para algunos países europeos, en estos momentos no ve que haya "muchas más opciones para países individuales, a menos que alemanes o británicos u otros decidan que esa austeridad fue un error".
Deaton, Premio Fronteras del Conocimiento 2011 de Economía de la Fundación BBVA, se define como una persona "muy curiosa" y que entiende la economía como "una ciencia social", por eso trabaja con psicólogos y se divierte mucho haciéndolo.
Además, cree que es un economista atípico, "quizás" porque nació en Edimburgo (Escocia) en una "familia pobre", lo que le ha dado "mayor afinidad y compasión" que si hubiera crecido en otro tipo de ambiente.
Por eso, le preocupa y califica de "muy serias" las diferencias "dentro de nuestros propios países", cuánta gente "está sufriendo. Es posible que en términos absolutos vivan mejor que en India o en África, pero la vida de esas personas ha sido destruida".
Este es el segundo año consecutivo en que el Premio de Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, que no fue creado por el magnate sueco sino por el Banco de Suecia en 1969, es para un solo economista, lo que no es habitual, pues suele ser un galardón compartido.
La Real Academia de Ciencias sueca ha distinguido a Deaton por tres logros concretos: el sistema para determinar la demanda de diferentes bienes que elaboró con John Muellbauer hacia 1980; los estudios que vinculan consumo e ingresos realizados en la década siguiente y su trabajo posterior sobre estándares de vida y pobreza en países en desarrollo.
Sus estudios han hecho evidente que las decisiones de consumo individuales, como qué comprar o cuánto ahorrar, tienen su reflejo en el conjunto de la economía y que la comprensión de estas dinámicas es clave para trazar leyes que promuevan el bienestar y combatan la pobreza.
El economista considera que no todas las formas de ayuda al desarrollo "tienen la posibilidad de funcionar" y dijo que "puede ser positiva" aquella en la que "el dinero se usa en los países ricos para hacer cosas que puedan ayudar a los países pobres".
Por el contrario, no es favorable a la ayuda en la que "grandes cantidades de dinero" va a los países pobres, especialmente en aquellos donde "una gran parte del presupuesto de esos gobiernos llega de las agencias exteriores".
En una semana en la que la cumbre del clima de París entra en su recta final, el nobel se dice convencido de que "la economía puede ser respetuosa con el medioambiente".
Y las soluciones para lograrlo pasan "por una mayor innovación. No intentando parar el crecimiento económico", por ello dijo: "Necesitamos nuevas formas de hacer las cosas, nuevas técnicas que no impliquen la quema de combustibles fósiles y sería bueno ver más esfuerzos dirigidos a la innovación".