martes, 4 de septiembre de 2012

Los funcionarios españoles preparan una "jornada de lucha" para el 12 de septiembre

MADRID.- La plataforma de sindicatos y asociaciones profesionales constituida por 23 organizaciones de empleados públicos contra los recortes prepara para el miércoles 12 de septiembre una "jornada de lucha a nivel del Estado" y no descarta la convocatoria de una huelga general en el sector, según anunció el secretario general del sindicato de enfermería Satse, Alejandro Laguna.

   Acompañado de los representantes de las asociaciones, Laguna explicó en rueda de prensa que un día después de las concentraciones del 12 de septiembre la plataforma celebrará una reunión para coordinar nuevas acciones de protesta.
   Pese a no haber detallado aún un calendario de convocatorias, la plataforma se ha puesto como objetivo reservar cada día de la semana a movilizaciones de sectores concretos, y el viernes al conjunto de los empleados públicos.
   "No nos va a temblar la mano al convocar cualquier medida de presión y de lucha, e incluso una huelga general", señaló el secretario general de Satse, después de indicar que, en la fase actual, la plataforma no tiene la "voluntad" de llegar a este extremo.
   La convocatoria del miércoles 12 de septiembre, que incluirá una concentración en el complejo madrileño de Nuevos Ministerios, estará precedida de una reunión el día anterior en la que las organizaciones de empleados públicos coordinarán sus asesorías jurídicas, ya que "se están cometiendo distintos atropellos e irregularidades en la aplicación de las medidas de recorte", aseguró Laguna.
   Junto a esto, explicó que la plataforma aspira a mantener una "lucha sostenida" sin intención de "morir" en ella. Las actuaciones estarán dirigidas a "frenar las medidas del Gobierno", al que la plataforma reclama "diálogo, negociación y consenso", ya que los recortes en la actividad pública son "un problema de todos", afirmó.
   La plataforma, que ha celebrado este martes una reunión para coordinar las iniciativas de protesta, ha elaborado además un manifiesto en el que denuncia el desprestigio que está sufriendo la función pública y en el que reclaman medidas alternativas para resolver el déficit público, entre ellas la persecución del fraude fiscal o la implantación de un impuesto a las transacciones financieras.
   Durante la rueda de prensa, el secretario de acción sindical de Csif, Eliseo Moreno, advirtió de que la función pública es ya, por detrás de la construcción, la industria y la agricultura, el sector con más pérdida de empleo. En lo que va de año, señaló, se han destruido más de 170.000 puestos de trabajo.
   Por su parte, el secretario general de federaciones de servicios públicos de UGT, Julio Lacuerda, denunció que solo en educación el curso ha comenzado con 50.000 empleados menos, "de modo que hay 50.000 posibilidades de que la enseñanza sea peor".
   Además, lamentó que se cargue sobre los ciudadanos el coste de la contención de la deuda y el déficit, así como el discurso de que "todo el mundo ha vivido por encima de sus posibilidades".

Las fábulas de ayer, los lodos de hoy y la revolución de mañana / Nazaret Castro *

Leo en Le Monde Diplomatique uno de los artículos más lúcidos sobre la crisis económica –y política, y social- en España. Es del escritor chileno, y afincado en España, Luis Sepúlveda, y se llama Fábula del gato de Felipe González. El título remite a la frase de Carlos Solchaga, que en 1988, siendo ministro de Economía, proclamó orgulloso que España era el país de Europa, tal vez del mundo donde más dinero se ganaba a corto plazo. Da igual el color del gato mientras que cace al ratón, añadiría González. Nos separan de aquellas declaraciones tres décadas de explotación costera, burbujas inmobiliarias y desaforos bancarios varios que consolidaron la marca España como incansable productor de nuevos ricos; como destino privilegiado de los especuladores.

El lodo de hoy viene de aquellos barros, como nos recuerda Sepúlveda, que nos pone ante ese espejo que llevamos cuatro años queriendo evitar. Nada nuevo bajo el sol: España es, mucho antes del boom inmobiliario de los 2000, el país del pelotazo, la cultura del dinero fácil. La pregunta es, ¿a nadie se le ocurrió pensar en los riesgos que entrañaba para España el aluvión de financiación barata que llegó a la península con la incorporación al euro?

No tengo las respuestas, y cada vez me hago más preguntas, pero de algo no me cabe la menor duda: nuestro sistema político y electoral promueve la partitocracia y el bipartidismo, y con ello, fomenta la mediocridad de los dirigentes, que ascienden por su ‘lealtad’, que pueden ser decapitados si brillan demasiado; que, en el mejor de los casos, llegan allí por su habilidad política, pero no por sus conocimientos específicos… de nada. Tampoco de política. No me digan que exagero: miren los telediarios. Ver a Soraya Sáenz de Santamaría decir que Europa necesita liderazgo es tan triste como escuchar a Mariano Rajoy que las circunstancias externas le obligan a incumplir su programa. Del PSOE ni hablemos. Se salvan algunos, poquísimos; como Alberto Garzón, el joven diputado de Izquierda Unida. Pero el balance es tan deprimente que es innegable la necesidad de un cambio real, mucho más allá de volver a girar la tortilla del binomio PPSOE.

Nos mienten. Todo el tiempo. No es verdad que no haya dinero. Para rescatar a los bancos, sí hay; para la atención sanitaria de inmigrantes sin papeles, no. Qué vergüenza, a mí que tan bien me atendieron en el hospital público en Brasil, apenas con mi pasaporte. Para la educación pública no hay dinero, obvio; sorprendentemente, o no tanto, ha aumentado el dinero que se destina a los colegios privados subvencionados por el Estado. O sea: menos dinero para los colegios de clases medias y bajas; más dinero para los colegios de las clases altas. La ecuación es sencilla.

Mientras tanto, como un mantra, nos recuerdan que los salarios de los españoles deben bajar, para que aumente la productividad y baje el paro. Con lucidez y muchos números, el profesor Vicenç Navarro, uno de los más prestigiosos defensores del Estado de bienestar en nuestro país, rebate esos argumentos en este artículo. En él nos recuerda que los salarios en España son mucho más bajos que en Alemania o Francia, en un nivel que no se explica por la productividad; que, de hecho, tal vez subir los salarios sería la forma más efectiva de elevar la productividad. Que el problema estructural de paro en España muestra la debilidad del trabajador frente al empresario, por mor de una “transición inmodélica” de la dictadura a la democracia. En España, el 43% de los trabajadores, los que cobran hasta mil euros, recibe el 13% del dinero total que se gasta en sueldos, mientras que el 7% de los empleados, aquellos que perciben 4.000 al mes o más, perciben el 25% de esa masa salarial. Quieren más. Los insaciables Mercados no tardarán en pedirnos, como a los griegos, que volvamos a trabajar los sábados. Más madera.

Julio Anguita lo expresó certeramente veinte años atrás, y la actualidad de su brillante discurso ya dice bastante de los barros que arrastramos.
                                      
Creo en la utopía porque la realidad me parece increíble. Increíblemente perversa, absurda y abyecta. Sin resistencia no hay conquistas.

(*) Periodista

¡Qué mala es la realidad! / Alberto Montero *

 Lo único bueno que tiene esta crisis es el juego que dan las declaraciones estúpidas de unos políticos que no tienen ni la más remota idea de qué hacer para que la oleada ciudadana que se acabará por levantar no los arrastre y los devuelva a ejercer sus antiguas profesiones… el que la tenga.

Así que retomo una especie de apartado de “frases para el recuerdo” por si algún día hay que tirar de hemeroteca para recordar quién es quién y qué dijo entonces.

Y qué mejor manera de comenzar que con las palabras de nuestro presidente que no contento con decir sandeces para consumo nacional, reúne este fin de semana a ABC y a tres periódicos europeos más y concede su primera entrevista desde que asumió la presidencia para abrir con esta perla: “Quien me ha impedido cumplir mi programa electoral es la realidad”

¡Alucinante! En Alemania se tienen que estar revolcando de la risa todavía; pero es que aquí deberíamos estar corriéndolo a boinazos: si le votaron para que cumpliera un programa electoral (ampliamente desconocido pero que en lo conocido ha sido incumplido en todo) y reconoce que no lo puede cumplir, ¿qué hace de presidente del gobierno? ¿Dejar pasar los cuatro años haciendo lo que nadie le ha encomendado que haga? ¿Es que ningún político de este país sabe que es un representante del pueblo elegido para ejecutar la voluntad popular mayoritaria expresada en las urnas apoyando un programa electoral concreto? ¿Tan difícil es de entender lo más básico que enseñan en primero de guardería de ciencias políticas?

En cualquier caso, y ya puestos a lanzar reproches, a mí la realidad este año me ha impedido comprarme un ático como el de De Guindos e ingresar 11,6 millones de euros como Alfredo Sáenz, el consejero delegado del Banco Santander, que, la verdad sea dicha, me hubieran venido muy bien. 

Así que se ve que hay realidades y realidades, porque la mía, como la de la mayor parte de los españoles, es de bajada de sueldo (cuando no de desempleo), de aumento de los impuestos, de copago farmacéutico, de deterioro de los servicios públicos básicos, de expansión de la pobreza y la exclusión, de emigración creciente de una juventud sin futuro, de desesperanza y tristeza. A nosotros, Rajoy, la realidad, tu realidad, nos anda jodiendo, y no precisamente el programa electoral sino la vida.

Y, por si no lo recordabas, aquí está explicándonos que él, las cosas que no están en su programa, no las hace. ¡Manda carallo!, que dirían en su pueblo.

(*) Profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga y presidente de la Fundación CEPS

Un tribunal civil de Bahréin confirma las condenas contra 20 opositores

MANAMÁ.- Un tribunal civil de Bahréin ha confirmado este martes las condenas dictadas por una corte marcial contra 20 líderes de las movilizaciones antigubernamentales de 2011, según informó a través de Twitter la Oficina de Información del Gobierno.

   Las condenas incluyen ocho penas de cadena perpetua, entre ellas las dictadas contra el conocido activista Abdulhadi al Jawaja y contra el dirigente opositor Hassan Mushaimaa, quien ha reclamado el fin de la monarquía y la proclamación de la república. 
   Aparte, el dirigente opositor suní Ibrahim Sharif cumple una pena de cinco años. Siete de los 20 condenados fueron juzgados en ausencia, entre ellos el 'bloguero' Ali Abdulemam, sentenciado a quince años de cárcel y actualmente escondido. Los abogados de la defensa han anunciado que el fallo del tribunal civil aún podría ser recurrido.
   Desde febrero de 2011, en la aureola de la llamada 'Primavera Árabe', Bahréin fue escenario de importantes movilizaciones populares lideradas por la mayoría chií y en contra de la élite suní que gobierna el país.
   "El veredicto no nos sorprende. Si no hay consecuencias internacionales y si nadie pide cuentas al régimen de Bahréin, no tienen incentivos para cambiar", ha declarado por Twitter la hija de Al Jawaja, Maryam al Jawaja, dirigente activista exiliada en el extranjero.
   El clérigo suní Mohamed Jalid se ha pronunciado clara y expresivamente a favor del veredicto: "¡Dios es grande! ¡Dios es grande!", ha declarado por Twitter. Muchos suníes temen el ascenso de los chiíes en caso de que el Gobierno acepte las reclamaciones políticas de la oposición.    
Desde Nueva York, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, mostró su "preocupación" por la confirmación de las "duras" sentencias de cárcel impuestas contra veinte opositores bareinís y pidió a las autoridades de Baréin que les permita apelar las penas y les garantice un "proceso justo".
"El secretario general exhorta a las autoridades bareiníes que permitan a todos los acusados defender su derecho a apelar y a garantizar que se celebre un proceso justo", dijo el portavoz de Ban, Martin Nesirky, en un comunicado distribuido en la sede central de la ONU en Nueva York.
El máximo responsable de la ONU se mostró "preocupado" por las sentencias impuestas a veinte activistas políticos bareiníes que estaban acusados de intentar derrocar al régimen, entre las que figura una contra Abdulhadi al Jawaya, que en 2011 estaba en huelga de hambre.
Ban reiteró su petición a las autoridades del país que garanticen "la aplicación de las normas internacionales de derechos humanos, incluidos el derecho a un juicio justo, de la libertad de expresión y de asamblea pacífica".
También volvió a señalar la necesidad de que Baréin viva "un diálogo nacional verdadero y sin exclusiones que responda a las legítimas aspiraciones de todos los ciudadanos, ya que ése es el único camino para promocionar la paz, la estabilidad y la justicia en el país".
Un tribunal bareiní de apelaciones dio su visto bueno a las sentencias dispuestas en junio de 2011 por un tribunal militar, entre las que hay siete cadenas perpetuas y seis con penas de entre cinco y quince años de cárcel.
La corte también confirmó los fallos contra otros siete opositores, juzgados en rebeldía, y que habían sido sentenciados a cadena perpetua.
Los condenados -entre los que hay clérigos chiís, políticos y activistas en internet- han sido procesados por los cargos de intentar derrocar e incitar el odio contra el régimen, y de conspirar con países extranjeros, entre otros.
Una comisión independiente establecida por el Gobierno de Manama había recomendado la anulación de las condenas después de hallar pruebas de que algunos acusados habían confesado bajo tortura y no habían tenido acceso completo a sus abogados.

La movilización social permanente / Ramón Cotarelo *

Acabo de escribir una columna para maspublico, un periódico "libre y profesional" con el que colaboro y que recomiendo, claro, sobre la accidentada apertura solemne de curso de las Universidades públicas. La he puesto en relación con el Estado de movilización permanente. Esto es con lo que el gobierno ha de lidiar, él tan amante de los toros. Estará encantado. Tiene prácticamente el país entero en contra, excepción hecha de los curas, aunque supongo que los cristianos de base ya estarán preparando alguna de sus llantinas colectivas acerca de qué mala es la jerarquía que no se pone del lado de los pobres como ordena Cristo.

Los mineros, los funcionarios, los parados, los activos, los enfermos, los sanos, los jubilados y los por jubilar, los científicos, las mujeres, los gays, los jornaleros, los médicos, los catalanes, los vascos y ahora, por tener, tiene en contra su propio partido, en el señero tanto monta monta tanto Esperanza como Oreja. A los etarras, desde luego, no se los ha ganado y las asociaciones de víctimas están en pie de guerra. Y él, por su lado, ha fingido ignorar las reiteradas ofertas del PSOE de compartir el peso de la cruz. Con lo cual está literalemte solo ante el peligro. 
 
Se le ha sublevado la sociedad cada cual por su lado. El nacionalismo no español cobra nuevos bríos y esos mismos han conjurado de nuevo a la vida a un espadón del XIX que amenaza con invadir Cataluña o bombardear Barcelona si hay intento de secesión. 
 
Bajo su infeliz apariencia de hombre sin atributos, al estilo de Musil, Rajoy ocultaba un temperamento autoritario, inclinado a gobernar por decreto-ley, a no escuchar a nadie ni a dar explicaciones de nada, tendente a escurrir el bulto y consagrar sus apariciones públicas a ceremonias de Estado. Es un autoritarismo positivista: las normas valen porque son normas, no porque sean justas. En aplicación de este lamentable criterio, la mayoría absoluta de que dispone Rajoy le permite prescindir del Parlamento sin faltar a la ley. Y lo hace.
 
Pero de lo que no puede prescindir es de la sociedad, porque solo cuenta con el 30 por ciento del voto (ahora, seguramente menos por la oposición interna que también padece) frente al 70 por ciento que no lo ha votado. Un treinta por ciento del voto no autoriza a cambiar por decreto la legislación del aborto, ni el sistema educativo de raíz, sino que obliga a consensuar y negociar. Salvo que lo que se busque sea precisamente una situación de oposición generalizada que conduzca al caos y permita justificar una solución de Espadón. A este, en concreto, convendría mandarlo allí en donde no pueda hacer daño.
 
La sociedad española está polarizándose en exceso. La crisis, ya prolongada, fomenta la crispación, el nerviosismo, la agresividad. Y todo eso no ayuda a salir del hoyo sino al contrario. La polarización es porque aumenta la radicalidad en los dos polos a través de una conocida dinámica de acción-reacción muy peligrosa. El gobierno no puede seguir siendo tan descaradamente el gobierno de una minoría en contra de la mayoría de la sociedad porque la movilización social permanente puede acabar en un estallido social.
 
Hasta el PSOE, la pesada galera de la izquierda, parece salir del letargo o del noqueo del tortazo del 20N y largar vela. Ocho meses ha llevado a Rubalcaba entender que a su colega diputado se le ha subido el laurel a la cabeza, ya se ve como césar invicto y no tiene por qué negociar con la plebe. Veloz no es el chaval; pero será seguro. Ahora, un puñado de díscolos conmilitones está escorando la nao a la izquierda y hacia ahí parece orientarse. Menos mal. Aunque conviene que se pongan rápido al día porque venir ahora quejándose de que Rajoy no es un hombre de palabra no dice mucho sobre la rapidez de juicio de quien lo hace. Efectivamente, no es es de palabra; de una sola palabra; es de muchas, infinitas, según sople el viento. 

La función del PSOE no es explicar al mundo lo que el mundo ya sabe, sino exponer qué entiende en concreto por una alternativa socialdemócrata de izquierda tanto dentro como fuera del país, cómo piensa llegar a ella y cuáles son las capacidades con que a su juicio cuenta el PSOE ahora mismo para conseguirlo. Muy sencillo.

¿Dónde va el dinero que sale de España?

Presento hoy otra gráfica que creo que da una idea bastante clara de por qué se están tomando en Europa las medidas que se toman y a quién beneficia lo que esas medidas provocan en la economía española. 

La gráfica muestra la tendencia de los movimientos realizados a través del llamado TARGET2, que, a grandes rasgos, es una plataforma que centraliza en dinero de los bancos centrales las operaciones que se llevan a cabo entre los diferentes países. Un balance positivo de un país (su curva por encima de cero), refleja que allí hay entrada neta de dinero; y al revés, si la curva está por debajo de cero refleja que está saliendo dinero de ese país.
¿Tengo que explicar qué está pasando en España y dónde va el dinero que sale de nuestro país, o cuál es la economía que lo recibe?
Tampoco creo que sea difícil deducir que si esta tendencia no se cambia España está irremisiblemente condenada a la quiebra. Una situación, por cierto, que no se resuelve solo “rescatando” a nuestra economía mediante un préstamo porque eso, obviamente, agudizará la asimetría que refleja la imagen.

Un Estado moderno / Salvador Sostres *

Rajoy continúa sin hacer lo que tiene que hacer, que es crear las bases de un Estado moderno y verdaderamente útil a sus ciudadanos, y no este insalvable lastre. Sobra el 40% de los funcionarios, pero no sólo por la crisis, sino porque un Estado no puede ser esta demencial maquinaria de burócratas. Ni los maestros ni los médicos tienen que ser funcionarios, ni que la Sanidad y la Educación sean servicios universales significa que la red que los provee tenga que ser pública. Sobran 15 autonomías, con sus 15 parlamentos y sus 15.000 cargos duplicados. 

La paga extra de los funcionarios, que según Rajoy se ha suprimido de forma temporal, tiene que suprimirse para siempre y como concepto, porque nadie tiene que recibir nada extra por realizar bien su trabajo; y tiene, en cambio, que poder ser despedido si su rendimiento no es satisfactorio. Del mismo modo, la prestación por desempleo no sólo tiene que reducirse a siete meses, sino que tendría que quedar como un mero cojín de emergencia -uno o dos meses para parar el golpe- y que ir al paro no fuera una opción como lo ha sido hasta ahora para muchos caraduras, que trabajaban lo mínimo para poderse pasar luego largas temporadas cobrando del Estado sin hacer nada. 

Las subvenciones anulan la voluntad, el esfuerzo y la tensión que nos hacen vivir despiertos y aprovechar cada oportunidad como si fuera la única. Cuando perder el empleo no sea visto por tantos gandules como una ocasión de tomarse un descanso pagado, y todos tengan claro que sin su trabajo no son nada, tal vez lo cuiden con más responsabilidad y menos días personales, y entonces seremos una sociedad mucho más dinámica y competitiva. 

Hay que eliminar también el concepto de las vacaciones pagadas, y que nadie vuelva a creer nunca más que va a cobrar sin trabajar. Es justo que nos paguen por nuestro trabajo, pero si tenemos la ocurrencia de querer vacaciones, que sea por nuestra cuenta (y, sobre todo, riesgo, tal como están las cosas). 

He de decir igualmente que me sorprende escuchar tantas voces preocupadas por la crisis, y tantos discursos sobre la solidaridad, y que ningún trabajador haya tenido el gesto de renunciar a sus vacaciones para arrimar el hombro y emplearse a fondo en el propósito de ayudar a su empresa y de proteger su puesto de trabajo. Cuando en septiembre te encuentres en la calle, no digas que no te lo esperabas y pregúntate si hiciste algo para salvarte. Estoy harto de los que tantos discursos dan sobre la solidaridad sin que nadie vaya nunca a reclamársela. 

Tampoco es suficiente reducir un 20% las subvenciones a partidos políticos y sindicatos. Tanto unos como otros tendrían que vivir de las cuotas de sus militantes y afiliados, y de las contribuciones privadas que recibieran. Si no hay suficientes afiliados para mantener a los sindicatos es porque ya no representan a nadie, ni defienden a nadie más que a sus cuadros de secretarios, agitadores profesionales y liberados. Ésta es la única verdad de unos sindicatos que viven fuera de la realidad y que son contrarios a la prosperidad. 

No se trata sólo de ahorrar, sino de establecer un nuevo contrato entre el Estado y el ciudadano basado en la libertad y en la iniciativa personal, en nuestras cualidades de hombres y nuestra misión de desarrollarlas. Se trata de aceptar el reto, de recuperar el espíritu explorador y el sentido del honor, de alzarnos y de alargar los dedos hasta tocar la cara de Dios. 

(*) Columnista de El Mundo