DAMASCO.- Un total de 16 personas han fallecido este viernes a manos de las fuerzas de seguridad sirias en varias ciudades del país, según ha confirmado los Comités de Coordinación Local en Siria.
El organismo opositor ha asegurado que tres de los muertos son niños. Seis personas han fallecido en Homs, donde se han registrado dos explosiones tras varios intercambios de disparos en el barrio de Inshaat. Un médico de la Media Luna Roja siria ha resultado herido al recibir un disparo en el pie. Además, los Comités de Coordinación Local han informado de que este viernes "aviación militar ha sobrevolado Homs".
Tres personas han perdido la vida en Damasco, dos de ellos en el distrito de Dumair y uno en el de Rankous. En el primero de ellos, una de las víctimas mortales ha sido una niña de cinco años, que ha sido alcanzada por la ráfaga de disparos de las fuerzas de seguridad sirias. En otro fuerte despliegue del Ejército sirio, una persona ha perdido la vida y siete han resultado heridas. Autobuses, coches y vehículos armados han efectuado disparos con armas pesadas, así como francotiradores se han apostado en la cima de varios edificios.
Asimismo, en el distrito damasceno de Rankous, el organismo opositor ha confirmado la muerte de un joven soldado disidente, aunque podrían haber fallecido algunos de sus compañeros, en un ataque que el Gobierno ha atribuido a bandidos. En el barrio de Douma, las autoridades sirias han anunciado la liberación de dos periodistas detenidos con anterioridad junto con su traductor.
Otras dos personas han fallecido en Alepo, varias personas han resultado heridas y un número indeterminado de estudiantes han sido arrestados por las fuerzas de seguridad tras dispersar una manifestación en la universidad local. Como consecuencia, el Gobierno ha impuesto el toque de queda en Alepo, donde permanece un amplio despliegue de seguridad.
Por otra parte, tanto en Hama, Deir El Zor, Idlib, Latakia y como en Dara, ha muerto una persona. En Daraa, se han producido fuertes enfrentamientos cerca de la mezquita de Al Shamaly y en otros puntos de la ciudad entre soldados sirios y del Ejército para la Liberación Siria.
En Idlib, un soldado del Ejército Libre ha sido abatido por las fuerzas de seguridad sirias, quienes también han arrestado a quince niños que estaban cantando proclamas a favor del Ejército para la Liberación Siria. Aparte, las fuerzas gubernamentales se han empleado a fondo contra los manifestantes opositores en la localidad de Deir El Zor, en concreto en la calle Al Wadi del barrio Jouret al Shayá, en la que varias personas han resultado heridas, incluidas varias mujeres.
Entretanto, se han registrado diversos altercados en otras ciudades sirias. El asedio a la mezquita de Shuhada de Hama ha concluido con disparos y el lanzamiento de bombas de gas lacrimógeno. En la ciudad de Qusair, los francotiradores, apostados en edificios gubernamentales y en un hospital, han comenzado a efectuar disparos de forma arbitraria contra ciudadanos de una zona residencial.
En Hawleh, se han podido escuchar fuertes explosiones seguidos de intenso fuego de artillería, de acuerdo con los Comités de Coordinación Local, que tenían como objetivo los manifestantes que protestaban contra el régimen de Bashar al Assad.
En la ciudad de Hasaka, las fuerzas de seguridad han empleado gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes concentrados en el distrito de Ghouran por segundo día consecutivo. Los agentes han perseguido a varios de los participantes en las protestas para intentar detenerlos. Los Comités de Coordinación Local han informado en su página web de que las fuerzas del régimen ha desplegado francotiradores en el barrio de Harasta.
Por último, más de 20 personas han resultado heridas a causa de los reiterados disparos acometidos por las fuerzas de seguridad sirias.
Las protestas se han sucedido tras el rezo en algunas zonas de Damasco y en la ciudad portuaria de Latakia, en la que los observadores de la Liga Árabe sufrieron un ataque el lunes. "El pueblo quiere la caída del régimen", proclamaban los manifestantes concentrados frente a la mezquita de Latakia, según ha relatado un activista.
Desde mediados del pasado mes de marzo, los sirios se han echado a las calles para exigir una apertura democrática y la dimisión del presidente Al Assad, que ha respondido a sus movilizaciones con una violenta represión por parte de las fuerzas de seguridad, que, según la ONU, han acabado con la vida de más de 5.000 personas.
El régimen atribuye la inestabilidad a "grupos terroristas armados" apoyados por elementos extranjeros y que, según sus cálculos, habrían acabado con la vida de más de 2.000 policías y militares.