WASHINGTON.- EE.UU. anunció que reanudará parcialmente la venta
de armas a Bahréin, suspendida el pasado octubre por la represión de las
protestas populares en el reino, pese a su "seria" preocupación por los
derechos humanos en el país.
"Por intereses de seguridad nacional, hemos decidido entregar más
artículos y servicios para las Fuerzas de Defensa de Bahréin, su Guardia
Costera y su Guardia Nacional, con el fin de ayudar a Bahréin a mantener
su capacidad externa de defensa", dijo la portavoz del Departamento de
Estado, Victoria Nuland, en un comunicado.
La venta incluirá una fragata y varios barcos de seguridad reforzada,
así como recursos para actualizar los motores de los aviones F-16,
entre otras cosas, según dijo a periodistas un alto funcionario del
Departamento de Estado que pidió el anonimato y rechazó dar una lista de
todos los elementos.
No obstante, EE.UU. mantendrá su prohibición al envío de misiles
antitanque guiados y de vehículos militares multipropósito, conocidos
como Humvee, así como a cualquier artículo destinado al Ministerio del
Interior del país, con la excepción de la Guardia Costera y la misión
desplegada en Afganistán, según Nuland.
Tampoco incluirá en el paquete "artículos destinados al control de
multitudes", como gases lacrimógenos o granadas de fogueo, añadió.
"Hemos tomado la decisión de permitir la venta de más artículos a
sabiendas del hecho de que hay un número de asuntos serios de derechos
humanos sin resolver, que el Gobierno de Bahréin necesita enfrentar",
subrayó Nuland.
El anuncio coincide con la visita a Washington del príncipe heredero
de Bahréin, Salman bin Hamad bin Isa al Jalifa, quien se reunió hoy con
el vicepresidente estadounidense Joe Biden y el secretario de Defensa,
Leon Panetta, y se entrevistó además el miércoles con la secretaria de
Estado, Hillary Clinton.
La isla de Bahréin, de mayoría chií, es escenario desde hace más de un
año de continuas protestas populares que han sido reprimidas por la
fuerza por la monarquía suní gobernante, con ayuda bélica de Arabia
Saudí, lo que ha causado cerca de 70 víctimas mortales.
No obstante, el pequeño reino es también la base de la Quinta Flota
Naval de EE.UU., y un punto estratégico fundamental para el interés de
Washington en contrarrestar la influencia iraní en el Golfo Pérsico.
El pasado octubre, tras el recrudecimiento de la represión en Bahréin,
el Departamento de Estado informó al Congreso de que suspendería parte
del acuerdo de defensa firmado en 1991, por el que provee armas al país,
y que volverá a activarse parcialmente tras este anuncio.
El senador demócrata Patrick Leahy, que supervisa la atribución de
fondos al Departamento de Estado y es autor de una ley que prohíbe la
ayuda militar a países que violen los derechos humanos, consideró que el
anuncio de hoy "envía el mensaje incorrecto".
"El Gobierno de Bahréin tiene que respetar aún las demandas legítimas
del pueblo bareiní, y exigir responsabilidad a su propia policía y
funcionarios militares, por arrestar, torturar y matar a manifestantes
bareiníes", indicó Leahy.
Nuland, por su parte, reconoció que Bahréin "se está volviendo cada vez más polarizado y queda mucho trabajo por hacer".
"Estamos preocupados por el uso excesivo de la fuerza y los gases
lacrimógenos por la policía, y al mismo tiempo, por el uso casi
inmediato de la violencia de algunos manifestantes. Urgimos a ambas
partes a trabajar juntas para acabar con la violencia", señaló la
portavoz.
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