sábado, 12 de mayo de 2012

Las tropas sirias disparan contra los manifestantes en varias ciudades

DAMASCO.- Las tropas sirias dispararon este viernes contra los manifestantes, movilizados por decenas de miles por todo el país, y el régimen anunció haber frustrado "un atentado suicida" en Alepo (norte del país), al día siguiente del doble ataque en Damasco que dejó 55 muertos.

En el ámbito diplomático, y con el fin de aumentar la presión sobre el régimen del presidente Bashar al Asad, que reprime violentamente la protesta, la Unión Europea adoptará el lunes nuevas sanciones, al congelar los haberes de las empresas y de las personas consideradas en su mayoría como fuentes de financiación del régimen, informaron fuentes diplomáticas.
En el terreno, las fuerzas de seguridad dispararon contra los manifestantes en Tadamone, un barrio de Damasco tradicionalmente hostil al régimen, y varias concentraciones tenían lugar en la capital y en provincia, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) y militantes.
Las tropas gubernamentales abrieron también fuego contra los manifestantes en Damasco, en Hama (centro), Alepo (norte), donde murió un manifestante, y en Hassaka (noreste), donde los activistas respondieron lanzando piedras contra los soldados, según las mismas fuentes. Las autoridades sirias por su parte aseguraron haber frustrado el viernes un atentado suicida en Alepo y haber matado al frustrado kamikaze.
"Las autoridades sirias desbarataron la tentativa de un kamikaze de detonar su coche bomba en el sector de Achaar en Alepo y lo mataron antes de que pudiera perpetrar su crimen terrorista", indicó la televisión pública.
A pesar de un despliegue masivo del ejército en varias ciudades y localidades, decenas de miles de manifestantes salieron tras las oraciones del viernes para reclamar la caída del régimen y acusar al poder de haber perpetrado los atentados de Damasco para desacreditar a la revuelta.
"Nuestra revolución no tiene nada que ver con los atentados terroristas del régimen", se podía leer en una pancarta agitada por manifestantes en una mezquita en la ciudad costera de Jableh, cuando el régimen y la oposición se culpan de los ataques que dejaron 55 muertos y 372 heridos. "Los atentados son un prueba del fracaso (del régimen, ndlr), nosotros nunca seremos vencidos", proclamaba otra pancarta en Bukamal (este).
"Bashar, queremos que caigas, aunque sigas asediándonos", gritaban los manifestantes en la provincia de Idleb (noroeste). Los activistas contrarios al régimen llamaron a los habitantes de Damasco a manifestarse para "sublevarse" en contra del régimen que, según ellos, "no dudará en matar a todo el pueblo para lograr su objetivo".
Según el OSDH, 938 personas, de las cuales 662 civiles, han muerto en la violencia que sigue azotando al país desde la tregua, técnicamente en vigor desde el 12 de julio. El Consejo de Seguridad de la ONU pidió al régimen y a la oposición "el cese de toda forma de violencia armada" conforme al plan de Kofi Annan que preve el alto el fuego y una retirada de ejército de las ciudades.
Los coches cargados con "más de una tonelada de explosivos" según el régimen explotaron el jueves en hora punta frente a un edificio de los servicios de seguridad en el barrio Qazzaz en Damasco. La mayoría de las víctimas son policías, según el OSDH.
Para el régimen, que asimila a los rebeldes a "terroristas" y no reconoce la amplitud de la protesta, estos atentados son la prueba de que Siria es el blanco de un "complot terrorista" financiado por el extranjero. Los rebeldes han negado cualquier implicación en los atentados de Damasco. Según el Consejo Nacional Sirio (CNS), principal componente de la oposición, es el régimen quien recurre a "una nueva técnica, el terrorismo" para sabotear el plan de Annan.
El viernes, las tropas sirias bombardearon la ciudad rebelde de Rastan, en la provincia de Homs (centro) y mataron a cuatro civiles en operaciones en Hama (centro), según el OSDH. La escalada de la violencia, a pesar de la presencia de la misión de observadores de la ONU que no lograr hacer respetar la tregua y calificado de "peligrosa" por el jefe de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, coloca al país al borde de la guerra civil, según los analistas.
"Desde el primer día, el régimen ha respondido a las protestas con la guerra", dijo Paul Salem, director del Centro Carnegie para Medio Oriente. "Creó una guerra y probablemente terminará por sufrir las consecuencias", agregó. La violencia ha dejado más de 12.000 muertos desde marzo de 2011, en gran mayoría civiles víctimas de la represión, según el OSDH.

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