DAMASCO.- Las tropas sirias dispararon este viernes contra los manifestantes, movilizados por decenas de miles por todo el país, y el régimen
anunció haber frustrado "un atentado suicida" en Alepo (norte del
país), al día siguiente del doble ataque en Damasco que dejó 55 muertos.
En el ámbito diplomático, y con el fin de aumentar la presión sobre
el régimen del presidente Bashar al Asad, que reprime violentamente la
protesta, la Unión Europea adoptará el lunes nuevas sanciones, al
congelar los haberes de las empresas y de las personas consideradas en
su mayoría como fuentes de financiación del régimen, informaron fuentes
diplomáticas.
En el terreno, las fuerzas de seguridad dispararon contra los
manifestantes en Tadamone, un barrio de Damasco tradicionalmente hostil
al régimen, y varias concentraciones tenían lugar en la capital y en
provincia, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) y
militantes.
Las tropas gubernamentales abrieron también fuego contra los
manifestantes en Damasco, en Hama (centro), Alepo (norte), donde murió
un manifestante, y en Hassaka (noreste), donde los activistas
respondieron lanzando piedras contra los soldados, según las mismas
fuentes. Las autoridades sirias por su parte aseguraron haber frustrado
el viernes un atentado suicida en Alepo y haber matado al frustrado
kamikaze.
"Las autoridades sirias desbarataron la tentativa de un kamikaze de
detonar su coche bomba en el sector de Achaar en Alepo y lo mataron
antes de que pudiera perpetrar su crimen terrorista", indicó la
televisión pública.
A pesar de un despliegue masivo del ejército en varias ciudades y
localidades, decenas de miles de manifestantes salieron tras las
oraciones del viernes para reclamar la caída del régimen y acusar al
poder de haber perpetrado los atentados de Damasco para desacreditar a
la revuelta.
"Nuestra revolución no tiene nada que ver con los atentados
terroristas del régimen", se podía leer en una pancarta agitada por
manifestantes en una mezquita en la ciudad costera de Jableh, cuando el
régimen y la oposición se culpan de los ataques que dejaron 55 muertos y
372 heridos. "Los atentados son un prueba del fracaso (del régimen,
ndlr), nosotros nunca seremos vencidos", proclamaba otra pancarta en
Bukamal (este).
"Bashar, queremos que caigas, aunque sigas asediándonos", gritaban
los manifestantes en la provincia de Idleb (noroeste). Los activistas
contrarios al régimen llamaron a los habitantes de Damasco a
manifestarse para "sublevarse" en contra del régimen que, según ellos,
"no dudará en matar a todo el pueblo para lograr su objetivo".
Según el OSDH, 938 personas, de las cuales 662 civiles, han muerto en
la violencia que sigue azotando al país desde la tregua, técnicamente
en vigor desde el 12 de julio. El Consejo de Seguridad de la ONU pidió
al régimen y a la oposición "el cese de toda forma de violencia armada"
conforme al plan de Kofi Annan que preve el alto el fuego y una retirada
de ejército de las ciudades.
Los coches cargados con "más de una tonelada de explosivos" según el
régimen explotaron el jueves en hora punta frente a un edificio de los
servicios de seguridad en el barrio Qazzaz en Damasco. La mayoría de las
víctimas son policías, según el OSDH.
Para el régimen, que asimila a los rebeldes a "terroristas" y no
reconoce la amplitud de la protesta, estos atentados son la prueba de
que Siria es el blanco de un "complot terrorista" financiado por el
extranjero. Los rebeldes han negado cualquier implicación en los
atentados de Damasco. Según el Consejo Nacional Sirio (CNS), principal
componente de la oposición, es el régimen quien recurre a "una nueva
técnica, el terrorismo" para sabotear el plan de Annan.
El viernes, las tropas sirias bombardearon la ciudad rebelde de
Rastan, en la provincia de Homs (centro) y mataron a cuatro civiles en
operaciones en Hama (centro), según el OSDH. La escalada de la
violencia, a pesar de la presencia de la misión de observadores de la
ONU que no lograr hacer respetar la tregua y calificado de "peligrosa"
por el jefe de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, coloca al país al borde de
la guerra civil, según los analistas.
"Desde el primer día, el régimen ha respondido a las protestas con la
guerra", dijo Paul Salem, director del Centro Carnegie para Medio
Oriente. "Creó una guerra y probablemente terminará por sufrir las
consecuencias", agregó. La violencia ha dejado más de 12.000 muertos
desde marzo de 2011, en gran mayoría civiles víctimas de la represión,
según el OSDH.
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