SANTIAGO DE CHILE.- Del 8 al 14 de octubre se celebra en todo el mundo la Semana de
Acción Global contra la Deuda y las Instituciones Financieras
Internacionales. Esta semana de lucha fue instaurada en el Foro Social
Mundial de Nairobi en 2007 para denunciar la injusticia que supone la
deuda externa para los estados de la periferia y las políticas de
sometimiento que han jugado en torno a ella los organismos
multilaterales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.
Desde que estalló la burbuja inmobiliaria y desencadenó la crisis
financiera, la deuda se ha convertido en nuestra mayor pesadilla y en la
excusa perfecta para que los poderes financieros impongan las reformas
ultraliberales que venían buscando desde hace tiempo para garantizar una
mayor tasa de transferencia de capital de las rentas medias y bajas a
las altas.
Al igual que ocurre desde la década de los 80 con los pueblos de
América Latina, África o Asia, la deuda se ha convertido en el principal
arma de dominación masiva de los poderes financieros para subyugar
también a las democracias europeas. Desde la firma del Tratado de
Maastricht para la adopción del Euro, los tratados firmados por nuestros
gobernantes, como el Pacto del Euro o el Pacto de Estabilidad
Financiera otorgan cada vez más competencias monetarias, fiscales y
presupuestarias a organismos no electos por la ciudadanía como la
Comisión Europea o el Banco Central Europeo lo que supone una usurpación
directa de soberanía. El caso más flagrante de injerencia de estos
organismos en nuestra soberanía se produjo el año pasado con la
vergonzosa reforma de la constitución para priorizar el pago de la deuda
por encima de los derechos de las personas, sin la más mínima consulta
social. Por si fuera poco, ya se está preparando un nuevo golpe a
nuestra precaria democracia, mediante el Mecanismo Europeo de
Estabilidad (MEDE), que nos someterá a los dictámenes del Fondo
Monetario Internacional y sus tristemente famosos Planes de Ajuste
Estructural que arrasaron las economías de los países empobrecidos
durante décadas. Este robo de soberanía popular ha dejado claro que la
democracia es incompatible con el capitalismo.
Es por este motivo que decimos que la deuda es ilegítima, porque al
igual que en los Estados de la periferia, ha sido inducida por los
poderes financieros para someter a las poblaciones a sus intereses
privados. Pero además, la mayor parte de la deuda del Estado español se
ha contraído para beneficiar a una élite minoritaria y en perjuicio de
la mayoría. El más claro exponente lo tenemos en el salvamento de la
banca, que ya ha supuesto más de 215.000 millones de euros para las
arcas públicas, a lo que habrá que sumar los 100.000 millones del fondo
de rescate que la Unión Europea ha puesto a disposición de la banca
española y del cual el Estado es el último garante. De esta manera, la
deuda privada se convierte en una deuda pública que debemos pagar
todo/as, pero de la cual no nos hemos beneficiado, sino más bien al
contrario, pues el pago de esta deuda supone una enorme detracción de
recursos necesarios para garantizar derechos básicos como la sanidad, la
educación, las pensiones o un salario digno.
Por eso, desde la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda hemos
iniciado un proceso de auditoría ciudadana que demuestre su
ilegitimidad, para repudiar pago y exigir responsabilidades civiles y
penales a aquellos que las generaron. Hacemos un llamamiento a toda la
población a sumarse a este proceso y a salir a la calle en esta semana
de la deuda, y especialmente el día 13 de octubre, día de acción global
contra la deuda, para defender nuestra soberanía y decir alto y claro
¡NO DEBEMOS! ¡NO PAGAMOS!
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