Me temo que la decisión de Pedro Sánchez disolviendo la
directiva de la PSM no va a ser un camino de rosas. Tomás Gómez ya
amenaza con acudir a los tribunales. Esos mismos tribunales que
investigan su paso como alcalde de Parla donde se puso en marcha el
famoso tranvía de la discordia. Ese tranvía que se presupuestó en
noventa millones y al final costó más de trescientos. Como todo lo que
vienen haciendo los políticos. Ya saben.
Sacan a concurso obra pública
por cien millones, por ejemplo, y la constructora que se lo adjudica
luego pasa modificaciones y factura el doble, o el triple de lo
inicialmente presupuestado. Son actuaciones normales. Y como pasó en la
ampliación del Canal de Panamá. La autoridad de aquel país no entendía
que si la empresa española, Sacyr, se había adjudicado la construcción
ahora pasara una nueva factura de mil seiscientos millones de dólares de
imprevistos.
Me
temo que la decisión de Pedro Sánchez sea el anticipo del escándalo que
oculta el famoso tranvía de Parla. Porque después del culebrón de los
famosos "ERES" en Andalucía. Después del fraude en cursos de formación
en Andalucía que están llevando a decenas de socialistas a pasar por los
calabozos policiales, después de la podredumbre que todo lo anega, pues
Pedro Sánchez ha dado un puñetazo en la mesa.
Precisamente en la mesa
del centro de poder socialista más importante de España. Sí, más que
Andalucía. Porque Madrid es mucho Madrid. Y si Tomás Gómez y su
candidato a la alcaldía, el profesor de economía y conocido tertuliano,
Antonio Miguel Carmona, ganan en la capital, pues el reflejo en el resto
de la piel de toro es inmediata.
Me
temo que tras la decisión de Pedro Sánchez vendrán los dimes y diretes
dentro del propio aparato socialista. En las próximas elecciones se
juegan muchos cargos, y eso de dejar de pisar moqueta no mola. Y
lucharán con uñas y dientes para asegurarse los primeros puestos en las
listas, porque ya saben que muchos quedarán en el camino.
Y muchos de
los que se queden sin moqueta no tienen oficio ni beneficio conocido y
puede que hasta se les vea, en el futuro, en las colas del paro. Una
pena, pero parece que asistimos a uno de los últimos coletazos del
socialismo. El pesoe, tal como lo conocíamos en tiempos de Felipe
González, y que Rodríguez Zapatero se encargó de liquidarlo, está a
punto de su desmembración, como Izquierda Unida.
A Rajoy se le aparece la Vírgen cuando menos se lo merece. ¿Entienden?
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
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