martes, 18 de octubre de 2011

Edificio 15-O: el símbolo contra los desahucios en Barcelona

BARCELONA.- La solidaridad es protagonista en el que ya se conoce como Edificio 15-O. Gabriel y Rosa fueron de las primeras familias en llegar al edificio y saben lo que es ser desahuciados. Esta pareja tiene tres hijos que estaban en casa cuando los Mossos d'Esquadra se presentaron sin previo aviso para desalojarlos. Uno de los pequeños sufrió un ataque epiléptico "al ver tres policías abalanzándose sobre su padre", explicaba Rosa en 'Público'.

La pareja llegó a esa pequeña plaza de Nou Barris con una de las tres marchas en las que se dividió la manifestación del pasado sábado y la ocupación del edificio los cogió por sorpresa. "Fue tremendo", resumía Gabriel. Desde entonces, la pareja no ha parado, tratando de convertir los pisos en hogares y resistir a un eventual desalojo, con la ayuda de la asamblea de barrio, que organiza una acampada ante el edificio. Ayer empezaban a instalarse debidamente en los pisos repartidos entre las diez familias. "Estamos muy agradecidos a los vecinos, nos han traído muebles, comida y hasta dinero para comprar más", decía Rosa.
Pero también hay quienes, sin embargo, no entienden la iniciativa. Tras informarse de la situación, una vecina insistió en que necesitaba una vivienda. "Aquí están todas llenas", le explicó un indignado, "pero sólo en este barrio hay suficientes pisos vacíos para todos", añadió. Más tarde, Salva Torres aseguraba: "No somos una ONG que regala pisos, se trata de familias que lleva tiempo trabajando con nosotros. Las diez han sido seleccionadas por los colectivos que estuvieron preparando la columna de vivienda del 15-O".
Torres aseguró que "este edificio se ha convertido en un símbolo". También permite difundir el problema de la vivienda en uno de los barrios de Barcelona más afectados por los desahucios. Santiago pasa cada día por delante del edificio tras recoger a sus hijos en la escuela y ayer les explicaba qué es un desahucio. "Yo me imagino en esta situación y sin duda ocuparía un piso vacío", aseveraba.
Después de que Salva explicara la situación de Montse, la mujer de Ramón se acercó a ofrecerle un cigarrillo. Ramón contaba contento que podrá instalar a los siete miembros de su familia en el edificio. Jaume, uno de sus hijos, lleva desde sábado correteando por la plaza pero la de ayer era la primera noche que los niños dormían en el edificio. María, una vecina que ayuda como cocinera, contaba, después de ofrecerle un vaso de zumo al pequeño, que tampoco puede pagar un alquiler y tarde o temprano también podría acabar sin casa.

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