¿Qué ha pasado con la banca española que Zapatero presentó hace tres años, en Nueva York, como la “más sólida del mundo”, para que aparezca ahora como colista, junto a la griega, en los test de solvencia de la UE?
El juicio inicial de Zapatero recogía la creencia –en otro tiempo extendida– de que las provisiones y ratios de solvencia que estaba obligada respetar la banca española le aseguraban una situación tan saneada, que parecían excesivos. Se soslayaba que, más allá de provisiones y ratios, la banca española presentaba dos puntos débiles: su fuerte dependencia de la financiación exterior y su excesiva exposición al riesgo inmobiliario. Pues la financiación del enorme auge especulativo gobernado por “el ladrillo”, además de devorar el ahorro interno, empujó a la banca a seguirlo financiando con cargo al exterior, con el consentimiento de unas autoridades irresponsables. La banca empezó a sufrir, ya en 2008, las consecuencias conjuntas del pinchazo de la burbuja inmobiliaria y de la desaparición de la liquidez externa tan barata y abundante que la venía alimentando, motivando la consabida “sequía de créditos”.
Las copiosas inyecciones de dinero público y del BCE practicadas desde entonces para paliar la crisis de liquidez de la banca, cambiaron radicalmente el contexto y los criterios utilizados para juzgarla. La inflación de emisiones de deuda pública y de compras de esta por la banca invirtió, primero, el rol de los personajes: a medida que se acentuó el déficit y el endeudamiento del Estado, este pasó de ser salvador, a ser víctima del sistema financiero, que le exigía solvencia y recortes presupuestarios. Después la propia banca acabó siendo penalizada al ver recortados sus activos, no sólo por el derrumbe de las cotizaciones bursátiles e inmobiliarias, sino de la deuda pública de los estados más débiles, que ahora se exige contabilizar a precios de mercado. ¿Quién iba a pensar hace poco que la banca española vería rebajada su puntuación por tener tanta deuda pública española…o por emitir hábilmente pasivos exigibles (bonos) convertibles en pasivos no exigibles (acciones)? Pobre banca española, la han suspendido en un examen en el que ni siquiera entraban los pufos inmobiliarios.
(*) Estadístico
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