WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama,
ha decidido suspender la deportación de jóvenes
inmigrantes que han vivido durante más de cinco años en Estados Unidos y
les ha abierto la puerta de la inserción laboral. Este enérgico gesto
dirigido a la comunidad latina, uno de los principales graneros de votos
para Obama, se produce a algo más de cuatro meses de las elecciones
presidenciales y cuando el candidato republicano, Mitt Romney, se
dispone a emprender la campaña electoral.
Aunque Obama ha aclarado que esta laxitud de la regulación
migratoria está sometida a ciertas condiciones, el presidente
estadounidense ha ensalzado el propósito de "remendar y hacer más justa y
ecuánime" la situación migratoria de miles de jóvenes.
"Son estadounidenses en su corazón, en sus mentes, en todo
menos sobre el papel", ha subrayado. "No tiene sentido expulsar del país
a estos jóvenes que de cualquier manera que se les mire son
estadounidenses", ha agregado.
Bajo el nombre de Dream Act (ley del sueño), Obama aboga por
que los inmigrantes sin la documentación regularizada de entre 16 y 30
años, y que hayan vivido al menos cinco años consecutivos en Estados
Unidos puedan continuar en el país, además de trabajar. Así pues,
alrededor de 800.000 personas podrían verse beneficiadas por esta
iniciativa legislativa.
La secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, ha
explicado que este viraje en la política migratoria no contempla la
concesión de un permiso de residencia permanente ni de la nacionalidad
estadounidense.
La Dream Act permitirá que los jóvenes menores de 30 que
llegaron a Estados Unidos antes de los 16, que no tengan antecedentes
penales o supongan una amenaza a la seguridad y que hayan sido unos
buenos estudiantes o hayan servido en el Ejército, obtendrán dos años
más de margen para su regularización antes de que se oficialice su
deportación, ha precisado Napolitano.
En un mensaje a los escépticos, la Casa Blanca ha remarcado
que esta medida es "buena para la economía, buena para la seguridad y es
lo que se debe hacer". En este sentido también se ha pronunciado el
presidente norteamericano. Esta ley hará "más justa, eficiente y
equitativa" la política de inmigración estadounidense, ha enfatizado
Obama. "Esto no es una amnistía, ni una inmunidad, ni tampoco un camino
hacia la concesión de la ciudadanía: esta es una medida temporal y
provisional", ha incidido.
Este anuncio emplaza a Romney a que se pronuncie sobre un
asunto que divide al núcleo del Partido Republicano. Con el ascenso de
figuras carismáticas como Marco Rubio, senador por Florida, la férrea
oposición del ala más conservadora republicana ha mantenido la Dream Act
en punto muerto, a pesar de que al final de la pasada legislatura hubo
atisbos de consenso entre el Partido Demócrata y el Republicano.
No obstante, la aparición de Romney, de corte más moderado que
sus antecesores en el partido, vaticinaba un cambio en las posturas
migratorias de los republicanos, de la mano del senador
cubano-estadounidense Rubio. Las críticas de las que estaba siendo
objeto el Gobierno de Obama por las numerosas promesas electorales
incumplidas en materia migratoria también han adelantado este anuncio.
Por contra, el presidente de la Comisión Judicial de la Cámara
de Representantes, el congresista republicano Lamar Smith, ha
recriminado esta medida por "garantizar una amnistía a millones de
posibles inmigrantes ilegales".
"Muchos inmigrantes ilegales aducirán de
forma falsa que vinieron aquí cuando eran niños y el Gobierno no tendrá
otra opción que considerar que sus reclamaciones son verdaderas", ha
criticado Smith, "y una vez que
De acuerdo con un estudio elaborado en el año 2009, cuatro
millones de menores indocumentados habían nacido en Estados Unidos.
Asimismo, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados
Unidos deportó a un total de 396.900 inmigrantes ilegales durante el
pasado año, la cifra más alta en la historia de la agencia.
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