El día de ayer fue extraordinario.
Palinuro colgó una entrada titulada Estado de insurrección latente en la que se daba
cuenta del ánimo que prevalecía en las redes, de indignación,
compartida por mucha gente. Los funcionarios, el sector más castigado
no ya por la crisis sino por las medidas de los sucesivos gobiernos
para luchar contra ella, se estaban movilizando de modo espontáneo,
horizontal, viral, al estilo de las redes. Si hay un grupo que encaje
en la definición de la multitud inteligente, es el de los
funcionarios. Un porcentaje muy elevado de ellos está en las redes,
comparten información con otros colectivos y pueden organizarse
reticularmente. A ellos se fueron uniendo de un modo u otro a lo largo
del día los bomberos y algunos policías y la cosa se puso muy
prometedora cuando se difundió un comunicado de una Asociación de
militares solidarizándose con las protestas contra la agresión del
gobierno.
La acción de protesta, no organizada
por nadie, sin permiso de la Delegación del Gobierno, se mantuvo todo
el día en diferentes puntos y aguantó hasta bien entrada la noche en la
plaza de Neptuno pues la policía había cortado el paso al Congreso a la
entrada de la Carrera de San Jerónimo. La imagen era simbólica: el
Congreso de representantes de un país en un bunker, protegido por la
policía contra sus representados. Algo está cambiando en España a toda
velocidad, desde el anuncio del paquete de medidas del gobierno, todas
ellas de sacrificio a las clases medias y bajas y ninguna para las
clases altas o el clero. Actualización del antiguo régimen: gobierno de
la aristocracia y el clero contra el estado llano o del 1% contra el
99%.
Ayudó mucho a encender la mecha de la
indignación popular el "¡Que se jodan!" de la diputada Andrea Fabra.
Esta majadera, hija, nieta y biznieta de caciques casi le monta una
revolución al gobierno. Y más con sus "explicaciones", al decir que, en
realidad, insultaba a los socialistas, como si eso que, además es
falso, fuera aceptable. El gobierno no supo obligarla a dimitir y ahora
tiene ya la canción del verano bajo la forma de un videoclip de Diego
Escusol, que, a día de hoy, había tenido
152.337 visitas en 48 horas.
Esos 152.337 no son los millones que
ven la tele pero, aparte de que llegarán a serlo, hoy son los que tiran
de los demás. Con esto se está diciendo, incluso en las sociedades
mediáticas, el control absoluto de los medios no garantiza la eficaz
manipulación de la opinión pública porque internet lo impide. Ya hace
tiempo que la ciberpolítica está imponiendo sus reglas en las redes e
incluso cuando hay actividad material, real, callejera, está en
relación con las redes.
La multitud inteligente se ha
manifestado ya y procede, como era de esperar, aplicando las enseñanzas
de la experiencia, esto es, la del 15-M que, por cierto, está muy
presente en todas estas movilizaciones y sobre todo la principal: las
concentraciones pacíficas en lugares públicos. Si esas concentraciones
acaban arrastrando a otros sectores de funcionarios, los médicos, los
profesores, los jueces (ya le hicieron estos una huelga a Zapatero) y
hasta los policías, el gobierno tendrá que dar marcha atrás.
Lo que suceda a continuación no se
puede prever. Dependerá de quién recupere la iniciativa y cómo la
ejerza.
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED, España
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