La designación de Garzón como director del equipo jurídico de defensa de
Assange habla mucho en favor del activista y del juez. Del activista
por haber elegido a un juez que combina su respeto por las garantías
legales con una firme voluntad de lucha política en pro de causas
justas, entendiendo por tales aquí las que afectan a los derechos
fundamentales de los individuos. Del juez porque el nombramiento
demuestra el gran prestigio mundial del nombrado que sus oscuros colegas
de profesión no han conseguido aniquilar condenándolo por un delito; al
contrario, lo han magnificado. La persecución injusta ennoblece las
causas ya de por sí nobles. La combinación es perfecta. Son dos
personajes extraordinariamente mediáticos situados en el centro de un
huracán mundial en el que intervienen los más diversos actores, desde
grandes potencias hasta organizaciones radicales secretas y servicios de
espionaje de lo más variado, incluido, probablemente, el Vaticano.
Al comienzo de la aventura de WikiLeaks, Palinuro, dejándose llevar por su atávico optimismo, calificó a Julian Assange como un héroe de nuestro tiempo,
una especie de caballero andante de la era digital, enfrentándose a los
poderosos, deshaciendo entuertos, revelando maquinaciones, amparando a
los débiles. La organización es una especie de estado mayor de un
movimiento difuso de masas ilustradas que tienen acceso privilegiado a
informaciones sensibles por muchos conceptos. Las fuentes de WikiLeaks
son los miles de ojos de los internautas que, como si fueran cien Argos,
todo lo ven, lo escanean y se lo hacen llegar a la organización. Ningún servicio secreto estará seguro mientras exista WikiLeaks
que se nutre de informaciones de multitudes anónimas. De ahí que sea
una organización sometida a persecución implacable por los poderes de la
tierra y del cielo. Se observa en las cuatro afirmaciones que hace la
página y que, traducidas al español, dicen:
- WikiLeaks: 602 días de bloqueo bancario - sin decisión judicial
- Assange: 599 días de detención - sin cargos
- Manning: 796 días en la cárcel - sin proceso
- Gran Jurado: 682 días de Tribunal secreto estadounidense - sin transparencia.
Es muy fuerte: tribunales secretos, penas de prisión prolongadas sin
juicio. Es un asalto a los derechos fundamentales casi de carácter
absolutista. Tratan de esfixiar la organización económicamente y por eso
esta pide donaciones. El que pueda hacerlas que las haga. La causa
merece la pena. Es acabar con el secreto en el poder político antes de
que el poder político acabe con las libertades.
Leo en Twitter, en @wikileaks"El
opio de los Juegos Olímpicos encubre un caso de corrupción de la
policía británica, los disparos contra manifestantes saudíes y otro robo
de tierra de Israel. ¿Qué viene después?" Se me ocurren varios temas
más que podrían ocultarse tras las competiciones deportivas, por
ejemplo, una posible guerra entre la China y el Vietnam o una crisis
bancaria de la India o el efecto de la pérdida del hielo en Groenlandia.
WikiLeaks se ha convertido en una pieza esencial del edificio de las libertades humanas.
(*) Catedrático de Ciencia Política de la UNED, Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario