MADRID.- Mantas, leña y frío..., es lo que los expertos llaman el auge de la pobreza energética. La Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) —pionera en estudiar esta problemática poco conocida en España pero cada vez más extendida— calcula que este invierno más de 2,5 millones de familias, el 15% de los hogares, no calientan sus viviendas de forma adecuada (18-20 grados) por falta de recursos con los que pagar las facturas, según revela '20 minutos'.
José Luis López, director del proyecto 'pobreza energética' de ACA, confirma que el número de pobres energéticos ha crecido un 5% en solo dos años, espoleado por la reducción de los ingresos de las familias a causa del paro y por el encarecimiento de la energía (en enero sube la luz un 3%, en julio pasado ya subió un 7%).
Las compañías de la luz, el gas y el agua no tienen costumbre de
facilitar datos sobre morosos. Intrum Justitia, multinacional sueca
encargada de cobrar los impagos de Endesa, entre otras compañías, ha
realizado un estudio que arroja una subida en el último año del 1,5% al
1,8% de las pérdidas por impago en las cuentas de las suministradoras de energía y agua.
"Es un nivel bastante bajo", advierten, "en parte porque es difícil
vivir sin agua o sin energía, pero la recesión ha hecho que la mayoría
de las empresas noten mayores retrasos en el pago por parte de sus
clientes".
En Cruz Roja
saben bien qué ocurre si no se paga el recibo. En dos meses, llega el
corte del servicio. Lidian con ello a menudo. El 43% de las personas que
atienden no pueden costearse la calefacción, según su última memoria.
Son más de un millón de personas sin ingresos, explica José Javier
Sánchez, responsable de inclusión social de la ONG. Además, cada vez
gente que antes tenía una situación "normalizada" entra en riesgo de
pobreza por la pérdida del empleo.
Hay tres factores que agravan la pobreza energética en España: la precariedad laboral, la mala calidad de las viviendas (aislamiento/humedades) y la subida de los precios de la energía.
En Cruz Roja han implantado este año por primera vez una ayuda
específica a los afectados de pobreza energética. Además de ayudar a
pagar algún recibo a familias con necesidades y educar en el consumo más
responsable, distribuyen estufas y mantas en plena
campaña invernal. "Cada vez más nos dicen que sí a las mantas y no a
las estufas, porque no pueden pagar los recibos", explican en Cruz Roja.
Los expertos, que piden que se tenga en cuenta la eficiencia energética
en las nuevas construcciones, alertan de las graves consecuencias para
la salud de ser pobre energético. La falta de calor en el hogar "causa incluso más muertes que los accidentes de tráfico, a ella se pueden atribuir del orden de 2.300 de muertes prematuras cada invierno", aseguran.
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