MADRID.- El 80% por ciento de los jóvenes
investigadores españoles en el extranjero no se plantea regresar a
España, según determina el estudio 'Innovacef', que analiza el grado de
confianza de los jóvenes científicos del país en el sistema de I+D+i
español, comparándolo con la situación de los científicos españoles que
realizan su actividad en el extranjero.
El estudio ha sido elaborado por la Universidad a Distancia de
Madrid (UDIMA) y el Centro de Estudios Financieros, en colaboración con
la Federación de Jóvenes Investigadores/Precarios, el Colegio Oficial de
Físicos, la Fundación Universidad-Empresa, la Comunidad de Científicos
Españoles en Reino Unido y la Sociedad de Científicos Españoles en la
República Federal de Alemania.
En la edición de 2013, los jóvenes investigadores que trabajan en
España califican con un 4 sobre 10 al grado de confianza que les
transmite el sistema nacional de I+D+i. Esta cifra, que repite la del
año pasado, se mantiene como la menor registrada en las ocho ediciones
de de este estudio, que alcanzó su máximo en el año 2009 con un 4,3.
Por su parte, aquellos científicos que desarrollan su actividad
fuera califican el sistema de I+D+i de sus respectivos países de acogida
en 6 puntos, frente a los 5,7 del año 2012. Dicho índice alcanzó un
máximo nivel en el año 2010 con 6,3 puntos.
Estos científicos consideran que el mejor lugar para investigar es
Francia con una puntuación de 7 puntos, seguido de Reino Unido con 6,6
puntos y Estados Unidos con 6,2. En cuanto a las principales diferencias
entre las condiciones laborales que se ofrecen en el extranjero y en
España son, por este orden: los salarios, la financiación, el
reconocimiento social, la estabilidad laboral y la carrera
investigadora.
Los jóvenes investigadores creen que el país debe mejorar la
solicitud de patentes, la acción comercial de las instituciones de
transferencia del conocimiento y la financiación privada. Todos estos
aspectos no logran superar los 5 puntos.
Esta situación ha llevado a que un 81 por ciento de los
científicos que trabajan en España a tener "altas posibilidades" de
marcharse al extranjero, frente al 76 por ciento de 2012.
El profesor del Grado de ADE de la UDIMA e investigador principal
de este informe, Pedro Aceituno, ha señalado que "con estos datos en su
balance de movilidad investigadora, España se encuentra ante un grave
problema estratégico".
"Se está perdiendo un capital humano que tendría
que estar colaborando para ayudarnos a salir de la crisis", ha
denunciado.
Sin embargo, a su juicio, "hay motivos para la esperanza en la
creación de sociedades de científicos españoles en el exterior (Alemania
y Reino Unido), algo que podría con el tiempo ayudar a mantener los
vínculos con estas comunidades de manera que se facilite su regreso
cuando el sistema nacional de I+D+i pueda ofrecer unas adecuadas
condiciones profesionales".
Por otra parte, Aceituno ha indicado que "dado que el sector
público español se encuentra inmerso en un intenso proceso de ajuste
presupuestario, podría ser el sector privado el que cogiera el testigo
de la contratación de los científicos, tratando de integrar lo
profesional con lo académico de forma que todos, investigadores,
empresarios, economía y sociedad española, salgan ganando".
Precisamente, en relación con el tipo de cooperación con el sector
empresarial, el estudio determina que, alrededor de la mitad de los dos
colectivos encuestados, el 52 por ciento (España) y el 48 por ciento
(extranjero), no tienen previsto colaborar con el sector empresarial.
De los investigadores que tienen perspectivas favorables en este
sentido, las opciones más destacadas han sido por este orden: proyectos
de investigación conjuntos, contratos de investigación y asistencia a
congresos.
'Innovacef 2013' se ha realizado sobre una muestra 773
científicos, divididos en 546 jóvenes investigadores que realizan su
actividad en España y 227 científicos españoles que desarrollan su labor
en el exterior.
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