MADRID.- La pérdida de cohesión social y el empobrecimiento de la
clase media junto al enriquecimiento de los más poderosos en plena
crisis económica ha deteriorado la convivencia hasta el punto de
peligrar la propia paz social. "Las polarización de la sociedad por la
crisis puede llevar a la violencia", alerta Marina Subirats, catedrática
emérita de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona y una de
las 1.500 participantes que asisten al XI Congreso Español de Sociología
que se celebra hasta el viernes en Madrid.
En este
encuentro los expertos analizarán las consecuencias sociales de la
crisis tras los recortes del Estado de bienestar y la pérdida de
credibilidad de la clase política.
“Durante los últimos treinta años, en que se ha configurado
en el mundo la globalización, el pensamiento social ha estado
hegemonizado por la economía”, explica Subirats. En su opinión, este
pensamiento económico neoliberal “nos ha conducido al desastre
colectivo”. Puso como ejemplo los nuevos actores sociales globales
capaces de pasar por encima de los Estados y que los países no pueden
controlar y a los que imponen sus intereses.
Una políticas que favorecen la desigualdad social y pueden
“provocar violencia” en las calles. Subirats ha asegurado que la
obligación de los sociólogos es “aclarar” los procesos en curso y
ofrecer la máxima información para evitar la manipulación de la
población desde los órganos de poder.
Sin embargo, los expertos coinciden en que la crisis es
mucho más profunda, donde en realidad conviven cuatro crisis
simultáneas: económica, institucional, política y social. “La más
preocupante es la política, la falta de liderazgo”, asegura Emilio Lamo
de Espinosa, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de
Madrid, quien critica la partitocracia de unas formaciones políticas
“que no se han democratizado hacia dentro”.
“Es evidente que hay que limitar el poder de los partidos y
que hay que obligarles a revisarse y a organizarse de un modo más
democrático y abierto”, afirma Lamo de Espinosa. Y es que, en su
opinión, los partidos hoy en día viven cerrados en su propio mundo sin
escuchar ni comunicar con la sociedad hasta convertirse en “partidos
zombis”. Para corregir esta situación, apuesta por una democracia más
participativa con listas abiertas y mayor transparencia.
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