TORONTO.- Canadá se pregunta de nuevo qué hacer con el movimiento
separatista, cuando los sondeos anticipan la victoria por mayoría
absoluta del soberanista Partido Quebequés (PQ) en las elecciones
provinciales del 7 de abril.
Aunque las últimas encuestas señalan que el PQ de la primera ministra
quebequesa, Pauline Marois, mantiene sólo una pequeña ventaja sobre el
federalista Partido Liberal de Québec (PLQ), las particularidades del
sistema electoral canadiense apuntan a que los soberanistas están a las
puertas de la mayoría absoluta.
Un sondeo publicado el 5 de marzo y realizado por la empresa Léger
indicó que el PQ cuenta con el apoyo del 37 % de los votantes de Québec y
el PLQ con el 35 %.
En febrero, una encuesta efectuada por CROP colocaba al PQ con una intención de voto del 40 %, frente al 34 % del PLQ.
Los sondeos también pronostican un desplome del partido nacionalista moderado Coalition Avenir Québec (CAQ).
Dado que en el sistema electoral canadiense sólo el candidato ganador
en cada circunscripción resulta designado y los votos de los aspirantes
perdedores son descartados y que hay una concentración de votos
federalistas en un número relativamente pequeño de circunscripciones de
Québec, el PQ parece destinado a obtener la mayoría absoluta.
El anuncio hoy de que el magnate de los medios de comunicación y
popular empresario Pierre Karl Péladeau se presentará como candidato del
PQ añade más preocupación a los federalistas ante la posibilidad de que
Marois consiga la preciada mayoría absoluta.
Péladeau -hijo del fundador del grupo Quebecor y hasta hoy presidente
del gigante de las telecomunicaciones y medios, así como de Hydro
Québec, el mayor productor de energía hidroeléctrica de Canadá- es
popular en circunscripciones de las ciudades de Montreal y Québec que el
PQ necesita para conseguir la mayoría absoluta.
El periodista Martin Patriquin dijo hoy que el anuncio de Péladeau,
"es enorme. Cambia el juego totalmente. Es un mazazo del PQ. Es
potencialmente letal para la CAQ y un enorme desafío" para el PLQ.
Después de que en las anteriores elecciones de 2012 Marois se tuviera
que contentar con 54 de los 125 escaños de la Asamblea Nacional, el
parlamento provincial de Québec, ahora el PQ puede obtener la mayoría
absoluta y ello lleva al resto de Canadá a plantearse nuevamente qué
hacer con los independentistas.
Ayer, el PQ dio a conocer su plataforma electoral centrada en su
controvertido proyecto de ley Carta de Valores de Québec, que impedirá
que empleados públicos lleven el velo musulmán o la kipá judía y que
contempla la protección del francés y la convocatoria de un referendo
independentista "cuando sea apropiado".
Ante la posibilidad de tensiones renovadas con Québec tras una década
de relativa calma, el primer ministro canadiense, el conservador
Stephen Harper, se ha visto forzado a hacer algo inusual desde que llegó
al poder en 2006: consultar con sus rivales políticos.
Desde la convocatoria anticipada de elecciones, Harper, cuyo Partido
Conservador es marginal en la provincia francófona, ha mantenido
conversaciones sobre Québec con los líderes de los dos partidos de la
oposición, el socialdemócrata Thomas Mulcair y el liberal Justin
Trudeau.
Aunque las consultas de Harper han sido confidenciales, informaciones
filtradas a los medios de comunicación señalan que el primer ministro
canadiense ha solicitado a todos los políticos que no interfieran en las
elecciones para no agitar el avispero.
"Es obvio que el primer ministro quiere asegurar que los federalistas
hablan con una sola voz", dijo una persona conocedora de las
conversaciones entre Harper y los líderes de la oposición.
La estrategia es similar a la que Ottawa puso en práctica en 1995,
durante el segundo referendo independentista celebrado por Québec.
Entonces, el Gobierno federal del Partido Liberal montó una gran
campaña en favor de la unidad y el resultado final del referendo no pudo
ser más ajustado: un 49,42 % a favor de la separación y un 50,58 % en
contra.
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