TOKIO.- Unos 2.200 millones de personas viven actualmente en situación de
pobreza en todo el mundo o se encuentran bajo riesgo de padecerla, más
de un tercio de la población global, según el informe anual del Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), presentado hoy.
El Informe de Desarrollo Humano 2014 elaborado por este organismo
alerta sobre una "persistencia de vulnerabilidades" que minan la mejora
de las condiciones de vida a nivel global, y formula recomendaciones
políticas para lograr un "desarrollo humano sostenible".
Unos 1.500 millones de personas sufren "pobreza multidimensional" en
91 países en vías de desarrollo, es decir, padecen privaciones en las
áreas de sanidad, educación y "estándares básicos de vida", según el
documento.
Este medidor de pobreza del PNUD se elabora cruzando datos sobre
mortalidad infantil, nutrición, escolarización y sobre acceso a
saneamiento, electricidad, alojamiento y agua potable, y difiere de
otros indicadores basados en el nivel de ingresos.
Entre las personas afectadas por la pobreza, 842 millones padecen
hambruna crónica, un 12% de la población mundial, destaca el documento
presentado hoy en Tokio por la administradora del Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Helen Clark, y el primer
ministro nipón, Shinzo Abe.
Otros 800 millones de personas -el 15% de la población mundial- se
encuentran "en riesgo de pobreza", según los datos del informe, que no
obstante destaca los "recientes progresos logrados en la reducción de la
pobreza a nivel global". Además, unos 1.500 millones de trabajadores o
la mitad de la fuerza laboral mundial tienen puestos de trabajo
"informales o precarios", mientras que el 80% de la población de todo el
mundo carece de sistema de pensiones y de seguro de desempleo.
Estos datos reflejan una ralentización del índice de desarrollo
humano en todas las regiones (IDH), lo que el PNUD achaca a las "crisis
financieras, fluctuaciones de los precios de la comida, desastres
naturales y conflictos violentos".
Ante esta situación, el PNUD defiende "el acceso universal a
servicios básicos de protección social" tanto en los países ricos como
en aquellos en vías de desarrollo, con objeto de "aumentar la
resistencia de los grupos de población más vulnerables" ante factores
negativos externos como los antes citadas. También reclama a los
Gobiernos de todo el mundo que "recuperen" el objetivo del pleno empleo,
una estrategia habitual en las agendas macroeconómicas de las décadas
de 1950 y de 1960 y abandonada tras las crisis del petróleo de los años
70, según el documento del programa de Naciones Unidas.
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