Tras treinta años de corrupción institucionalizada en los
partidos políticos que han gobernado España y sus autonomías, creo que
habría que contar con una mano y sobran dedos los empresarios que
cumplen condena por corrupción. Porque igual que Eva dio la manzana a
Adán, son los empresarios quienes primero ofrecieron comisiones a los
políticos para que engrasaran proyectos atascados, o imposibles de
aprobar porque incumplían alguna norma.
El
político, que entonces procedía de puestos humildes, enseguida le
brillaron los ojos y estamos donde estamos. Con una larga trayectoria de
casos de corrupción, de robos, de despilfarro en coches oficiales,
secretarias, cargos de confianza, puestos en consejos de administración
bien remunerados... El caso es que esa práctica ha empobrecido a España.
Y esa política corrupta la ha llevado a la ruina. Sí, porque se ha
creado un estado mastodóntico, con autonomías llenas de funcionarios
colocados a dedo, con empresas ficticias que dependen de ayuntamientos,
autonomías, con televisiones autonómicas ruinosas...
Porque
los empresarios son los que corren detrás de los políticos para
asegurarse la obra oficial. Si, empresarios que quieren hacer regalos a
los políticos, que quieren darle una comisión por los servicios
prestados. Porque una vez que un político pierde la virginidad, exigirá
su comisión cada vez que firme un proyecto. Como se ha llegado el caso
en Cataluña, que ahora todos parecen caerse del guindo sobre la práctica
de la familia Pujol y los políticos que durante más de treinta años han
gobernado la región.
En
Madrid, por ejemplo, era conocido determinado empresario de la
construcción, emparentado con un implicado en el caso Malaya, que
recorría los ayuntamientos visitando alcaldes a los que le entregaba un
maletín con un millón de euros. Sólo para hacerse amigo. Y eso lo
conocían todos y nadie llevó el caso a la Fiscalía. Casi todos
agradecían la aportación. Luego, claro, había que dejarle que
construyera aparcamientos, plazas, etc.
Recuerdo
en el ochenta y dos cuando un conocido empresario de obras públicas de
Almería andaba como loco para que alguien le presentara a los recién
llegados socialistas. Quería aportar una ayuda al partido local, que en
esas fechas trataba de comprar en subasta el antiguo diario provincial del
Movimiento que Felipe González privatizó nada más llegar al poder. Por
supuesto que todos los diarios fueron a manos amigas...
Lo
dicho. También habría que depurar responsabilidades a toda una
generación de empresarios que han hecho posible el estado de corrupción
que hemos sufrido durante estos treinta años de bipartidismo. Sería lo
justo.
(*) Periodista y director de www.muyconfidencial.com
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