Si en la era del iluminado Rodríguez Zapatero los fieles
socialistas le votaban tapándose la nariz, ahora simplemente van a votar
al enemigo. Votarán al de la coleta porque, aunque no quieren un
régimen bolivariano para este país, llegado a tan nivel de corrupción
generalizada, entienden que ha llegado el momento de la revolución. Que
estos jóvenes acaben con el sistema actual de partidos que colocan a los
suyos y roban en nombre de la democracia. Que acaben con el
bipartidismo que se ha repartido España, desde hace treinta años,
mientras la ciudadanía se empobrece porque los políticos roban a manos
llenas.
Pero me temo
que los que votaban al Partido Popular, fieles como una piña, se han
cansado al saber, día tras día, como sus gallardones, sus acebes, sus
cesados, se colocan en consejos consultivos que sin trabajar les
garantizan de por vida, sueldos de ocho mil quinientos euros mensuales,
secretarias, coches oficiales, chóferes... Un despropósito nada
comparable con las tarjetas Black de Bankia... Y claro, tanto va el
cántaro a la fuente que al final, gracias a que ya no hay manera de
ocultar los abusos, los votantes se han enterado de que gracias a ellos
miles de políticos nos están robando. Y ahora están dispuestos a votar
al demonio, con coleta, con tal de que alguien acabe con los corruptos.
Y
como de aquí a que se celebren elecciones generales todavía están por
salir miles de casos de corrupción, y algunos van a ser muy sonados,
pues me temo que los de Podemos, los que ahora prometen acabar con La
Casta, con ese bipartidismo cómplice de un sistema corrupto que desangra
a caudales, se hagan con el poder. Y entonces se pondrá en cuestión
todo el sistema que durante años ha servido para que una clase política
se lo monte a costa de unos ciudadanos que la crisis les ha crucificado.
Incluso propondrán una reforma constitucional donde hasta se deberá
decidir si monarquía o república...
Aunque
ese paréntesis revolucionario deberá quedarse en sólo eso. Un
paréntesis, en la reciente historia de España, para que de una manera
democrática alguien ponga fin al estado general de corrupción que ahora
nos ahoga. Nos desangra.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
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