Los diez mil euros que ha pagado el Senado para que Juan
Antonio Monago visite a su novia en Canarias si es el chocolate del
loro. Pero el problema es que no sólo el presidente de Extremadura
utiliza el gratis total que concede el Estado a sus parlamentarios para
que viajen a donde sea, gasten lo que sea y no tengan necesidad de
justificar.
Son miles los chocolates que se meriendan los miles de loros
de todos los parlamentos y demás cargos a costa del contribuyente. Porque
mientras el contribuyente hace números para llegar a fin de mes, y paga
sus impuestos, su 21% de IVA, su parte de la Seguridad Social, su
declaración anual a la hacienda pública, nuestros loros, nuestros
políticos parecen insaciables a la hora de comer chocolate.
Entre
el tanto por ciento que las empresas pagan en sobornos a nuestros
políticos y los chocolates, nuestros loros nos están saliendo pelín
caros. Porque aparte de los senadores, congresistas, parlamentarios
regionales, alcaldes, concejales... pues qué quiere que les diga, que se
necesita mucho chocolate para contentar a semejante tropa. Muchos de
ellos con despacho, secretaria, coche, chófer, escolta, como el alcalde
un mi anterior pueblo, un municipio de apenas seis mil habitantes. Pero
con un Audi último modelo aparcado a la puerta del consistorio y un
municipal, vestido de paisano, para hacer de chófer.
Y
es que en esta España reinventada por los socialistas tras arrasar el
28-O, en el siglo pasado, lo primero que hicieron fue ponerse sueldos
dignos, cargos remunerados en puestos que antes sólo eran honoríficos.
La mayoría cambió de coche, de casa y de esposa. Pasó de un pisito de
noventa metros a un chalé que la constructora de turno le facilitaba a
precio de ganga... Del utilitario al Audi de luxe, claro. Y por
supuesto, la primera secretaria que le hacía ojitos, si estaba de buen
ver, la cambiaba por su esposa de toda la vida. ¿Verdad que sí?
¿Empezamos a poner nombres a los miles de ejemplos?
Y
eso lo he vivido en Andalucía, en Canarias, en Madrid y en todas las
regiones que me ha tocado investigar. Y si no, como ejemplo, basta el
caso de don Jordi Pujol y sus hijos... O el caso de Juan Guerra y sus
cafelitos. Fue su despechada ex-esposa quien tiró de la manta.
Pues
va siendo hora de que alguien acabe con tanto chocolate. Tanto viaje a
Canarias pagado por el Senado. Alguien que acabe con tanto privilegiado.
Y que reduzca el número de loros, porque nos salen caros, oiga.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario