lunes, 23 de abril de 2012

Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la mujer que era un secreto y ahora es un problema

MADRID.- Podría ser su hija -tiene 47 años, uno menos que la Infanta Elena- pero es simplemente la 'amiga' de Su Majestad. Corinna zu Sayn-Wittgenstein ha pasado de ser un 'secreto' celosamente guardado, a convertise en un 'problema'. Y serio, porque tiene patas arriba el Palacio de La Zarzuela. Rubia, bella, con una estilizada silueta, de gustos sofisticados y acostumbrada a moverse en los más exquisitos salones, dice 'Periodista Digital'.

Escribe de ella Abigail Campos en 'La Gaceta' que el título nobiliario que utiliza sin rubor y su indiscutible buen físico le abren paso en los círculos sociales más restringidos. Dicen de ella que es inteligente, elegante y que sabe estar.
Su nombre original es Corinna Larsen. Es hija de Finn Bönning Larsen e Ingrid Larsen, y tiene un hermano, de nombre Sven Erik.
Su padre, fallecido el 10 de agosto de 2010, era el director para Europa de la aerolínea brasileña Varig, con sede en Fráncfort, un hombre muy respetado y amante del deporte, que llegó a recibir la orden de Caballero del Reino de Dinamarca y la ciudadanía honoraria de Brasil.
Nacida en Fráncfort -y no en Suecia, como erróneamente se dice- el 19 de enero de 1965, Corinna es la directora general de Boss & Co gunmakers, una prestigiosa armería fundada en 2000, con base en Londres, y que se dedica a organizar lujosas expediciones de caza y tiro en lugares especiales, con packs que incluyen alojamientos en castillos.
Corinna combina esa faceta con la filantrópica, en la Authentics Foundation, una ONG que se dedica a variadas tareas, como la lucha contra las redes de blanqueo de dinero, narcotráfico o explotación laboral infantil.
Sin embargo, la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein ni es princesa ni se apellida Sayn-Wittgenstein. Lo que ocurre es que sigue utilizando el título de su segundo ex marido, el príncipe Casimir de Sayn-Wittgenstein-Sayn.
La pareja se casó en diciembre de 2000, en una ceremonia civil en Chelsea, Londres. Cassi, como se le conoce, es el segundo hijo de Alexander, el príncipe de Sayn-Wittgenstein-Sayn y de la condesa Gabriella de Schönborn-Wiesentheid, y tiene ocho años menos que ella.
Se sabe que en su familia no agradó el casamiento. Para ella era su segundo matrimonio, porque primero estuvo casada con el potentado Philip Atkins, con quien tuvo una hija en 1992, Nastassa, que hoy vive en Mónaco.
Y entre ambos tuvo una relación con Gert Rudoph Flick, vinculado a la poderosa automovilística Mercedes.
El príncipe alemán se casó con Corinna en una primera ceremonia civil en espera de la anulación matrimonial que permitiera otra religiosa, que finalmente tuvo lugar en Salzburgo, al año siguiente.
Sin embargo, y pese a que tuvieron un hijo (Alexander, nacido en 2002), la cosa acabó en divorcio en 2005.
"Terminaron muy mal", explica un experto en casas reales que pide guardar el anonimato.
El relato coincide con el de Rey Cabieses.
Los Wittgenstein son una de las casas soberanas del Sacro Imperio Romano Germánico con muchas ramas, algunas de ellas extinguidas. Tienen el mismo rango que las casas reales europeas.
"Si un Wittgenstein de nacimiento se casara con un hijo del Rey de España, serían del mismo rango", dice Rey Cabieses.
Sin embargo, en Alemania no son muy conocidos ni tienen ningún peso representativo.
Como le gustaba España -había disfrutado algún verano en Lanzarote-, comenzó a pasar largas temporadas en un chalé en El Pardo y se integró en la vida social, llegando a formar parte de delegaciones empresariales en representación de España en países como Arabia Saudí.
Tiene gustos caros, como los safaris y las actividades acuáticas, y se dice que adquirió un collar de esmeraldas de la condesa de Romanones, que en el pasado fue de Anita Delgado, maharaní de Kapurthala, y que fue vendido por 400.000 euros por Sotheby´s, aunque la casa de subastas no confirma si fue ella quien lo compró.

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